Por ocasión del Signo de Virgo, la gran Madre, el Amor-Sabiduría de la Sustancia espacial, alineados con la estrella Deneb del Cisne, otra dirección cósmica, sagrada al Segundo Aspecto y al 2.o Rayo, he aquí un texto revelador e innovador sobre la Idea de Magnetismo, el primer aspecto del Amor:
Estos son algunos pasajes:
El magnetismo es el Amor espacial, una de las energías que elabora un plan, que es, a su vez, un requisito indispensable para cualquier proyecto.
Tenemos la intención de estudiar en profundidad su naturaleza, tanto como nos sea posible en la actualidad.
(…) La ciencia —todavía fascinada por la materia— no atiende al amor afectivo, que considera ajeno a su campo; y sin embargo las fuerzas y los fenómenos del campo magnético son los mismos que actúan en lo emocional, y no sería difícil demostrarlo.
(…) Hay que admitir que las últimas teorías sobre el magnetismo parecen indicar un comienzo de recuperación del estado desolado en el que se halla la materia; esta está en un abismo. Merece la pena resumir las principales afirmaciones científicas, que son sorprendentes y proporcionan un punto de partida para nuevas investigaciones con orientación espiritual:
1) Todos los minerales son sensibles al magnetismo, y no solo los ferrosos, como se creía hasta ahora. Sus reacciones son bastante diferentes y a menudo son muy débiles, pero se notan en cualquier cuerpo físico.
2) El magnetismo (cuya naturaleza sigue siendo desconocida) es causado por:
- la órbita del electrón alrededor del núcleo;
- la rotación del electrón sobre sí mismo;
- la rotación del núcleo sobre su propio eje.
Según estas teorías (en torno a 1970), los fenómenos magnéticos estarían, por lo tanto, causados por el movimiento de rotación. Lo que gira se vuelve magnético, en mayor o menor medida.
(…) Habiendo afirmado y aceptado que el magnetismo (cualquiera que fuere) es generado por el movimiento rotatorio, jerárquico y cíclico, es necesario —a fin de lograr un razonamiento correcto— expresar también la verdad opuesta, a saber, que el movimiento rotatorio es causado por el magnetismo. (…)
3) El movimiento rotatorio, el cósmico o el atómico, provoca el magnetismo.
4) El magnetismo genera el movimiento de rotación, tanto el cósmico o como el atómico.
5) El movimiento rotatorio magnetiza el Espacio en el que actúa.
6) El Espacio (el Amor cósmico) hace rotar lo que contiene.
Las variaciones parecen ser de poca importancia, pero el planteamiento general es bastante diferente: existe una Sustancia —energía viva— que magnetiza, hace rotar los Sistemas y es tanto Espacio como Forma. Sus actividades se llevan a cabo en siete niveles, se rigen en todas partes por las mismas leyes y producen, en cada uno de ellos, efectos diferentes.
En este punto, la concepción del Espacio —que es Sustancia, que es Amor cósmico— debe ser actualizada a la luz de los nuevos conocimientos. Las rotaciones son ciclos, y los ciclos no son distintos del Espacio en el que se activan; además, el ciclo es un ente que posee una infinita capacidad de contención, que tiene la misma naturaleza que el Espacio. Por lo tanto, continuemos:
7) El Espacio genera y acoge una infinidad de ciclos, es decir, de rotaciones.
8) Cada ciclo es una sustancia espacial.
Por esta razón, todas las cosas, las criaturas y los sistemas se ven obligados a rotar, de modo que el Espacio pulse de manera diversa en sus regiones de cada nivel.
9) La rotación es el efecto del Amor cósmico.
10) El Amor cósmico (el magnetismo) es el efecto de la rotación.
11) Las dos polaridades generan el Amor magnético.
12) El Amor magnético es la causa de las polaridades.
En definitiva, en el Infinito espacial, la Causa y el Efecto son recíprocos. Si no hay separaciones, ¿por qué deberían ser distintos la causa y el efecto?
(…) La persona que ama de forma personal, es decir, de modo egoísta, no es un culpable, sino que simplemente está desengañada. Según la ley que se ha mencionado (la causa y el efecto, cuando son coplanarios, son recíprocos), ella aprende de los efectos, que en última instancia causan su liberación.
Tomemos como un ejemplo un artista con talento que sueña con la gloria o el dinero, es decir, sus obras lo encierran en un castillo de engaños. Sus obras son admiradas, son objeto de compra y venta, son criticadas: cada una de estas fases modifica la «cuenta energética» del autor, pero no puede saldarla, porque su motivo lo retiene.
Ahora veamos otro artista: este es muy habilidoso, sin embargo es indiferente al beneficio personal. Es tan bueno y tan amoroso que ni siquiera se molesta en producir objetos, sino solo pensamientos. Difunde el amor con cada gesto y no pretende la ganancia. No hay fuerza que pueda retenerlo en el campo del engaño. Genera un poderoso campo magnético, pero permanece libre de él. Por medio de las leyes del magnetismo espacial, su creación será la causa de rotaciones y desarrollos, es decir, de ciclos que proporcionan experiencia y libertad. Independientemente de la magnitud que fuere, este segundo artista es un Logos. No crea obras distintas, sino un campo fértil para la vida y la evolución, multiplicando así la Vida y el Amor.
Estos ejemplos pretenden ilustrar el concepto de que el amor impersonal —o sea, el creador de magnetismo— es la fuerza liberadora. (…)
(…) Inmersa sin movimiento en la luz, la mente está impregnada de pensamiento impersonal. La luz, el magnetismo y el pensamiento están íntimamente vinculados.
(…) El magnetismo es el vector de la cualidad, en todos los niveles. Esta es su función universal; y esto es una piedra angular. No hay una verdadera construcción sin cualidad, ni cualidad sin un campo magnético portador. En efecto, las cualidades se atraen y repelen como las polaridades magnéticas: solamente se manifiestan en un entorno magnetizado, es decir, espacialmente bipolar y de amor. Ellas varían en función del campo que las sustenta, y no hay límites para sus cambios.
El concepto es profundo y resolutivo. El reino de la cantidad se apoya en el mundo físico; sin este él no existe. En cambio, la cualidad es poderosa en todas partes, desde la esfera más baja hasta la más elevada; está sostenida por el Espacio, la sustancia divina omnipresente y magnética. El Espacio es el reino de la Geometría y de sus leyes rigurosas y claras; consecuentemente, la cualidad es controlable, precisa, medible y, en definitiva, manejable según esas mismas reglas: en un campo magnetizado es posible modelar y construir cualidades deseadas y específicas.
(…) Existen campos magnéticos de diferente naturaleza, que son aplicados por todos pero entendidos de manera diferente. Por ejemplo, nadie piensa en el mundo de los sonidos como un área con propiedades magnéticas que parecen completamente ajenas a las leyes de la acústica: y sin embargo…
Pero el mundo de los sonidos también actúa en el plano físico, regulado por los intervalos tonales, es decir, por la relación recíproca entre dos (o más) sonidos, al igual que el campo magnético común está regulado por los dos polos. Esos dos sonidos se atraen (el acorde) o se repelen (la disonancia) dependiendo de su naturaleza y, por lo que parece, de la polaridad. Una misma ley rige el campo magnético y el tonal. ¡Ahí está: tenemos a la vista otro magnetismo!
(…) Parece que nadie ha pensado nunca en el poder magnético del sonido, ni siquiera los que reconocen la magia creadora del sonido. Las consideraciones aquí propuestas muestran que el poder del sonido se manifiesta precisamente en virtud de su magnetismo, que mantiene unido o repele; y el campo magnético ordinario no es sino su creación.
Ahora podemos afirmar que existen varios tipos de magnetismo, y entre ellos hay una jerarquía. Una puerta que estaba cerrada ahora se abre de par en par.
(…)Se ha señalado que el campo magnético espacial es el vector de las cualidades: el campo tonal es el creador. En efecto, a través de los intervalos el sonido construye cualidades que son claramente percibidas por la psique del oyente. El magnetismo del Espacio reacciona ante ellas y las preserva, pero su origen es sonoro.
(…) Los dos campos trabajan juntos. La concepción actual del magnetismo, entendido como único, se está quebrantando, porque ahora ya es vieja y obsoleta. Inmediatamente reconocemos que el magnetismo del sonido —un fruto de los intervalos tonales— está regulado por la geometría y la proporción, es decir, por esa misma gran ley que señorea en el espacio solar. Los dos campos, aparentemente tan disímiles que parecen incomunicables, obedecen no solo a la misma ley de atracción y repulsión, sino también a la geometría de la vida, que controla tanto la exactitud de los sonidos como la disposición de los espacios.
(…) Es axiomático que si existen dos magnetismos diferentes hay ciertamente un tercero, determinado por la relación recíproca de estos. Pensamos inmediatamente en la luz, que se sabe que tiene naturaleza electromagnética: también la luz es un campo magnético.
Sin embargo, no es tan sencillo comprender el significado profundo de esta afirmación. ¿Cómo surge la luz de la relación entre el sonido y el magnetismo espacial?
(…)En primer lugar, observamos que la luz traza figuras geométricas perfectas, aunque complejas. Los rayos y las ondas de luz siguen trayectorias precisas, e incluso las sombras que proyectan ocurren con rigor geométrico, sin errores. La cohesión entre la luz y la geometría es de tal grado que puede decirse que son la misma cosa. La luz es la geometría en acción. Invocar la luz es más una acción geométrica que mística; roza la ciencia.
La luz es el ente que diseña el Universo y lo matiza.
Es la herramienta indispensable para proyectar (diseñar) en el Espacio y en el Cielo las geometrías que sustentan todas las formas. Nada se proyecta en la oscuridad. Debido a su dualismo inherente (es a la vez continua y corpuscular), la luz es esa energía que traza los límites de las cosas. Por ser sutiles, estos límites no son concretos; definen, pero no separan. Para mover las cosas, ella se revela a sí misma y revela la geometría.
Entonces, se descubre que el magnetismo espacial, el sonido y la luz tienen una energía en común denominada geometría, y por lo tanto están unidos por una correlación ternaria, a pesar de que tengan apariencias tan disímiles.
Esto es un primer resultado, pero no es suficiente, porque aún no hemos encontrado en el campo luminoso la correspondencia de la bipolaridad presente en los otros dos, que es fundamental para reconocer el magnetismo. En definitiva, ¿cuáles son los dos polos de la luz?
En este sentido, es bueno resumir algunos conceptos ya propuestos:
a) El campo magnético espacial es la interacción de dos polaridades opuestas, ambas iguales y cooperantes. El flujo de energía va del polo positivo al negativo. La geometría rige el Espacio.
b) El campo tonal es la correlación entre dos o más sonidos (intervalos). La energía fluye en ambos sentidos. Esta correlación está definida por reglas geométricas. Las polaridades no están localizadas o determinadas, porque son libres, creadoras y colaboradoras.
En este punto, todo está listo para descubrir la bipolaridad del campo luminoso:
c) El campo magnético luminoso es la correlación entre su fuente (positiva) y el infinito espacial (negativo). El flujo va de aquella a este. La luz es geometría. La primera polaridad está definida: es un centro de emisión; la otra es inalcanzable y receptiva.
La luz es la correlación viva y creadora entre el Centro absoluto (el Uno) y la periferia extrema (el Dos). Al no existir separaciones, la luz no se propaga, tal y como lo entiende la ciencia, con una determinada velocidad constante, sino que llega a su destino por explosión. De esta manera también demuestra su bipolaridad inherente: la explosión es discontinua, la luz «llena» el Espacio. En el firmamento, las fuentes de luz son innumerables, y cada una representa al Uno, y cada una de ellas explota su luz en el Espacio.
Por lo tanto, el Espacio es rico en infinitos campos magnéticos, todos ternarios y animados por triples correlaciones internas.
Ese campo que hasta ahora se llamaba «foto-fónico», en estas investigaciones, debe actualizarse a la luz de los nuevos conocimientos. Sería más correcto llamarlo «foto-magneto-fónico»; y la investigación futura se basará en estos conceptos. (…)
- El magnetismo sonoro crea las cualidades.
- El Espacio es el vehículo de estas.
- Lo luminoso las gobierna y las revela.
Los tres campos en conjunto gestionan el mundo de la cualidad, regido por la geometría que los une a todos.
(…)Los tres campos magnéticos respiran, y así dan lugar a la maravilla de la vida manifestada. Como ya se ha dicho y repetido varias veces, la naturaleza de los tres campos magnéticos no son iguales; pero cada uno de ellos existe por la cooperación de los otros dos.
Esto recuerda al séptimo Poder, organizador, ordenador y mágico; esa virtud divina que vuelve a encontrar la unidad común a las entidades más dispares, la recupera y la recompone.
(…) Existe un orden magnético, regido por el séptimo Rayo, que en esta época en la Tierra está en ascenso. Su poder crece día a día y ninguna fuerza puede impedirlo. Esta expansión irresistible, este poder organizador y unificador, introducido en la situación planetaria y social actual, hacen del séptimo Señor la energía portadora del neocristianismo.
La energía del sexto, que acaba de pasar, ha cristalizado lo antiguo; la séptima energía lo resucita del sepulcro.