5.7 – 7.5 Regla y Obra

Extraído del Lambdoma de La Génesis de las Ideas:

5.7 Regla: La Regla es el canon constructivo de la Obra.

7.5 Obra: La Obra es la obra maestra de la Creación.

Esta polaridad de Ideas expresa y realiza la correlación primaria entre:

5.5 Manifestación: La Manifestación es el surgimiento del Diseño divino.

y

7.7 Orden: El Orden es Libertad.

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 5.7 Regla: La Regla es el canon constructivo de la Obra.

«Todo es regla y concomitancia en el Mundo [de las Ideas, N. d. R.], donde reina la Regla del Arte; allí nada ocurre sin proporción, y la exactitud es la norma; y es la Luz, no la excepción. Todo está guiado por el Número, incluso el gozo y la beatitud. Por eso, todo resplandece y trasluce; y la Ley conduce a cada una de sus regiones.

El Mundo de las Causas no conoce ni el azar, ni el desorden, ni la duda. Allí no existe nada que haya sido creado por el hombre, sino que el propio hombre tiene su propia razón causal.» (L’Uomo sul pianeta e nel cielo, Enzio Savoini; texto inédito, 1998)

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El «Mundo de las Ideas» —o las «Ideas» de Platón, o también el «Mundo de las Causas», o el «Mundo del Fuego»— se halla en una dimensión más elevada que la de la manifestación en la que vivimos. Utilizamos aquí la expresión “una dimensión más elevada” para tratar de expresar un estado constitutivo del universo que el hombre aún no tiene la capacidad de concebirlo, o por lo menos en su actual estado evolutivo. Con fines orientativos —para nuestro actual nivel de comprensión— también denominamos a estas dimensiones los “Planos de las Vibraciones cósmicas”; nombres que irán cambiando a medida que el hombre vaya evolucionando.

En realidad, actualmente la Física cuántica también maneja los mismos conceptos, aunque puede ser con diferentes nombres y/o matices; y esto es un hecho irrelevante, puesto que lo que cuenta es la concienciación de esa realidad más elevada, que es el proceso evolutivo que comúnmente denominamos «expansión de conciencia».

La ciencia de hoy está elaborando teorías que se van aproximando, poco a poco, a la Sabiduría Antigua. En la Antigüedad los redactores de las Enseñanzas que nos han llegado hasta hoy también trataron de explicarlo por medio de alegorías y frases crípticas, puesto que el asunto va más allá de la capacidad cognoscitiva del ser humano; si bien que, poco a poco, esta capacidad se va desarrollando cada vez más.

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A modo explicativo, veamos el simple modelo del átomo que Niels Bohr desarrolló en la primera mitad del siglo XX.

En aquella época se definió que los electrones giraban en círculos (niveles) fijos en torno al núcleo y que ahí poseían una cantidad determinada de energía; y ellos podían pasar de un nivel superior a uno inferior (al emitir un fotón, consecuentemente luego poseen una energía menor); o en sentido contrario, a un nivel superior, cuando recibe energía de fuera; fenómeno conocido como el “salto cuántico”.

Hoy la Física cuántica ha avanzado en su comprensión de la naturaleza, y dice que los electrones giran en una «cierta banda circular», sin límites fijos, indeterminados, en torno al núcleo, y que —y estos es lo más fascinante— que los electrones no se hallan en “esta manifestación”, es decir, no poseen un existencia determinada en esta dimensión, y están sujetos, en mecánica cuántica, a la así denominada «Relación de Indeterminación de Heisenberg, o Principio de Incertidumbre». De acuerdo con esta nueva concepción, estas magnitudes (los electrones) se hallan en un estado potencial —a saber, para nosotros en el Mundo del Fuego—, y se colapsan en la manifestación solo cuando una «conciencia se posa en ellos»; en ese momento, ellos adoptan una forma, son ahora una magnitud definida, medible para la ciencia. Y uno de los medios por el cual este fenómeno ocurre es cuando se efectúa una medición de estas magnitudes con instrumentos científicos. Pero el instrumento que ha intervenido en la medición fue construido e ideado por el hombre; consecuentemente, en esta circunstancia, al efectuarse la medición, al final de cuentas, es «una conciencia la que se ha posado» en la partícula elemental, y por eso se ha colapsado en la manifestación.

Señalemos que esto es válido no solo para el electrón, sino para todas las partículas elementales, y también para el fotón (la Luz), independientemente del comportamiento que la Luz adopte al manifestarse: ondular o corpuscular.

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Otro fenómeno, relativamente actual, que la Física cuántica ha observado y estudiado es el llamado “Entrelazamiento cuántico”. Descripción: Dos partículas elementales se “entrelazan” (no entraremos en detalles de cómo lo hacen); luego se las separa; una de ellas queda en la Tierra y a la otra se la sitúa a una distancia cualquiera —incluso infinita—. Cuando se actúa sobre la partícula que está en la Tierra, la que «se halla en el infinito» siente instantáneamente la acción que ha sufrido la partícula que está en la Tierra. Según los conocimientos de la Física cuántica, esto quiere decir que ha ocurrido un intercambio de informaciones entre las dos partículas y que dicha información ha viajado a una velocidad mayor que la velocidad de la luz; pero esto es incompatible con la Teoría de la Relatividad de Einstein. Dicho sea de paso, Einstein en vida nunca aceptó este fenómeno, porque lo consideraba imposible. Y a pesar de eso, hoy los científicos aceptan este hecho como real e indiscutible, aunque todavía no saben explicarlo.

Bajo la luz de los conocimientos de las Enseñanzas Antiguas —y también de las actuales— se puede  afirmar que todas las partículas elementales (la Luz, entre ellas) se hallan en ese sitio que denominamos el «Mundo del Fuego», el «Mundo de las Causas» —denominaciones que utilizamos porque no sabemos cuál otra utilizar—. Y este sitio está regido según reglas que bien podemos definirlas «matemáticas, geométricas», usando la terminología de las ciencias. Y el hombre ya está utilizando estas herramientas para estudiar la Creación, aunque sus conocimientos en estas áreas no sean aún completos o perfectos.

Bien podemos decir que las Matemáticas, la Geometría, las «Constantes Universales» de la Física, todo ello pertenece al ámbito de como «Dios funciona», de Su Naturaleza.

Con lo dicho anteriormente, la Fórmula que sigue a continuación resulta evidente:

5.5 Manifestación: La Manifestación es el surgimiento del Diseño divino.

Hemos de señalar que en ese «Mundo de las Ideas», las Ideas propiamente dichas no existen así como nosotros las conocemos o según el concepto que tenemos de ellas, porque al decir «una idea», eso ya está definido, y al estar definido ya está en la manifestación. Ese «Mundo del Fuego, o de las Ideas» se halla en un estado latente, como un protoplasma, como una sustancia prima sin forma y aún sin existencia material; se halla en un estado potencial; y siempre está listo para precipitarse en la manifestación, en esta nuestra dimensión. ¡Y lo único que hace falta para que ocurra esto es que «una conciencia se pose» en esa sustancia prima!

Cuando utilizamos los sintagmas «Pensamiento divino», «Diseño divino», «Mundo del Fuego» estamos antropomorfizando una realidad que va mucho más allá de nuestra capacidad cognoscitiva, independientemente de si esta es comprendida a través de los denominados medios “directos” o indirectos. Aun así, no nos queda otra alternativa que antropomorfizarlos, pero con mucha cautela, corriendo el riesgo de distorsionarlo.

Como apoyo a lo dicho anteriormente, citamos los siguientes textos:

«Se llega a la Manifestación de los aspectos logóicos mediante el estudio cuidadoso de las leyes de la existencia y el método seguido por el Logos para dar forma a Su concepción, llevando a cabo así Su propósito y voluntad a través de esa forma. En los tres planos de la actividad humana se reflejan los tres aspectos del Logos que producen la manifestación. (…).» (Tratado sobre Fuego Cósmico, A. A. Bailey, pp. 505-6, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., pp. 620-621)

7.5  OBRA: La Obra es la obra maestra de la Creación.

«La OBRA posee una estructura, y dentro de ella rigen leyes, reglas y un ordenamiento estructurado. Es un gran complejo de correlaciones exactas y medidas, en varios niveles, que interactúan con otras OBRAS. (…)

Por consiguiente, se puede decir que la OBRA, el OPERADOR y la OPERACIÓN son una misma vida.» (Diario 1989. Sull’Opera, Enzio Savoini; texto inédito)

«Todo esfuerzo verdadero está saturado del fuego del espíritu, cuyo poder creador participa en la ígnea construcción del Cosmos. ¡Cómo aislarse de esa inmensa obra creadora, si el hombre mismo es el ejecutor activo de la Voluntad universal! (…)» (Jerarquía, § 72, Agni Yoga)

En síntesis: La Manifestación ocurre cuando una conciencia se posa en las magnitudes virtuales que aún se hallan en estado potencial en el «Mundo del Fuego», y estas están listas para precipitarse en la manifestación. Así pues, el hombre es un cocreador del universo.


Notas:

Este artículo se publica en correspondencia con la conjunción de Venus (5.o Rayo) y Urano (7.o Rayo).

Otros documentos relacionados con el tema son:

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