En este año 5.7, el último del quinto septenio del Plan, cuya Meta dice: «La Liturgia creadora del Grupo y del Trabajo», nos centramos en los siete aspectos de la séptima energía creadora, que se manifiesta como Orden, Rito y Magia Ceremonial y publicamos extractos del documento El Libro de los Rituales (en inglés).
Hoy es el turno del Tercer Aspecto:*
«Un rito es, y debe ser, siempre innovador, como todo lo que se adentra en la vida divina y se nutre de ella. A menudo se suele descuidar esta tercera cualidad; y entonces toda la liturgia, es decir, el conjunto de los ritos, en lugar de asegurar el progreso y el éxito final de la empresa, la asfixia bajo un manto de prescripciones inválidas, y acaba siendo un peso muerto, al que muchas veces no sabemos cómo renunciar.
Naturalmente, este peligro —que es muy grave— debe evitarse con mucho cuidado, insertando en sus fórmulas aquellos elementos variables de desarrollo preordenado que garantizan el movimiento creciente en espiral hasta la cima. El rito debe custodiar en sí mismo la espiral.
Sin embargo, por muy extenso que sea, un conjunto de fórmulas rituales tarde o temprano se repite, es decir, vuelve a empezar, rigiéndose por la misma estructura. Cuando esto ocurre —ya sea por descuido de sus tutores o por inercia de sus ejecutantes, o porque ha agotado su misión—, muy pronto se cierra como un lazo en torno a su propia criatura, impidiéndole respirar libremente, negándole esa “novedad” de la que vive. (…)
En consecuencia, el rito debe tener una estructura propulsora en espiral, siguiendo el ejemplo celeste del movimiento solar, que cada año nunca vuelve a empezar desde la misma posición astronómica. Con el objetivo de comprender bien la importancia de este fenómeno, consideremos que, precisamente, el hecho de no cerrarse el círculo sobre sí mismo permite a la vida planetaria continuar su desarrollo y su viaje; de lo contrario, todas las criaturas morirían pronto asfixiadas, lo que detendría por completo la evolución.
Quien proyecta un ritual debe tener en cuenta esta ley, aun sabiendo que la duración de validez de su obra está, en todo caso, fijada desde el inicio; pero eso es para evitar interrupciones prematuras. Como ya se ha dicho, se trata de tener fórmulas adecuadas de renovación y variación cíclica, insertadas como factores de seguridad en el propio cuerpo del ritual.
Sin embargo, es igualmente indispensable —si no más— que cada uno de los ejecutantes renueve cada vez su empeño individual y sacuda de su mente y de su corazón el polvo de la costumbre. Es necesario que se disponga a recitarlo como uno nuevo y, más aún, que procure hacerlo cada vez mejor y con un fervor más intenso. Si descuida esta precaución (fundamental, que se debe tener para cualquier obra), las palabras, los gestos, las luces y los sonidos pierden poco a poco su vigor; luego, su sentido y, al final, se corrompen. (…)
Por ello, se recomienda estar atento y vigilante, a uno mismo y al grupo. A diferencia de la interpretación musical, que no tiene en sí misma más capacidad de recuperación que el fervor del músico, el texto —al ser inmutable y, por lo tanto, que está condenado a ser sepultado por la imparable variación de la cultura, ese ritual, que tiene como objetivo avivar la sustancia— no puede prescindir de la renovación continua de la energía fundamental.
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El grave tema de la renovación saca a la luz una cuestión que ya se ha mencionado anteriormente, a saber: los rituales, por más que se compongan con una visión de futuro, tienen ciertamente un plazo de validez. ¿Qué ley establece la duración de su eficacia? Una respuesta general a esta cuestión está ciertamente fuera del alcance de estas notas, pero se puede intentar una primera aproximación, al menos en lo que respecta a los rituales aquí contenidos.
Estos pretenden acompañar y apoyar el trabajo del Sistema, que tiene como objetivo llevar a cabo un Plan, por lo que su validez depende de su cumplimiento. Esta es una primera respuesta.
Pero, ¿cuándo se alcanzarán o realizarán las Metas lejanas (libro en italiano)? ¿De qué ciclo principal depende el éxito?
Hay que reconocer que estas preguntas, y otras, no pueden ser respondidas ahora con una precisión justificable. Sin embargo, su duración es considerable, tal vez siglos o más; pero requiere una gran y cuidadosa perseverancia, e implica la tarea de una correcta transmisión a un cierto número de generaciones futuras.
Es bueno detenerse en este punto, ante la visión de un compromiso ciertamente severo, pero no imposible, que exige de cada persona sus mejores recursos, pero sin exceder su potencial.
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Una visión, si es grandiosa, no espanta, sino que llena de gozo el corazón del discípulo.»
* Este artículo se publica para orientar la mente y el corazón en la culminación de hoy (desde el punto de vista heliocéntrico) de la cuadratura perdurable entre Saturno (3.er Rayo) y Urano (7.o Rayo). (Consultar también el documento Del Tiempo lineal al Tiempo cíclico)