La Humanidad espiritualiza la Sustancia

Hoy, en la entrada del Sol en Cáncer (a las 22:52, horas CEST), —la fuente principal en el ciclo actual del 3.er Rayo, la luz difusa de la Sustancia misma, la “luz oscura” de la materia que espera que la luz del alma le imprima su estímulo— afirmamos solemnemente, como Servidores planetarios orientados a la Meta 6.3 del Plan de Evolución, dedicada a la Comunión con el Mundo de las Ideas, la séptima de las 12 Afirmaciones de la Humanidad Una*:

La Humanidad espiritualiza la Sustancia.

«Cáncer, el Signo de nacimiento y de generación, encierra toda la cuestión del Renacimiento; no es el deseo lo que provoca el retorno, sino la Voluntad y el conocimiento del Plan de la Evolución. No es la necesidad de alcanzar la perfección última lo que estimula al Ego a experimentar en la forma, pues ya es perfecto. El incentivo primario es el sacrificio y el servicio que debe prestarse a las vidas menores que dependen de la inspiración superior (que el alma espiritual puede dar) y la decisión de que ellas también deben alcanzar un estado planetario equivalente al del alma que se sacrifica. (…)

La Luna (4.o Rayo, no sagrado) y Neptuno, (6.o Rayo), que en este Signo transmiten las energías de la naturaleza psíquica y de la forma y también tienden a la consecución del propósito a través del conflicto, rigen poderosamente a Cáncer. La forma y la naturaleza psíquica inferior que Ellos controlan produce el campo de batalla en el que “se enfrentan en batalla decisiva” a sus correspondencias superiores, el alma y el espíritu, siendo la materia el estado más bajo del espíritu y este, la materia en su condición más sublime. Esta frase es la verdadera clave para comprender la relación Cáncer-Capricornio.

La sublimación es la espiritualización de la sustancia.

En el nombre del Uno se realiza la Hermandad, la Jerarquía del Amor que es la cumbre ardiente de la sublimación o espiritualización de la sustancia.

La sublimación de la vida es de suma importancia, tanto para el individuo como para la humanidad en su conjunto.

Cuando el discípulo —el individuo, o todo el género humano visto como tal— domine este proceso de transferencia, veremos practicarse el nuevo servicio individual y mundial, y con ello el advenimiento del nuevo orden.» (Alice A. Bailey, Curación Esotérica; vers. ingl. p. 127)

En Cáncer (…), cuando las poderosas influencias de la Luna y Neptuno se combinan con el séptimo rayo (que sintetiza la expresión física) y el tercero (que produce una intensa actividad en la materia)**, se comprende que todas las energías involucradas tienden a provocar el descenso del alma a la carne, a los tres mundos de la experiencia y la vida humanas. (…)

La espiritualización de las formas puede considerarse como el trabajo principal del séptimo rayo; y este principio de fusión, coordinación y unión, está activo en los niveles etéricos cada vez que un alma encarna y nace un niño en la Tierra. El alma es el principio sensible que subsiste en toda la manifestación externa, compenetra todas las formas y constituye la conciencia de Dios mismo. Cuando el alma, sumergida en la sustancia, es simplemente sensibilidad, agrega, mediante su interacción evolutiva, la cualidad y la capacidad de reaccionar a la vibración y al medio ambiente. Así se expresa el alma en los reinos subhumanos de la naturaleza. Cuando el alma, expresión de sensibilidad y cualidad, agrega a estas la capacidad de percibir al yo en forma desapegada, aparece esa entidad autoidentificada que llamamos un ser humano. Cuando el alma agrega a la sensibilidad, a la cualidad y a la autopercepcíón, la conciencia grupal, tenemos entonces la identificación con el grupo de un rayo y aparece el discípulo, el iniciado y el maestro. Cuando el alma agrega a la sensibilidad, a la cualidad, a la autopercepción y a la conciencia de grupo, la conciencia del propósito sintético divino (denominado el Plan), tenemos entonces ese estado de ser y conocimiento que caracteriza a todos los que están en el Sendero de Iniciación, incluyendo a esas Vidas graduadas desde el discípulo más avanzado hasta el Logos planetario mismo. No olvidemos al hacer estas diferenciaciones que existe, sin embargo, una sola Alma, la cual funciona y actúa a través de vehículos de diversas capacidades y distintos refinamientos, con mayores y menores limitaciones, así como un hombre constituye una sola identidad que actúa a veces mediante un cuerpo físico y otras a través de un cuerpo sensorio, o de un cuerpo mental, y aún otras llega a conocerse como el Yo (…).» (Alice A. Bailey, Psicología Esotérica I; vers. ing. pp. 53-54)

Todo lo que actualmente impide que la gloria, que es el alma, y el resplandor que emana de Dios dentro de la forma, brillen con todo su poder, es la materia o aspecto-forma. Cuando esta ha sido consagrada, purificada y espiritualizada, entonces la gloria y la luz pueden brillar verdaderamente a través de ella.» (Alice A. Bailey, Los Trabajos de Hércules; vers. ingl. p. 22)

La humanidad es el portador planetario de luz que transmite la luz del conocimiento, de la sabiduría y de la comprensión, en sentido esotérico. Estos tres aspectos de la luz llevan los tres aspectos de la energía del alma, al alma de todas las formas. (…)

El triángulo espiritual descendente y el triángulo material ascendente, unen sus vórtices en la humanidad cuando ha encontrado el punto de equilibrio. En la comprensión y espiritualización del hombre reside la esperanza del mundo. El género humano es el Salvador mundial, del cual todos los Salvadores mundiales han sido símbolo y garantía.

La unión de la evolución dévica o angélica con la humana (…) es un misterio que se solucionará a medida que el hombre adquiera la conciencia de su propio Ángel solar solo para descubrir que ella no es más que otra forma de vida que, habiendo servido su propósito, debe ser dejada atrás (…).

(…) Así sirve la humanidad; y en el desarrollo de una aptitud consciente de servicio, en el acrecentamiento de una comprensión consciente de la parte individual que debe desempeñar en el desarrollo del plan y en el sometimiento de la personalidad al alma, se logrará el constante progreso de la humanidad hacia su meta de servicio mundial.» (Alice A. Bailey, Tratado de Magia Blanca; vers. ingl. pp. 100-110)

«Todo ser humano que alcanza la meta de la luz y la sabiduría, tiene, automáticamente, un campo de influencia que se extiende hacia arriba y hacia abajo, y ambos llegan internamente a la fuente de la luz, como externamente a los “campos de la oscuridad”. Cuando haya logrado la comprensión, llegará a ser un centro consciente de fuerza dadora de vida, y lo hará sin esfuerzo alguno. En renovado esfuerzo estimulará, energizará y vivificará todas las vidas con las cuales se pone en contacto, ya sea un compañero aspirante, un animal o una flor. Actuará como transmisor de luz en la oscuridad, dispersará el espejismo a su alrededor y permitirá la irradiación de la realidad. Cuando en gran número los hijos de los hombres puedan actuar de esta manera, entonces la familia humana emprenderá su destinado trabajo de servicio planetario. Su misión es actuar como puente entre el mundo del espíritu y el mundo de las formas materiales. Todos los grados de materia se encuentran en el hombre y todos los estados de conciencia son posibles para él. La humanidad puede trabajar en todas direcciones, elevando al cielo los reinos subhumanos y trayendo el cielo a la Tierra.» (Alice A. Bailey, Tratado de Magia Blanca; vers. ing. p. 538)

«La evolución del Espíritu prevé que las Jerarquías que constituyen la Tríada espiritual (Atma-Buddhi-Manas: el Triple Ego) rijan, amen y brillen en los tres mundos y reinos inferiores a través de la Cuarta Jerarquía Humana, reuniendo así el Cielo y la Tierra. “La Cuarta Jerarquía Creadora es la gran expresión de la voluntad consciente y del sacrificio consciente del Logos solar y el gran símbolo de la unión inteligente del espíritu y la materia” (Las Jerarquías Creadoras, nota n.o 8).

La humanidad puede establecer ahora, por intermedio del Cristo y del Buda, una estrecha correlación con Shamballa y hacer su propia contribución como centro mundial a la vida planetaria. Compenetrada por la luz y controlada por el Espíritu de Paz, la expresión de la voluntad de bien de la humanidad puede emanar poderosamente de este tercer centro planetario (…); la humanidad iniciará, por primera vez, la tarea que se le ha designado como intermediaria inteligente y amorosa entre los estados superiores de conciencia planetaria, los estados superhumanos y los reinos subhumanos. Así, la humanidad llegará, al final, a ser el salvador planetario. (Alice A. Bailey, La Exteriorización de la Jerarquía; vers. ingl. p. 163)

En este momento culminante solsticial, cuando las puertas se abren de par en par hacia un horizonte nuevo, infinito, el corazón de la Humanidad Una, como un Sol, la Fuente de Vida, calor y luz, un Iniciado Servidor y Salvador del mundo, la sección áurea entre la Jerarquía y la Humanidad, revela su Esencia, el Principio crístico que irradia el poder salvífico del Amor y de la Luz, que eleva al Cielo mientras trae el Cielo a la Tierra.

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* Ver el artículo introductorio y Celebración Ritual en línea.

** En el actual ciclo precesional, Cáncer transmite las energías conocidas como el 3.er y 7.o Rayo, conectadas con la Inteligencia Activa y el Orden y Magia ritual (…).


 

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