Hoy celebramos la Alineación heliocéntrica del Urano celestial, el Iniciador en los Misterios, el Señor del Orden y «Aquel que hace nuevas todas las cosas», en el centro de Tauro. [1]
Urano, la mente oculta, inicia en el Mundo de las Ideas y despierta los Misterios en las profundidades de la conciencia.
El Iniciador Solar une lo Altisimo y lo abisal:
en el centro de Tauro,
desde el Corazón de la Cuarta Jerarquía humana
afirma el restablecimiento
del Orden de los Siete Rayos en la Tierra,
el Canon septenario constructor de los Siete Rayos de la Belleza real.
(Para poder leer los subtítulos en inglés, poner el cursor sobre el cuadrado pequeño que está ubicado abajo, en el lado derecho, y aparecerá la indicación “Subtítulos (c)”; hacer un clic en este cuadrado.)
«Comprender la Belleza salvará el mundo.»
Es la Festividad de la Jerarquía de la Luz.
Afirmamos:
Del caos a la Belleza: ¡Todo es luz!
*
Una fuente de Luz brota del corazón de Tauro,
ardiente gema zodiacal.
En el centro de su campo energético, un río luminoso
fluye sin cesar y arrastra consigo
—con la fuerza del «incentivo divino»— el eterno anhelo de los muchos hacia el Uno.
El Fuego solar, que en secreto arde impávido, está acompañado por el pensamiento creador de la Luz que, al tender puentes
de Belleza, conduce a más allá de la oscuridad de la materia.
«(…) el pensamiento es el Señor de todo lo que existe.
Al deslumbrar, genera la Belleza.»
(Agni Yoga, § 29)
Urano, el Maestro de Ceremonias solar, marcha majestuosamente en la sustancia de Tauro.
Sus pasos rítmicos y solemnes moran en este Centro de gozo, en el templo solar cuya liturgia comunitaria celebra en un triunfo de armonía creciente.
Con Su toque de fuego, Él afirma la obra sagrada de los Constructores solares; y cuando su mirada se alinea con el Camino Medio, crece en poder el resplandor del fuego de lo Verdadero.
«Una majestuosa Unidad reina en el Universo como una ley poderosísima.
Solo quienes la respetan pueden cooperar verdaderamente con el Cosmos.»
(Infinito II, § 48)
Este encuentro de fuegos electriza la sustancia.
Cada corazón se abre a la visión cósmica, cada ojo se abre de par en par al resplandor de los Mundos lejanos.
La Luz de Tauro revela la Voluntad solar y la llama de Urano enciende y fortalece la voluntad de ser uno con el Todo.
Lo Altísimo y lo abismal se unen, el Espíritu y la Sustancia se funden, la Luz y el Fuego dan testimonio del resplandor del Cristo solar.
«El espíritu se transforma por el proceso de transmutación y también al conformar la voluntad a la Luz.
En el sendero del Mundo del Fuego, esfuércense por ajustar la voluntad a la Luz Superna.»
(Mundo del Fuego III, § 244 [alias Mundo Ardiente III])
El Camino está trazado. El Fuego está encendido.
La piedra áurea del Templo está forjada.
La Luz irrumpe.
En ese momento vibrante y solemne donde se unen los Guerreros y los Constructores, la visión del Plan se hace clara e impregna toda conciencia.
Y no hay nada que no se revele al ojo enamorado de quien contempla el Cielo.
«Sean como flechas disparadas hacia el cielo por un arco de fuego.»
(Mundo del Fuego I, § 507 [alias Mundo Ardiente I])
Del caos a la Belleza: ¡Todo es luz!
Notas:
[1] En el nivel heliocéntrico ocurre cada 84 años (número cíclico sagrado para la Correlación Urano-Tierra: 7×12); así que la última vez fue el 29 de agosto de 1938, otro período muy crucial para la humanidad; mientras que geocéntricamente será el 9 de mayo del 2022, el 10 de enero y el 5 de febrero del 2023). (Consultar los artículos Año 2022, 2.o cuadrante y Solsticio, y en particular el documento [solo en inglés] Los siete pasos hacia 2025.)
Urano imprime la energía de cada Signo durante Siete años (7×12) y ahora, desde Su entrada heliocéntrica en Tauro en septiembre del 2018, está en la mitad de obra que nos conduce a la Cumbre iniciática del 2025.
Tauro–Escorpio es el ecuador zodiacal: 4.o Rayo puro. Tauro es el Ojo de la Revelación y rige el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, el Centro Ajna planetario (el Centro Coronario de Shamballa está regido por Aries; el Centro Cardíaco de la Jerarquía, por Acuario y el Centro Laríngeo de la Humanidad, por Piscis).