Inmersos en el clima solar activado por la conjunción de hoy entre Saturno y Venus, las Luminarias que presiden el diseño y ejecución del Plan de la Evolución, nos preparamos para acoger en nuestros corazones Su radiante Luz, alentados por la Enseñanza que afirma: «Los rayos de los planetas ejercen poderosas influencias sobre la humanidad.» (Colección Agni Yoga, Hermandad, § 162)
Saturno, el Señor celeste que elabora y define los decretos solares, encuentra en Venus, Maestra de la relación áurea, el «resonador» capaz de transferir la esencia de estos decretos al mundo formal, construyendo formas conforme a la proporción y a la belleza.
Venus, como perfecto y fiel ejecutor de los planes trazados por Saturno para realizar el propósito solar, urge a la Tierra, su Alumno, para que la Luz de esta conjunción inspire a la Humanidad a construir, en amorosa sabiduría, las líneas de las Nuevas Cultura y Civilización llevando a cabo la Hermandad de Amor y Luz en el planeta y entre los mundos.
Con este fin, sigamos la instrucción ofrecida por las palabras del Maestro Tibetano en el texto Telepatía y el Vehículo Etérico (pp. 126 -131) y manifestemos con creciente responsabilidad el poder del papel clave de la Humanidad en la promoción del Diseño divino en la Tierra.
La Humanidad (la 4ª Jerarquía creadora) es de hecho la expresión de la Inteligencia divina y ocupa el tercer vértice de la tríada mayor de Centros planetarios formada por Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad.
«El objetivo de todo el Plan de evolución es establecer una relación tan estrecha entre esos tres Centros que la síntesis del Propósito divino pueda realizarse armoniosamente en todos los niveles de conciencia. Si esto puede tener lugar, el Pensamiento básico, la Proposición fundamental del Logos planetario, llegará a ser, con el tiempo, conocible para el hombre.
Permítanme recordarles la afirmación esotérica de que todo ser vivo, o vida manifestada, desde el Logos planetario hasta el átomo más pequeño, ha sido, es o será un hombre. Esto se refiere al pasado, presente y futuro de toda vida manifestada. Por lo tanto, el hecho de la humanidad y lo que representa es probablemente el primer y principal aspecto del Propósito divino. Deténganse y reflexionen sobre estas palabras. Es, por lo tanto, el primer hecho que indica claramente el alcance y la grandeza de la humanidad; y hasta que no sean revelados posteriormente otros dos hechos, no será posible comprender correctamente los aspectos más amplios del propósito de Sanat Kumara [el Señor o Regente del Mundo y de la Humanidad, el creador del hombre pensante. De Sanat Kumara… emana lo que se ha llamado la Luz de la Vida, la Luz superna]. Todo lo subhumano avanza lentamente hacia una definida experiencia humana, o pasa por la etapa del esfuerzo humano y la consiguiente experiencia, o ha trascendido esa etapa de limitación y -en virtud de la iniciación- transfiere la naturaleza humana a un estado de divinidad…
La nota clave del Señor del Mundo es, por tanto, HUMANIDAD, pues ésta es la base, la meta y la estructura interna esencial de todos los seres. La Humanidad es la clave de todos los procesos evolutivos y de la correcta comprensión del Plan divino que manifiesta en tiempo y espacio el Propósito divino. (…) la Ciencia de la Impresión (…) es el factor que hace posible la relación y el contacto y es también la fuente de todo conocimiento. (…)
(…) aunque llamemos HUMANIDAD a uno de los centros principales, sin embargo, en última instancia, todos los centros están formados por vidas que evolucionan hacia la etapa humana, por seres que están en la etapa humana y por aquellos que, con mucho, han trascendido esa etapa, pero que están dotados de todas las facultades y todos los conocimientos que han tenido lugar durante la experiencia humana, ya sea en planetas o sistemas solares anteriores o en nuestra particular y característica vida terrestre. En virtud de esta uniformidad de experiencia, el arte del contacto y la ciencia de la impresión se convierten en posibles actividades normales. Los grandes y omnipotentes Seres existentes en Shamballa pueden ejercer «impresión» sobre las Vidas omniscientes y sobre las vidas menores que componen la Jerarquía, porque han tenido una experiencia humana común; los Trabajadores, miembros de la Jerarquía, o Maestros e Iniciados, pueden a su vez influir sobre la humanidad porque comparten su experiencia y tienen comprensión de ella; los seres que componen la familia humana representan la meta de los reinos subhumanos y pueden ejercer y ejercen una «impresión» sobre ellos debido a las tendencias instintivas fundamentales que se manifiestan en el grupo humano, pero que son tendencias instintivas latentes y potencialidades inherentes a los tres grupos subhumanos. Estas enseñanzas han estado siempre implícitas en las doctrinas esotéricas, pero no han sido suficientemente enfatizadas, dado el grado de evolución de la humanidad, que ahora ha progresado hasta tal punto que esas enseñanzas pueden ser útilmente puestas en evidencia. Quisiera señalarles que ésta fue la nota clave del Evangelio: la naturaleza humano-divina del Cristo que le une al Padre en virtud de Su divinidad esencial, y al hombre en virtud de Su humanidad esencial. (…)
La característica predominante de la humanidad es la sensibilidad inteligente a las «impresiones». Mediten sobre estas palabras precisas. Después de todo, el trabajo de la ciencia no es más que el desarrollo del conocimiento de la sustancia y de la forma, y tal conocimiento hará posible, con el tiempo, que la humanidad actúe como el principal «agente de impresión» en lo que se refiere a los tres reinos subhumanos de la naturaleza: ésta es la máxima responsabilidad humana. Establecer la relación es, en la práctica, desarrollar la sensibilidad humana. Me refiero aquí a la sensibilidad a la impresión procedente de la Jerarquía. El trabajo que se realiza a través de los procesos iniciáticos tiene por objeto capacitar a discípulos e iniciados para recibir la «impresión» de Shamballa; el iniciado es esencialmente el producto de una formación dual: científica y religiosa; ha logrado una reorientación hacia ciertos aspectos de la existencia divina (…).
Los tres grandes Centros (Shamballa – Jerarquía – Humanidad) están constantemente en estrecha relación…; siempre hay una serie ininterrumpida de «impresiones» que vinculan un centro con otro, presentando un unido y evolucionante objetivo y llegan a constituir (actualmente con extraordinaria celeridad) una ciencia secundaria, la ciencia de Invocación y Evocación, que es en realidad la ciencia de impresión en práctica y no meramente en teoría. La primera gran Invocación fue pronunciada por el Logos planetario cuando expresó el deseo de producir la manifestación, y así invocó y atrajo la sustancia necesaria para la manifestación designada. Inició la cadena del ser y de la jerarquía y se estableció la relación entre todas las unidades «substanciales»; las más poderosas y dinámicas de entre ellas pudieron entonces ejercer las «impresiones» sobre las más pequeñas y débiles hasta que, a medida que pasaron los ciclos, se crearon gradualmente los siete Centros en estrecha relación de «impresión» entre sí. En la actualidad sólo nos ocupamos de tres de estos siete Centros; de los demás sabemos demasiado poco, pues en su mayor parte están compuestos por unidades de las evoluciones dévicas… y por vidas subhumanas que actúan según las «impresiones» que emanan de los centros coronario, cardíaco y laríngeo del Logos planetario. (…)
- La energía eléctrica y dinámica de la Vida misma, o la potencia divina del Propósito personificado, expresándose por medio de la manifestación evolutiva, la divina Voluntad. Sería conveniente comprender que el propósito emana del plano mental cósmico, siendo el principio omniincluyente, sintético y motivador que se expresa como voluntad divina en el plano físico cósmico – los siete planos de nuestra Vida planetaria. Esta energía dinámica se enfoca a través de las Vidas o Seres que controlan y dominan a Shamballa. Hasta que el Propósito divino haya sido alcanzado, el Logos planetario mantiene todo en manifestación mediante el poder de Su voluntad, animando todas las formas con fuego eléctrico. El conocimiento de esta Voluntad y Propósito le llega al estudiante que está construyendo el Antakharana y que está por lo tanto siendo controlado por la Tríada espiritual, la triple expresión de la Mónada.
- La energía solar magnética atractiva a la que damos el nombre inapropiado de Amor. Esta energía constituye la fuerza coherente y unificadora que mantiene unido al universo manifestado o forma planetaria, siendo responsable de todas las relaciones; es el alma de todas las cosas o formas, comenzando por el ánima mundi, hasta llegar a su punto máximo de expresión en el alma humana, factor constituyente del quinto reino de la naturaleza, el Reino de Dios o de las Almas. La comprensión de este poder humano vendrá a medida que el individuo haga contacto con su propia alma y establezca una relación estable con esa alma; entonces se convertirá en una personalidad fusionada con el alma. Como bien saben, la triple personalidad es para el alma lo que la Tríada espiritual es para la Mónada: un medio claro de expresión. La mayoría de los estudiantes están o deberían estar actualmente ocupados con esta energía atractiva, porque hasta que no hayan logrado dominar la naturaleza de deseos, transmutándolos en aspiración y control egóico, no podrán comprender la energía dinámica del fuego eléctrico. El magnetismo atractivo es la energía que domina y controla a la Jerarquía.
- La inteligente actividad del fuego por fricción. Los estudiantes deberían releer el «Tratado sobre Fuego Cósmico«, donde expongo extensamente estas tres energías condicionantes. Esta tercera y fundamental energía se expresa en los tres mundos y en los cuatro reinos de la naturaleza, culminando su expresión en la energía creadora del reino humano. Emanó originalmente (en lo que concierne a nuestro sistema solar y a nuestro esquema planetario) del primer sistema solar, siendo la energía mejor comprobada y conocida en la manifestación. Es el medio de actividad en todas las formas, a través de las cuales se expresa el Logos planetario; es el resultado de la actividad de la Mente divina, a medida que ese tipo peculiar de energía divina actúa sobre todos los átomos y todas las formas atómicas y a través de ellos. La fisión de los núcleos del átomo, en los últimos años, es el signo externo o demostración de que la humanidad ha «abarcado» la Mente divina y puede ahora «abarcar» el amor o la naturaleza atractiva de la divinidad.
Si reflexionan sobre estas tres energías fundamentales, trabajan con ellas y buscan su expresión dentro de sí mismos, simplificarán grandemente su manera de pensar en forma esotérica. Permítanme hacer algunas afirmaciones que forzosamente tendrían que aceptar como hipótesis, pero que pueden ser corroboradas si se llega a comprender la Ley de Analogía o de Correspondencia y si se acepta también la verdad de que el microcosmos refleja al macrocosmos y, por lo tanto, que cada ser humano está relacionado con la Deidad en razón de su similitud esencial.»
«La Humanidad está unida al Cosmos por lazos inseparables. … Por voluntad del Cosmos todas las cosas se atraen mutuamente. Todo tiende a la creación mutua. A la humanidad le está permitido ‘religare’ en la forma de una religión unificadora, para el progreso de la comunidad, para el reconocimiento de la primera Fuente, que contiene todos los principios del Ser y crea todas las sustancias por su bien». (Colección Agni Yoga, Infinito I, § 23).
Este incansable proceso de unificación y atracción encuentra en la Humanidad su principal agente armonizador, como bien describe la Enseñanza, destacando el papel clave del Hombre en la Tierra y en el cosmos: «La Humanidad es la evolución por la cual el aspecto Hijo debe expresarse con la máxima perfección en esta encarnación cósmica. El hombre fusiona los pares de opuestos, y en él se encuentran los tres fuegos. Es la mejor expresión del principio manásico, y puede considerarse, desde un punto de vista muy interesante, la obra maestra de Brahma. Es la envoltura de la vida de Dios; es la conciencia individualizada del Logos, manifestada a través de los siete Manasaputras divinos u Hombres Celestes, en Cuyos cuerpos cada unidad de la familia humana tiene su lugar. Es el aspecto de Visnú en proceso de desarrollo por medio de la inteligencia de Brahma, impulsado por la voluntad de Mahadeva. Por lo tanto el hombre es muy importante, en un sentido especial, porque constituye el punto de unión de los tres aspectos (…).» (Alice A. Bailey, Tratado sobre el Fuego Cósmico, Ing. 242)
Así el Servidor planetario, punta de lanza de la Humanidad Una, consciente de su papel en el planeta, se vuelve cada vez más receptivo a las impresiones del Arte de crear de la Hermandad Solar y con alegría y ferviente compromiso labra el sendero con su esencia regia, la Luz creadora de la expresión divina, para realizar el sueño del Plan de Luz y Amor en la Tierra. A las puertas de la Fecha crucial del 2025 [en inglés], en aliento unido y ritmo unificado con los otros dos Centros planetarios Shamballa y Jerarquía, la Humanidad Una irradia todo su poder creativo y la Gloria del Propósito Común.
«Que las Fuerzas de la Luz traigan iluminación a la humanidad.»