La Intuición y el Arte de la nueva Civilización

En estas páginas entendemos el Arte como una expresión de la Belleza del Mundo de las Ideas, esos Principios o poderes que producen precipitados, las Causas de todas las Formas y de todos los acontecimientos fenoménicos.

Por lo tanto, el verdadero Arte es aquel que es una obra de la intuición y de la inspiración superior. He aquí algunos pasajes que aclaran la naturaleza de estas facultades o cualidades búddhicas (espirituales) que esperan ser realizadas por grupos cada vez más numerosos de Corazones o mentes iluminadas, y que producirán, en los siglos venideros y entre sus principales frutos, la visión de la Belleza y del nuevo Arte:

«Es superfluo hablar del anhelo del Mundo superior a los poetas, músicos, pintores, escultores y cantantes, pues ellos expresan la belleza sobre una base inspirada. ¿Y quién puede decir dónde acaba la mera inspiración y dónde empieza la inspiración jerárquica? No hay límites entre ambos. Lo menor siempre contiene en sí mismo una contribución de lo superior, y es el corazón el único que evalúa el grado de exaltación. Aquel que realmente participa en la creación de la belleza siente que un Principio Rector está por encima de la expresión terrenal. Por eso no es necesario convencerle de la exaltación de la belleza. Quien trabaja en este campo creativo tiembla cuando es consciente de estar creando algo bello.» (Aum, § 300, Agni Yoga)

«DEFINICIÓN DE INTUICIÓN

La intuición no es un sentimiento de amor por los demás y, consecuentemente, de comprensión de los demás. Gran parte de lo que se llama intuición no es más que el reconocimiento de la afinidad y la propiedad de una mente clara y analítica. Los hombres inteligentes que han vivido mucho tiempo, con mucha experiencia y muchos contactos humanos, suelen discernir los problemas y las disposiciones de los demás, siempre que se interesen por ellos, pero esta facultad no debe confundirse con la intuición.

No tiene nada que ver con el psiquismo superior o inferior; tener una visión, oír la Voz del Silencio, reaccionar complacientemente a una enseñanza, no prueban que la intuición esté activa. Tampoco basta con ver símbolos, pues este tipo de percepción es la capacidad de sintonizarse con la Mente Universal, donde produce los patrones de formas en los que se basan los cuerpos etéricos. No es una psicología inteligente, ni un deseo amoroso de ofrecer ayuda, lo que surge de la relación entre una personalidad orientada espiritualmente y el alma, que tiene conciencia de grupo.

La intuición es la comprensión sintética, que es prerrogativa del alma, y esta solo se manifiesta cuando, desde su propio nivel, se extiende en dos direcciones: hacia la Mónada [Espíritu] y hacia la personalidad integrada que está (aunque sea temporalmente) coordinada y unificada. Este es el primer indicio de una unión profundamente subjetiva que encontrará su plenitud en la tercera iniciación.

La intuición es captar el principio de universalidad y, cuando está activa, el sentido de separación desaparece, al menos temporalmente. En su expresión más elevada se conoce como amor universal, que no tiene conexión con el sentimiento o la reacción emocional, sino que es predominantemente la identificación con todos los seres. Entonces se experimenta la verdadera Compasión, se hace imposible criticar, y solo entonces se puede discernir el germen divino, latente en todas las formas. La intuición es la luz misma y cuando se despierta, el mundo se ve como luz y el cuerpo de luz de todas las formas se hace gradualmente visible.» (El Espejismo, un problema mundial, Alice A. Bailey; p. 12, Ed. Sirio; vers. ingl. p. 3)

«En el pasado, el conocimiento directo se llamaba intuición. El conocimiento directo se forma con las acumulaciones de vidas pasadas y se conserva en el Cáliz. En realidad, no se trata simplemente de conocimiento, sino de un conocimiento directo, ya que todo conocimiento adquirido se basa principalmente en la percepción sensible. En cambio, el conocimiento directo se expresa con especial intensidad en cada experiencia trascendental y se despierta a medida que se intensifica la acción de la energía psíquica. (…) todo está entrelazado en mutua colaboración y todo es interdependiente.» (Cartas de Helena Roerich, 1935-1939, Vol. II, 16, p. 245, versión PDF)

«La intuición, o la razón pura, es la facultad que permite al hombre entrar en contacto con la Mente Universal y captar la síntesis del Plan, captar las ideas divinas o aislar alguna verdad pura y fundamental.» (Tratado sobre Magia Blanca, A. A. Bailey, p. 338, Ed. Sirio; vers. ingl. p. 365)

«La intuición es, literalmente, la comprensión sintética e inmediata de la verdad tal como existe en esencia; y el Señor del segundo rayo llevará a su fin todo el proceso evolutivo, desarrollando en la humanidad esa perfecta penetración mental que hará de cada ser humano un colaborador inteligente y perfecto del Plan.» (Psicología Esotérica, A. A. Bailey, p. 149. Ed. Sirio; vers. ingl. p. 134)

«Ten el valor de custodiar los misterios, comprender el gran don del amor al único Dios, cultivar la intuición, para percibir la futura unidad de la raza humana. La única salvación consiste en volver el espíritu a la luz de la Verdad.  (Hojas del Jardín de Morya I, § 2, Agni Yoga)

¡No es la belleza, sino la comprensión de la belleza lo que salvará al mundo!

Dedicado a los Artistas de la nueva Era:

«El hombre espiritual trata de llevar a cabo el Plan e identificarse con la Mente divina en la naturaleza. Retirándose al punto intermedio, intenta realizar su propia divinidad y, una vez hecho esto, se concentra en su forma mental que le pone en relación con la Mente universal; soporta la limitaciones para conocer y servir; pretende llegar al corazón de los hombres y llevarles la “inspiración” desde lo más profundo del corazón del ser espiritual; vuelve a afirmar la realidad de su propia divinidad y, al identificarse temporalmente con su cuerpo de percepción sensorial, sentimiento y emoción, se une al aparato sensorial de la manifestación divina, que lleva el amor de Dios a todas las formas del plano físico. (Tratado sobre Magia Blanca, A. A. Bailey, pp. 233-4, Ed. Sirio; vers. ingl. p. 246)

Nota: Este artículo ha sido traducido del original en italiano; consultar aquí.

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