Hoy celebramos la alineación anual en el plano de la eclíptica de la Polaridad Sol-Tierra con Etamin, o Eltanin, la estrella más brillante de la constelación de El Dragón, la personificación de la «Sabiduría, la Inmortalidad y el Renacimiento», de 7.o Rayo, asociada al Centro Base del Gran Ser «en el que vivimos, nos movemos y somos». [1]
Nos aproximamos a la culminación solsticial de este Año 6.2 dedicado al Espacio, al Infinito como Base de la Nueva Religión Mundial, en el que hacemos coincidir cada alineación del eje Sol-Tierra con Siete Estrellas Maestras de Rayo, con una de las siete poderosas Afirmaciones que abren toda las Enseñanzas del Agni Yoga, contenida en la presentación del libro Hojas del Jardín de Morya I “Llamamiento”, que aparece inmediatamente después de la dedicatoria, Al Nuevo Mundo, mi Primer Mensaje.
Estos siete mantras [2] —palabras vectoriales de lo divino—, pronunciados hace casi un siglo, son un cristal que brilla e irradia las siete Energías de lo Real, siguen resonando en el Espacio, estimulando el canto unificado que ritma el trabajo de los Servidores planetarios.
«(…) Enseña con Mi Palabra, y florecerá la sabiduría;
y un nuevo Templo será construido. (…)» [3]
Yo soy tu Sabiduría,
es la séptima de estas Afirmaciones.
En estas páginas ya hemos abordado varias veces la idea de sabiduría, incluso la hemos analizado en un artículo [solo en inglés] específico; así que hoy nos centraremos en destacar sus piedras angulares.
Para adentrarnos en ella, empecemos por arriba —tanto como método de razonamiento como así también en honor a la alineación con el Dragón cósmico— y, por lo tanto, por la definición del Glosario Teosófico de H. P. Blavatsky:
«SABIDURÍA: La “verdadera esencia de la sabiduría está contenida en el No-Ser”, dicen los cabalistas; pero también aplican este término al VERBO o Logos, el Demiurgo, a partir del cual surgió el universo. “La Única Sabiduría está en el Sonido”, dicen los Ocultistas; el Logos está representado nuevamente por el Sonido, que es el sustrato del Akāsa. El Zohar, o el “Libro del Esplendor”, dice: “Es el Principio de todos los Principios, la Sabiduría misteriosa, la corona de todo lo más elevado.” (…)»
Somos conscientes de que la “Sabiduría Eterna” a la que se refieren las Enseñanzas tradicionales es, por tanto, una Energía inefable, pero nos damos cuenta de que, debido a la estructura jerárquica de la Creación, es un Principio rector que se modula a sí mismo según cada nivel de conciencia en el cosmos, ad infinitum.
En nuestro nivel de comprensión y servicio, en el documento “Génesis de las Ideas-Lambdoma Espacio” [solo en italiano], ubicado en Vórtice 5.7, lo definimos así:
La Sabiduría es la expresión áurea del Amor.
En esta visión, la sabiduría es, pues, esa energía de Amor que realiza continuamente la proporción áurea para resolver cada correlación de la Creación en la unidad, de manera exacta y armoniosa; aquí, el Amor no es entendido como un sentimiento, sino como un principio de atracción y tensión magnética, como un motivo universal.
«El amor puede crear universos.
El Amor y la Sabiduría son una sola cosa.» [4]
La idea de sabiduría evoca la intuición; nuestro daimon o alma interior reconoce la esencia con sencillez e inmediatez, y sentimos que es el saber del corazón, una cualidad que va más allá del proceso de la mente racional para llegar a la mente abstracta y a la inspiración superior.
El Maestro del Agni Yoga lo expresa así: «El intelecto no es sabiduría; conocimiento directo, sí. El intelecto es razonamiento. La sabiduría decide cuando la elección ya está madura. El intelecto es el umbral de la sabiduría, y cuando es agudo penetra en la esfera de la síntesis. (…) La síntesis del espíritu abre todas las esferas. (…)» [5]
Este mismo concepto se encuentra, más ampliado, en otra fuente tradicional, el Maestro Tibetano: «(…) El conocimiento es el fruto del Aula del Aprendizaje (…). Es lo que sentimos como certeza mental, o lo que podemos constatar experimentalmente. (…) La sabiduría es el fruto del Aula de la Sabiduría. (…) Puesto que la sabiduría se refiere a la esencia de las cosas y no a las cosas mismas, es el aprendizaje intuitivo de la verdad, independiente de la facultad de razonar; es la percepción innata que puede distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre lo real y lo irreal. Y es más que eso, pues es también la creciente capacidad del Pensador para adentrarse cada vez más en la mente del Logos, para comprender la verdadera esencia del gran esquema del universo, para ver su propósito y armonizarse cada vez más con lo que es superior. (…) podemos decir que la sabiduría es la realización del “Reino de Dios dentro de nosotros” y el conocimiento del “Reino de Dios fuera de nosotros”, en el Sistema solar. (…)» [6]
El Maestro de Agni Yoga vuelve a hacerse eco de esto:
«La conciencia es semejante a la comprensión del espíritu; crece hasta que todo el ser está como envuelto en una llama. (…) Por encima de los estratos de pensamientos terrenales fluyen las corrientes de la sabiduría solar, y en esas regiones comienza la gran Enseñanza prescrita.
Les incitamos a abrazar el Universo entero. (…)» [7] Con fuerza resuena el llamamiento a comprender la guía evolutiva de la Hermandad jerárquica:
«Esa condición que media con la Jerarquía se denomina “chispa de sabiduría”. No es vacuidad, ni apatía ni imposición, es la apertura total y consciente del corazón. [8]
(…) Los hombres nunca comprenderán la verdadera Sabiduría sin reconocer primero la ley de la Jerarquía, el fundamento de toda vida, aquello por lo cual el mundo progresa, el principio evolutivo, y que hizo posibles las más bellas páginas y períodos de la historia. (…)» [9]
También citamos una nota de la tradición sapiencial islámica, que reconoce tres etapas en el camino de la sabiduría:
– La ciencia de la razón, producida por el sentido común o el razonamiento;
– La ciencia de los estados espirituales, seguida por aquellos que progresan en el camino de Dios a través de la experiencia directa.
– La ciencia de los secretos, destinada a captar el misterio divino y que es universal, el don de profetas y santos, como expone en sus obras IbnʿArabī, filósofo y poeta árabe que vivió entre 1100 y 1200, y que, siendo un joven de sólo 14 años, dialogó con el anciano Averroé en Córdoba, y que sería honrado en Occidente con el título de Doctor Maximus.
Otra clave para adentrarse en la idea de sabiduría es la etimológica; la búsqueda de su raíz indoeuropea es objeto de acalorados debates. Consideramos aquí la hipótesis que nos resulta más convincente: El lingüista Rendich propone para el griego sophòs, ‘sabio’, y para el latín sapiens, ‘sapiente’, la raíz indoeuropea bhās, que expresa la idea de «efecto [ā] de un desplazamiento [h] de energía [b]», «brillar», «ser luminoso»; cf. el sánscrito subhās, compuesto de «bueno» y bhās, «que ilumina bien, sabio». Es la misma raíz que las palabras latinas focus, ‘fuego’, y fax, ‘antorcha’; en esta sugerencia, la sabiduría es el vínculo ardiente entre los mundos, la comprensión de la esencia espiritual de lo Real en el camino del infinito.
Concluimos con dos pensamientos más tomados del Maestro Tibetano y del Maestro del Agni Yoga, un llamamiento al trabajo común y al gozo:
«(…) Dona tu sabiduría, hermano, con sabiduría y poder (…). Uno puede poseer estas cualidades. (…)» [10]
«(…) la Comunidad planetaria se construye con manos y pies, y ahí reside su belleza. (…) Nosotros llamamos a quienes conocen las dificultades. Llamamos a los que no vuelven atrás. Llamamos así a quienes saben que el gozo es una sabiduría especial. ¡Nuestras instrucciones pueden ser las más difíciles, pero conducen a la exultación! (…) [11]
*******
[1] Consultar L’Ordine di Orione [solo en italiano]
[2] Yo soy tu Beatitud.
Yo soy tu Sonrisa.
Yo soy tu Gozo.
Yo soy tu Reposo.
Yo soy tu Fuerza.
Yo soy tu Valor.
Yo soy tu Sabiduría.
[3] Hojas del Jardín de Morya I, “Llamamiento”, § 43, Agni Yoga.
[4] Ídem, § 28.
[5] Agni Yoga, § 508, Agni Yoga.
[6] Iniciación Humana y Solar, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 11.
[7] Hojas del Jardín de Morya II, “Iluminación”, § 105.
[8] Mundo del Fuego I, § 174.
[9] Jerarquía, § 414, Agni Yoga.
[10] El Discipulado en la Nueva Era II, A. A. Bailey; vers. ingl., p. 357.
[11] Comunidad, § 156, Agni Yoga.