El «Espacio sonoro» puede ser representado gráficamente de varias formas; la más utilizada en la Ciencia de la Armonía es el diagrama tonal, también llamado Lambdoma; este no sufre las distorsiones de perspectiva que se derivarían de utilizar disposiciones geométricas ancladas a los valores de la frecuencia de vibración, o su recíproco, de la longitud de la onda sonora.
Esto está descrito en el documento El Sonido Creador. Aquí lo presentamos en su forma esencial, en la que cada tono está determinado por su correlación fraccionaria que tiene con el iniciador (o el primero de la serie), y con el nombre de las notas musicales en notación anglosajona y latina; si bien que estos «nombres» son válidos en un sentido relativo al generador de sonido 1/1, que no será necesariamente un “do” musical. Por supuesto, el desarrollo del diagrama puede ser más o menos amplio. Un «Índice» está definido como su tamaño; por ejemplo, el presentado aquí tiene un índice siete, pero es potencialmente infinito, puesto que contituye el conjunto de los números racionales (fracciones de los enteros).
El uso de la notación fraccionaria permite destacar que el Lambdoma es una colección ordenada de números que expresan las «Cualidades» sónicas que siempre ocurren, independientemente de la específica cantidad de frecuencia o de longitud de onda que se haya utilizado para traerlo a la manifestación (a precipitarlo) como uno de los infinitos Lambdomas posibles. Estas «Cualidades» son, por derecho propio, el canon armónico que ya hemos dicho que es, en el microcosmos, el espejo de la estructura macrocósmica.
En última instancia, las correlaciones fraccionarias entre los tonos y los correspondientes intervalos sonoros percibidos (cualidad) son las dos caras de un único «lugar» relevante, a partir del que se amplía el horizonte que circunscribe el campo de la existencia humana.
He aquí un vídeo (solo en inglés) sobre las ondas sonoras que también son visibles.