[Para celebrar el encuentro heliocéntrico de hoy entre Saturno (3.er Rayo) y Marte (6.o Rayo), he aquí un artículo de Florence B. sobre la Meta 3.6, la opuesta a la actual 6.3]
«El pensamiento, sin tiempo ni distancia, es del Mundo sutil, pero también deben verse otras posibilidades más profundas en esta estructura. El pensamiento ígneo es más penetrante que el del Mundo sutil y, por lo tanto, expresa de manera más auténtica una creación superior. Se trata de dos estratos mentales que cualquiera puede distinguir con un poco de atención. A menudo, durante los procesos de pensamiento habituales, uno es consciente de una corriente, como un segundo pensamiento que intensifica e ilumina el primero. No se trata de una ruptura mental; al contrario, es una señal de que ciertos centros más profundos han iniciado una participación activa. La metafísica india tiene términos especiales para indicar este proceso, pero no conviene exponerlos, pues en Occidente darían lugar a disputas y diatribas. Tales disputas son innecesarias; lo que se necesita es simplemente recordar que el pensamiento está realmente conectado con el Mundo del Fuego. Incluso los niños exclaman: “¡Fue como un relámpago!”, o: “¡Ahora veo!” Así se indican los instantes de decisiones correctas e inmediatas. Recuerden cómo Sofía Vasílievna Kovalévskaya resolvía los problemas matemáticos. Este estado de conexión con el Mundo del Fuego es característico. Sepan que más allá de los pensamientos sutiles se encuentran los profundos, que a veces son difíciles de distinguir de los primeros. De hecho, esto no es posible en las condiciones actuales del planeta. La simple experiencia de este flujo mental dual obliga a reconocer la división de los mundos.» (El Mundo del Fuego I, § 102)
«Los Decretos de Fuego no solo deben llegar a su destino, sino que no deben quedar temblando, como las alas de un pájaro asustado. Pero, ¿es lícito comparar del mismo modo un Decreto, si es una flecha de fuego? Por supuesto que un Decreto es como una flecha, y da en el blanco. ¡Pero el corazón al que va dirigido debe estar constantemente en llamas. (…)» (El Mundo del Fuego I, § 655)
«¿Por qué creían los antiguos sacerdotes egipcios que el fuego de los rayos tenía un magnetismo especial? ¿Superstición o sabiduría? ¿Por qué se considera que sus conocimientos están bien fundados? Los hechos, confirmados por las investigaciones, demuestran las facultades ígneas de aquellos maestros. ¿Acaso no fue a través de la experimentación que llegaron a comprender ese tipo de magnetismo? Es legítimo pensar que de esas potentes descargas se liberan energías fuertemente condensadas. Ciertamente, son tensiones peligrosas, pero si están bien manejadas, pueden purificar la energía.» (El Mundo del Fuego I, § 528)
La diosa Seshat del escrito
“Templo de Kom Ombo”
Las recientes investigaciones arqueológicas han demostrado que en Egipto, a partir del Reino Antiguo, los jeroglíficos se consideraban una escritura sagrada porque estaban impulsados por una intención, una voluntad, y se expresaban a través de la criptografía tridimensional. Así, la escritura y la lectura de los textos sagrados implicaban al sujeto representado, el rey faraón emanación del dios, que encarnaba la idea expresada y se consideraba él mismo parte viva del mensaje. La imagen y el signo no estaban desunidos, como tampoco lo estaban el emisor y el receptor.
«Recuerden siempre que cada momento que pasa debe pertenecer al Mundo nuevo. Observen que cuando enumeramos los mundos parece que se omite el mundo del pensamiento. No es de extrañar que el Mundo mental sea el vínculo vivo entre lo sutil y lo ígneo. Sirve como fuerza impulsora, la más cercana al Mundo del Fuego. El pensamiento no existe sin el Fuego y el Fuego se transforma en pensamiento creador. Este último ya es conocido; ahora traten de comprender el gran Fuego: ¡AUM!» (El Mundo del Fuego I, § 84)
«AUM es el Palabra de Gloria; indica el Verbo hecho carne y la manifestación del segundo aspecto divino en el plano de la materia. Este resplandor de los hijos de la justicia ante el mundo se consigue practicando estas reglas. Cuando todos los hijos de los hombres hayan demostrado que también son hijos de Dios, el Hijo cósmico de Dios [el segundo aspecto] brillará con mayor gloria.» (La Luz del Alma, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 7)
«Parece que el Bautismo de Fuego fue claramente ilustrado. Lenguas de fuego han aparecido sobre las cabezas de ciertos hombres —sin embargo, no quieren reconocer la existencia de esta realidad—. Uno dice venerar las sagradas escrituras, pero no las incorpora a su vida. No todo el mundo habría sido capaz de acoger y observar como ustedes lo hicieron, con calma, la llama que no arde, que además era bastante real y estaba dotada de todas las propiedades del fuego excepto la de arder. El corazón debe estar abierto para enfrentarse a esta llama. El hombre ha descubierto una manifestación grosera del mismo en forma de electricidad; pero si no utiliza las cualidades ígneas de su organismo no podrá refinar ese fenómeno. Cuando la comprensión del Fuego penetre en la vida, amanecerá para él una nueva aurora.» (El Mundo del Fuego I, § 4)
«La Serpiente de Fuego que sobre el Cáliz toma la forma de la serpiente de Moisés, en forma de ocho, denota la tensión de ese vaso que está lleno de Fuego. Las acumulaciones y precipitados en él son sustancias ígneas. Por tanto, los hombres son sobre todo seres de Fuego y solo apoyados en tal convicción comienzan a revestirse de alas de llama.
¿No son estas gotas ígneas que piden ser admitidas? ¿No son las ondas de Fuego que intensifican el ritmo? Que todo lo que les recuerde al Fuego les sature a ustedes de solemnidad.» (El Mundo del Fuego I, § 26)
Podemos ver cómo el Mundo del Fuego se encarna poco a poco en la conciencia planetaria, manifestándose con el descubrimiento y luego la generalización de la electricidad, de modo que, poco a poco, lo de abajo es como lo de arriba. Esta manifestación física acompaña a la difusión progresiva de la escolarización, que abre la mente a otras dimensiones más sutiles.
Europa de noche vista desde el satélite Sumi NPP
SATÉLITE (NASA), 2012
«Al hablar del Mundo de Fuego no hay que pasar por alto los problemas terrenales. Ese estado está tan por encima de este que se necesita un equilibrio perfecto de las condiciones físicas para la comunicación con el Fuego. Habrá que hacer muchos ajustes terrenales para que el pensamiento reconozca el cuerpo de Fuego. Que los sacerdotes se vuelvan más estudiosos y los eruditos más espirituales. Estos intentos, aunque modestos, erigen las estructuras de soporte del puente necesario. Este concepto, el del puente, viene prescribiéndose desde la antigüedad, pero ahora es imperativo.» (El Mundo del Fuego I, § 325)
El Mundo del Fuego sigue pareciendo tan lejano e inaccesible, pero a veces se manifiesta de forma fugaz e incomprendida.
«Es cierto, a veces son recuerdos remotos, pero también pueden ser casos de iluminación (…). El Mundo del Fuego emite destellos iluminadores, como un relámpago en una tormenta. Y así como estos abastecen siempre a la Tierra con el prana más puro, así el Mundo del Fuego vierte continuamente oleadas de influjos. Desgraciadamente, pocos son capaces de recibirlos, pero quienes ejercitaran su conciencia en comunión con ese Mundo se afirmarían naturalmente como receptivos. Pero el camino más sencillo para todos los Mundos sigue siendo el de la firme adhesión a la Jerarquía.» (El Mundo del Fuego I, § 103)
«Pregunten a Urusvati qué y cuántos fuegos ha visto. Que todos esos rayos, esas estrellas, esos lotos de fuego, y flores, y todas las demás manifestaciones del Mundo del Fuego vivan y se afirmen. Es imposible describir con palabras terrenales todas las cualidades de esas visiones. En efecto, más allá de ciertos límites, el Reino de la Llama aparece como una visión. No depende del tiempo, ni se puede determinar la causa de su aparición, pues el elemento Fuego trasciende completamente las dimensiones físicas. Pero si es posible verlo, en sus fenómenos más toscos y más finos, significa que incluso el hombre carnal puede prever la esfera ígnea. La comunión con el Fuego, una vez experimentada, es inolvidable. Así que reúnan el coraje para el ascenso.» (El Mundo del Fuego I, § 108]
Y esto plantea interrogantes sobre nuestra posición, nuestra capacidad de percibir el Mundo del Fuego y la transmisión que podemos (¿debemos?) hacer de él, o de ser el Mundo del Fuego.
Símbolo del Vértice 3.6
«Al ejecutar el Plan, el Vértice 3.6 realiza tareas tan elevadas e interiores que intimida al discípulo, que sabe que no está a la altura de semejante exigencia. No está familiarizado con el pensamiento a-formal, que conoce como mucho de manera teórica y racional y, por lo tanto, separatista; y no tiene el poder suficiente para elevar la conciencia al Mundo del Fuego. Los pensamientos de desánimo toman entonces forma en su mente, minando su acuerdo de trabajar juntos. Al redactar estas notas, ya se ha encontrado varias veces con esta dificultad, que adopta diversas formas y resulta intimidatoria.
De los obstáculos se aprende, y el discípulo debe saberlo. Si el obstáculo es grande, preciosas y raras serán la experiencia y el éxito. Por tanto, es bueno recordar que «las Estrellas del Sistema del universo son grupos egoicos», es decir, compuestos por ciudadanos del Mundo del Fuego. En realidad, nada es más natural para la conciencia que irradiar y comunicar vida. El Sistema Solar en sí es una Idea y, como tal, está presente en la Octava 3.6, en la que vive de la realidad causal y de la que fluyen sus movimientos creadores. Por lo tanto, el Vértice 3.6 opera en su propio mundo, junto con sus compañeros y coadjutores. Está en la plenitud de la Luz y nada realmente bloquea su camino.
Al anular su incertidumbre, difunde seguridad. Su Función coincide con la de todo discípulo; es el núcleo central de la Verdad absoluta. Su acción es decisiva y le obliga, con la violencia espiritual propia del Seis, a identificarse con el centro focal del Grupo y sus iniciativas.» (Extraído de “Le Mete Lontane”, Meta 3.6)
El Vértice 3.6 es uno de los ocho vértices del Plan que expresan relaciones de octava (como 1.2-2.1 / 1.4-4.1 / 2.4-4.2).
«Por su propia naturaleza, encierran «mundos», ya que la Octava es precisamente el contenedor de infinitas relaciones, o sonidos, que magnetiza según su cualidad inherente. El Vórtice 3.6 que ahora nos ocupa es uno de ellos, y nació del encuentro entre la inteligencia creadora (3) y el idealismo (6). Hay aquí un dinamismo equilibrado, ya que la primera energía se dirige a proyectar las formas, la segunda a reconocer la causa, es decir, la idea contenida en ellas. Entre ambas polaridades, equilibradas pero no estáticas, pues una tiende a descender, la otra a ascender verticalmente, pende un mundo de fórmulas que, en cuanto insinúan condensarse y tomar semblanza, se evaporan y dilatan inmediatamente en el Infinito. Estas son las realidades interiores que quizás sería mejor llamar sintéticas o unitarias que, sin limitaciones ni límites, permanecen sin forma y en su infinitud constituyen el Mundo del Fuego con innumerables niveles.» (Extraído de “Le Mete Lontane”, Meta 3.6)
«La capacidad de creación inherente al Tres aquí tiene plena libertad para irradiar; y como resultado, el potencial energético aumenta constantemente, hasta un punto intolerable para el intelecto humano que se aventure a imaginarlo. En ese Entorno la tensión es creciente, la Luz abrumadora, la pureza total. Es el Mundo del Fuego celeste, que es el poder creador divino. Allí habitan las Causas de todo lo manifestado, cada una de las cuales es tan poderosa e inclusiva que solo puede expresarse plenamente mediante una infinidad de sus formas, lo que es imposible.
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Si tal es la naturaleza de la Octava 3.6, la importancia de este vórtice en la economía general del Plan es evidente. Puede describirse como el «repertorio de impulsos» que el Sistema Solar quiere expresar para el Bien común. Contiene las Causas que las empresas del Grupo desean manifestar; por eso es un Jarrón sagrado y precioso que debe guardarse con sumo cuidado. Las ideas vivas que lo pueblan son hijas de los intercambios entre los siete grandes centros de poder, las siete Metas lejanas; y todos los Vórtices estudiados en este ensayo tienen allí sus raíces espirituales.» (Extraído de “Le Mete Lontane”, Meta 3.6)
Y para comparar con la Meta 6.3:
Los discípulos, puestos en actitud correcta, se preguntan:
Se sabe que las Ideas se comunican todas entre sí: así el Agua, el Río, la Fuente, la Desembocadura, la Ribera, el Mar, la Montaña y otras infinitas infinidades componen una sola Idea: el fluir, la corriente. Pero el Aire también fluye; y aquí está el Viento, el Cielo, la Energía…
Pero estas relaciones, estas confluencias, ¿son sin Regla, u obedecen a los cánones de la Armonía? ¿Podría ser impreciso el Mundo de las Ideas? ¿Están dosificadas las innumerables energías que constituyen una Idea, están dictadas por una fórmula?»
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Tal vez nadie le hizo tales preguntas a Platón, pero ese Maestro no desapareció en el aire; y Su inteligencia es ciertamente más activa y experimentada ahora que entonces, cuando estaba enredado en la forma. Si uno quiere beneficiarse de Su guía, debería intentar responderlas:
«Todo es Proporción y Correspondencia en el Mundo de las Ideas, regido por la Regla del Arte. La exactitud lo ilumina. Todo, incluso el gozo y la dicha, está regido por el Número. Por lo tanto, cada Entidad resplandece y la Ley conduce a cada región. El Mundo de las Causas no conoce ni el azar, ni el desorden, ni la duda. Nada existe allí que haya sido creado por el hombre, sino que el hombre tiene ahí su propia razón causal.
El Mundo de las Ideas no tolera la violencia ni los abusos, que son contrarios a la Armonía, que es su ley natural.» (Extraído de “Le Mete Lontane”, Meta 6.3)
La Meta 6.3 matiza el año 2024 en el Ciclo de 49 años asociado con el primer intento de encarnar los 49 Fuegos del Plan (ver Afirmar el Plan Planetario):
«Hemos llegado al último paso, en el camino intermedio entre el Cielo y la Tierra.
El Prototipo del Orden Planetario, una vez cerradas sus filas, se dispone a irradiar el Orden estructural jerárquico a través de sí mismo y de su propia afirmación, fortalecida por la consonancia que ha alcanzado y la perfecta transparencia con que acoge y refleja el Modelo celeste. El poder de su radiación multiplicará el voltaje energético de las conciencias de los miembros, encaminadas al único Propósito.
La Meta 6.3: La Comunión con el Mundo de las Ideas sella esta fusión de la Tierra y el Cielo y muestra cómo esta correspondencia se imprime en la Tabla del Plan, que debe entenderse como la “Tabla de las Correlaciones correctas, entre los Vértices, entre las Ideas básicas del Plan, entre el Sistema Solar y los Sistemas mayores y entre todas las operaciones internas”.
El Mundo de las Ideas entra en resonancia con el orden estructural jerárquico y la danza celeste de las Luminarias que permiten dosificar el futuro según Ritmos, Cánones y Reglas y no confiando en un oscuro e imprevisible, aunque inexistente, azar.» (Los siete Pasos hacia el 2025, [en inglés])
«La facultad creadora mental no es discernible de manera definida en el plano físico; en esto difiere este último del Mundo del Fuego. Los Seres superiores perciben el efecto de sus pensamientos inmediatamente, mientras que en la Tierra solo sienten la dirección de sus pensamientos, el resultado final solo aparece después de algún tiempo. Así podrán formarse poco a poco una opinión sobre las diferencias fenoménicas entre los distintos mundos. De este modo es posible un acercamiento progresivo a la conciencia ígnea, erradicando las barreras que los dividen. Pueden imaginar que un día ya no habrá muerte y la transición será un proceso habitual. Es imposible entender cómo surgieron las divisiones entre los mundos, innecesarias a efectos evolutivos, salvo suponiendo que los humanos alimentaron un concepto orgulloso de la Tierra. Resulta que en la antigüedad remota se reconocía la forma esférica del planeta, mucho mejor que en los periodos postglaciares. Es cierto que muchas tradiciones antiguas se han vuelto confusas y solo ahora la gente empieza a estimar justificadamente la duración de la vida planetaria en un nivel superior. Uno se asombra cuando ciertas personas aparentemente muy eruditas, discutiendo sobre la grandeza divina, intentan, al mismo tiempo, menospreciar sus creaciones. Si hace dos siglos los científicos se hubieran atrevido a pensar en la gran antigüedad de este globo, o a suponer otros mundos habitados, sus contemporáneos con toda probabilidad habrían recurrido al remedio bien probado de quemarlo en la hoguera. Y podemos estar seguros de que incluso hoy en día una teoría sobre el tema, incluso moderada, incluso experimental, sería descartada por fraudulenta. En definitiva, los hombres consideran el destino de su planeta como el alfa y el omega de todo el Universo. Se necesitará mucha persuasión para recordarles que todas las Sagradas Escrituras prevén la Era del Fuego.» (El Mundo del Fuego I, § 616)
Vista de la Tierra por la noche hecha desde los satélites de la NASA.
«El Fuego ya se ha mencionado miles de veces y si hoy insistimos en él, no es solo para repetirlo, sino para predecir ciertos acontecimientos relativos al destino del planeta. La mayoría no podría decir que en sus corazones se han preparado para el Bautismo de Fuego, aunque las Enseñanzas más antiguas ya predijeron su inevitable Época.» (El Mundo del Fuego II, “Introducción”)