La Medida del Mundo

Una de las actividades más antiguas de la humanidad ha sido mirar al cielo y hacerse preguntas sobre lo que veía. Esta actividad continúa hasta nuestros días. ¿Qué es el espacio? ¿Qué es el tiempo? Estas cuestiones han estado siempre, y hoy más que nunca, en el centro de la investigación científica y filosófica.

El Universo es una casa muy grande. Nuestra imaginación se esfuerza por concebir las inmensas distancias que nos separan de los objetos que vemos, incluso a simple vista, en el cielo nocturno. Para la Física, la luz es la «entidad» que viaja más rápido que cualquier otra cosa en el Universo. Nada puede viajar más rápido que la luz y, sobre todo, su velocidad es constante, independientemente de la posición y la velocidad del observador. Nuestro Universo tiene leyes y estas leyes imponen una velocidad constante y muy elevada para la luz (aproximadamente 300 000 000 metros por segundo). Como la luz física va siempre a la misma velocidad y nada puede superarla, para hacernos una idea de las distancias cósmicas utilizamos precisamente su velocidad para darnos cuenta de la inmensidad de la que formamos parte.

Veamos algunos ejemplos: El cuerpo celeste más cercano a nosotros es la Luna, que está “solo” a 384 400 km. La luz tarda más o menos un segundo y medio en viajar de la Tierra a la Luna. Digamos que estamos a 1,5 “segundos luz” de la Luna. El Sol está a 150 millones de kilómetros de nosotros y su luz tarda unos 8,5 minutos en llegar hasta nosotros (por lo que la distancia Tierra-Sol es de 8,5 “minutos luz”. Aquí ya podemos hacer una observación interesante. Ahora mismo, si miramos al Sol, no lo vemos en su presente, sino que lo vemos como era hace ocho minutos y medio. Observamos el pasado físico del Sol y no su presente físico; pero vayamos más allá.

Después del Sol, la estrella más cercana a la Tierra es Próxima Centauri. Su luz (la posibilidad del hombre para ver su aspecto físico astronómico) tarda unos 4 años y 2 meses en llegar hasta nosotros. Ahora, si tomamos un telescopio y lo apuntamos a Próxima Centauri, la vemos donde estaba hace 4 años y 2 meses. Último ejemplo: La luz de Sirio tarda 8 años y 9 meses en llegar a la Tierra. Cuando miramos hacia arriba y vemos la brillante estrella Canis Major, vemos a Sirio donde estaba hace 8 años y 9 meses.

Cuando pensamos en ello, estas distancias nos marean. Todas las estrellas que vemos a simple vista forman parte de una región muy pequeña de nuestra galaxia. La luz tarda 52 850 años en viajar de un extremo a otro de la Vía Láctea (nuestra galaxia). La Vía Láctea contiene, grosso modo, unos cien mil millones de estrellas y se estima que el Universo conocido contiene cien mil millones de galaxias como la que habitamos.

La velocidad de la luz es, pues, el instrumento del que disponemos para medir y comprender esas inmensas distancias y, como hemos dicho antes, nuestros telescopios son también máquinas del tiempo (estos son los medios cognoscitivos del intelecto, o la mente concreta para el ocultismo, que induce sus formas de pensamiento basándose en las percepciones de los sentidos físicos y sus “extensiones”, los instrumentos científicos cada vez más refinados en el espacio-tiempo). Los objetos más distantes en el espacio que podemos ver son también los más distantes en nuestro tiempo. Hoy vemos los objetos situados en los confines del Universo conocido tal y como eran hace 14 000 millones de años. Las estrellas que hoy nos parecen muy brillantes quizás estén ahora físicamente muertas, o transformadas en otras entidades o «presencias» desde hace miles de millones de años.

Todo esto sucede porque vivimos en un Universo manifestado en el que los conceptos de espacio-tiempo son imprescindibles en nuestra experiencia perceptiva. No podemos concebir vivir encarnados desligados de los conceptos de espacio y de tiempo. Sin embargo, como ya se ha dicho, esto es solo un aspecto de la «realidad». De hecho, hay fenómenos físicos bien estudiados y probados experimentalmente que trascienden el “principio de localidad”, fenómenos que se transmiten instantáneamente a enormes distancias. Por ejemplo, uno de ellos es el fenómeno del entrelazamiento cuántico. ¿Cómo es posible todo esto?

Sabemos que la Mecánica Cuántica funciona, pero no sabemos “cómo” funciona. Funciona, porque prácticamente toda la tecnología que usamos hoy en día se basa en ella, desde las computadoras, smartphones, etc. hasta las herramientas de diagnóstico como la Resonancia Magnética Nuclear.

El maravilloso y altamente eficiente proceso de la fotosíntesis clorofílica funciona por efectos cuánticos y nuestro mecanismo de respiración aeróbica se basa en procesos microcelulares que tienen su origen en la Mecánica Cuántica. Funciona, porque décadas y décadas de experimentos no han hecho más que confirmar su validez. Funciona; pero la Mecánica Cuántica desafía nuestro pensamiento racional. Lo que ella quiere contarnos aún escapa a nuestra plena comprensión. ¿Cómo es posible que un sistema físico se encuentre en varios estados a la vez? ¿Cómo es posible que los estados de dos partículas que interactúan puedan influenciarse simultáneamente, aunque las partículas estén separadas por miles de millones de años luz? ¿Cómo es posible que una partícula desaparezca de una región del espacio-tiempo y reaparezca en otro punto? La naturaleza nos dice que esto ocurre, pero aún no nos cuenta “cómo” ocurre.

Lo que hemos escrito hasta aquí es lo que la Física nos enseña hoy en día. Todos estos son conceptos que han sido demostrados y probados en la realidad en la que vivimos. Sin embargo, a partir de aquí entramos en un nuevo mundo en el que todo aún está en una fase de construcción. La Física avanza mediante las hipótesis y las verificaciones experimentales. El nuevo mundo que trata de explicar los extraños fenómenos descritos anteriormente se vale de las hipótesis, pero aún faltan las verificaciones experimentales.

A continuación exponemos los supuestos en los que se basa la nueva, joven y creciente Física, hipótesis que las Matemáticas nos dicen que son consistentes, pero que no tienen verificación experimental. ¿Por qué? Porque aún no disponemos de los conocimientos y de las capacidades tecnológicas para probar estas hipótesis. Es un poco como cuando Maxwell describió las ondas electromagnéticas de forma coherente con las Matemáticas, pero solo varios años después Hertz demostró experimentalmente que la hipótesis de Maxwell era correcta y que las ondas electromagnéticas existían en realidad. Lo que sigue son nuevas teorías, por ahora, extremadamente complicadas, incluso para los físicos que exploran esta frontera, que hay que aprender a imaginar creativamente, es decir, a desentrañar con la mente concreta al servicio de la mente abstracta.

Por lo tanto, es inevitable proceder aquí mediante ejemplos y metáforas.

Supongamos que el espacio esté hecho de tela. Consecuentemente, este espacio, visto desde cierta distancia, parece de una sola pieza, algo que se puede arrugar, doblar, mover, etc. Ahora supongamos que tomamos una lupa muy poderosa y miramos de cerca nuestro tejido. ¿Qué vemos? Vemos muchos hilos que se entrelazan de formas más o menos complicadas; o sea, un conjunto de nudos (puntos donde los hilos se tocan entre sí) y fibras que unen estos nudos. Todos conocemos esta imagen; todos sabemos cómo es un tejido. Bueno, estamos simplificando mucho, pero la frontera de la investigación espacial supone un escenario de este tipo, a saber: el espacio «nacería» de un entretejido de “fibras y nudos” [1]. Distinguimos entre un nivel (“subespacio”) formado por una red de tejidos, nudos y fibras (que recuerda los niveles etéricos de la Tradición esotérica) y otro nivel “emergido”, manifestado, que es el espacio físico tal y como lo experimentamos y conocemos. Hay que tener en cuenta que aquí hablamos de espacio y no de espaciotiempo. El concepto de tiempo lo analizaremos más adelante, pero aquí nos basta con saber que en esta teoría física que estamos considerando, el tiempo no es un concepto fundamental del Universo.  Pongamos un ejemplo: Aquí en la Tierra tenemos el concepto de “alto y bajo”, pero si nos trasladamos al espacio profundo este concepto, tan bien definido en la Tierra, deja de tener sentido. Así pues, digamos que el concepto de “alto y bajo” no es un concepto fundamental del Universo. De igual modo es el tiempo: tiene significado en algunos contextos, pero lo pierde en otros. Para el esoterismo, vemos que el concepto de Ciclo es el que mejor expresa la esencia del Tiempo (Consultar el documento Del Tiempo lineal al Tiempo cíclico).

Hemos utilizado el ejemplo del tejido para acercarnos a la comprensión del concepto de espacio en la nueva Física naciente, pero esto aún no es suficiente. Debemos recurrir a otra analogía para aclarar mejor lo que entendemos por espacio. Nuevamente, todos sabemos que si tomamos un recipiente lleno de agua y empezamos a bajar la temperatura, llegaremos a un punto en el que el agua del recipiente pasa de líquida a sólida: se convierte en hielo; en Física, se dice que se ha producido una «transición de fase». ¿Qué tiene esto que ver con nuestro tejido? Tiene que ver con el hecho de que el pasaje del subespacio (nodos, fibras, tramas) al espacio manifestado es precisamente una transición de fase. Al igual que con el agua y el hielo, la transición de fase viene dada por un umbral de temperatura; se supone que la transición en la manifestación espacial se debe a una transición de fase consistente en una desestabilización de la coherencia cuántica debida a los efectos gravitatorios. Bueno, esta última frase es obviamente críptica para los “no iniciados”, pero lo que nos interesa entender aquí es que, al igual que el hielo, el espacio físico también surge (entra en manifestación en el plano físico) de una transición de fase. Y estas transiciones ocurren continuamente y mantienen estable el Universo tal y como lo conocemos. ¿Qué implica esto? Implica que también debemos revisar el concepto de distancia descrito al principio de este escrito. Dependiendo de cómo están dispuestos los nodos y las fibras en el subespacio, se crean todas las formas y la sustancia en el espacio manifestado, de modo análogo a como afirma la ciencia oculta; para esta, la verdadera forma de todas las cosas es etérica, ese sustrato vital y sustancial que está compuesto de elementales vivos que «dotan» de sus propias características a los elementos y la materia “concreta” de la ciencia humana. Lo interesante es que no existe una correlación precisa, en términos de localización, entre los entrelazamientos del subespacio y aquello a lo que estos entrelazamientos corresponden en el espacio manifestado. En el subespacio, el concepto de distancia no tiene sentido. Dos puntos, dos nodos muy próximos o superpuestos en el subespacio, pueden corresponder a dos puntos separados por años luz en el Universo en manifestación. Esto explica muy bien el fenómeno del entrelazamiento cuántico: los estados de dos partículas que han interactuado entre sí y que ahora están a años luz de distancia reaccionan simultáneamente porque en el nivel subespacial coinciden los entrelazamientos y los nodos que originan estas partículas. Las influencias de Sirio sobre nosotros, que en el Universo manifestado tardarían casi nueve años en llegar, son inmediatas en el subespacio.

La estructura del subespacio no está cristalizada. Las configuraciones de los nodos y las fibras cambian y se modifican constantemente. Los nodos se fusionan y se separan en otros nodos. ¿A qué corresponde en el Universo manifiesto el paso de una configuración a otra en el subespacio? ¡Corresponde al concepto de tiempo! … sí, esto hace que la cabeza uno dé vueltas. El tiempo lineal y continuo, tal como lo percibimos, es el resultado, en la manifestación, de las transiciones cuánticas subespaciales y lo interesante es que lo mismo ocurre con el espacio: acontecimientos que en este Universo en manifestación están quizás a cientos de años de distancia, en el subespacio corresponden a una transición minúscula entre un estado y otro en la configuración de los nodos de la red, nodos que están quizás muy próximos o, mejor, directamente conectados.

Es fascinante, pero como ya se ha dicho, se trata solo de hipótesis apoyadas en matemáticas muy refinadas —y muy complejas—, pero que aún no cuentan con pruebas experimentales. Aunque todavía esté en el limbo de las hipótesis, estas ideas nos abren caminos que acercan la Física a otros tipos de lenguaje.

¿Qué es la consistencia del espacio? ¿Y la del tiempo? ¿Es el nuestro el único plano de la realidad? ¿Existen energías que trascienden los conceptos de distancia y de tiempo lineal? Estas son las preguntas que los antiguos y los maestros de las diversas escuelas de pensamiento siempre han tratado de responder; preguntas que la Filosofía Oculta y la Ciencia de los Misterios han abordado proporcionando el sistema de perspectivas analógicas para aproximarse a las verdades y las leyes universales, un sistema de pensamiento abstracto en constante transición de fase en respuesta al desarrollo de la conciencia humana, que es nuestro instrumento de medida y subespacio.

Ahora, poco a poco, con la lentitud que impone la ciencia, la Física también se acerca e intenta responder a estas preguntas. La Física y la Metafísica están en un camino de encuentro y cada una de estas disciplinas debe enriquecerse del encuentro con la otra. Estamos describiendo el Universo, nuestro hogar, con una Torre Babel de idiomas diferentes, pero el Universo es uno y es obvio que todo debe converger, al final, en un pensamiento que lo incluya todo. La tarea del científico es, antes que nada, decir «no lo sé». Porque solo del no saber nace el impulso de la curiosidad divina hacia la exploración, la búsqueda incesante de lo desconocido que hay que abordar con la mente abierta a la maravilla que somos y que nos rodea.


[1] Técnicamente hablando, los hilos que forman este tejido son las líneas de fuerza del campo gravitatorio, cada una cerrada en un bucle. Cada anillo está “anillado” con otros anillos y los puntos de contacto donde los anillos se tocan son los nodos. Precisamente porque estamos hablando de anillos (bucles), esta teoría que aquí se está exponiendo se llama “Loop Quantum Gravity”.


­­­­­­­­­­­­­­­­­Nota: Este artículo se publica en, o se manifiesta, en respuesta al 5.o sector de Leo (15° – 20°, del 8 al 15 de agosto), activado por la dirección Sol-Tierra a lo largo del eje zodiacal Leo-Acuario, Signos o “Nodos” que transmiten el 1.er Rayo y el 5.o Rayo, que son Energías universales del Poder y de la Ciencia-Conocimiento.


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Una Respuesta a La Medida del Mundo

  1. Angela B. dice:

    Un artículo muy interesante que muestra como el conocimiento científico se va acercando a la Enseñanza. En Infinito I, p. 143 podemos leer: “¿Cómo no puede uno entender la manifestación de un proceso vital en eterno movimiento cuando todas las energías no tan solo están transmutadas sino que están manifestando nuevas fusiones?…Las energías proceden de un movimiento ondulatorio en que las fuerzas que en apariencia son destruidas resurgen como nuevas energías…”

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