El Segundo Año del Sexto Septenio

He aquí que estamos una vez más en el solsticio. La Tierra, en Cáncer, en la culminación formal del trabajo, se alinea con la cumbre espiritual e iniciática de Capricornio, donde ve salir el Sol en el centro galáctico. En este mágico interludio atemporal, la puerta “de los hombres” y la puerta “de los dioses” se abren simultáneamente, encendiendo en el Espacio un poderoso impulso discontinuo que condicionará con sus energías el año que comienza; la Tierra respira de nuevo, todo se renueva.

Los discípulos del mundo se reúnen en silencio y transmiten al tejido energético humano el poder de este acontecimiento “religioso”.

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Para quienes siguen los pasos de la Tabla del Plan, que ha sido intuido para la Humanidad, el año que comienza está impregnado de la correlación entre las energías del Sexto y Segundo Rayos, cuya Meta, que debemos iluminar y llenar de significado, reza:

«Espacio. Infinito. Bases de la Nueva Religión Mundial.»

El símbolo intuido para esta Meta es:

Su simiente sintética afirma:

Las Inteligencias divinas del Sistema Solar conducen a todos los Peregrinos, cada uno en su propio camino, cada uno con su propia Luz. Esta es la religión del Espacio. Yo estudio las leyes sagradas de la gran comunión.

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La nueva Religión es el tema básico de este septenio (2022 – 2028); y aquí estamos llamados a poner los primeros pilares sobre los que empezará a tomar forma este acontecimiento futuro, cuyas señales comienzan a perfilarse.

En el comentario sobre la Meta 6.2 (“Le Mete Lontane”, E. Savoini; Ed. Nuova Era; solo en italiano) se esbozan las siete piedras angulares en las que podría basarse la Religión de la Era de Acuario, que citamos:

«A) Debido a la ausencia, que será prolongada, del Sexto Rayo, la nueva religión no estará polarizada —como muchas anteriores— en la naturaleza emocional. La actitud religiosa no es de por sí necesariamente emocional. La futura actitud estará cualificada por un gran respeto, sincero y profundo, por la libertad, la vida y la conciencia de cada criatura: “menos lágrimas devotas y más gozo sincero”.

B) Debido al desarrollo alcanzado en las comunicaciones, la nueva religión será global, o planetaria: será la base misma de la reconocida comunidad de Naciones. En lugar de dividir a las personas y frustrar sus procesos evolutivos, será el agente definitivo de la verdadera unidad panhumana. (…)

C) Debido a la exigencia natural de dicha globalidad (espontánea, no obtenida por conquista), el ritual, la liturgia y el culto serán abiertamente solares. Seguirán inteligentemente los movimientos del Sol, considerado como el mejor y más vivo símbolo del Ente espiritual central. Todos los pueblos lo reconocen como el signo más perfecto de la Luz divina, toda la naturaleza lo proclama. La pulsación de su energía también lo revela como el Oficiante supremo del Sistema que dirige desde el centro. (…)

D) El Sistema Solar es una comunidad de muchos planetas, y una religión global no puede dejar de tenerlo en cuenta. Las raíces de su pensamiento y el campo de su investigación serán astrológicos, pero no supersticiosos. Esta característica abrirá caminos hasta ahora insospechados, porque es un preludio de la sociedad de personas solares. (…) Por pura necesidad de simetría, otras humanidades deben vivir en el espacio gestionado por el Sol; y por las mismas razones, es inevitable que se encuentren.

E) Las formas que adopten las prácticas religiosas y los rituales, aunque tengan raíces unitarias, serán variadas y cambiantes y se aplicarán libremente según los lugares y los pueblos; pero el ritmo será uno, aunque se experimente de forma opuesta y simétrica en los dos hemisferios (norte y sur), según el flujo alterno de las estaciones.

F) Un rasgo dominante de la religión futura —y que será su gloria— será el culto al Espacio, reconocido como el Amor divino, y a la Luz, entendida como una Inteligencia divina. Y esto no solo en un sentido simbólico, sino con la base en de sus manifestaciones físicas. Esta será la verdadera revolución en el enfoque religioso. (…)

G) Los siete Rayos y sus relaciones mutuas serán mejor estudiados, comprendidos y aplicados. Es un campo de investigación totalmente nuevo, en el que convergen todas las búsquedas de la Verdad, y donde se lleva a cabo la unidad de las energías y las leyes. La política, la enseñanza, la programación, el arte, la ciencia, la vida social y los sistemas legales se cruzan y se apoyan en este crisol. Las siete cualidades de lo divino son agentes de unión colaborativa; y en este sentido son religiosas, aunque no solo. (…)

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Como se ha escrito en otras partes, la nueva Religión no ha de ser una doctrina añadida a las ya existentes, sino una nueva forma de aproximar a la Humanidad al reino del Espíritu, una fascinante exploración del mundo energético de las Causas que subyace al de los acontecimientos, una forma que abre la posibilidad de aprender a vivir en ese nivel de conciencia y, por tanto, con el grado de libertad y poder de Servicio de los “ciudadanos del Sistema Solar”.»

Consecuentemente, en primer lugar se debe sanar la escisión que se ha producido en la mentalidad humana de las multitudes con respecto al concepto de Dios, que es visto como un Ente separado de la creación y, además, humanizado, partidista (mi Dios y tu Dios) y dispensador de premios y castigos; sin embargo, hay que comprender que Dios es, a la vez, trascendente e inmanente y que todo en el Universo está dotado de Su propia naturaleza; de ahí que seamos en Él «todos Hermanos», partes del Yo divino.

También se reconocerá cómo los grandes Maestros, a través de sus Enseñanzas, anclan en las conciencias, en las diferentes épocas, los principios necesarios para la evolución en respuesta a la invocación de la Humanidad, abriendo así paulatinamente tramos del camino que lleva de lo irreal a lo real, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la inmortalidad.

Las instituciones religiosas serán, entonces, centros de espiritualidad, bastiones de preservación, estudio, práctica, integración y difusión de las Enseñanzas de los Maestros y del trabajo en la esfera de la Jerarquía. Serán, pues, «Guías de la Correlación con lo Divino», Entes de referencia vinculados entre sí como una red de faros que señalan el camino a los Peregrinos, puntos de luz que irradian amor y sabiduría y que vierten el agua de Vida a las conciencias humanas en dosis adecuadas, es decir, acorde con las demandas.

La nueva Religión mirará al Cielo interno y al externo, a las grandes Conciencias que rigen el Universo, de las cuales las estrellas y los planetas son la apariencia fenomenal y cuyas energías se distribuyen a cada conciencia menor.

Se admitirá, pues, que el «Dios imperfecto» de nuestro Sistema Solar es el Sol espiritual que, desde el centro, en profunda meditación, insufla vida, movimiento y ser a toda criatura suya.

Se comprenderá que el Zodíaco es un gran transformador de energías procedentes de las constelaciones que se hallan fuera del Sistema Solar, y es el horizonte común de todos los habitantes del Sistema Solar, simbolizando un destino compartido y la posibilidad de un diálogo energético entre los diferentes Entes planetarios que colaboran en la evolución general.
A este respecto, es interesante señalar que la palabra Religión, desde el punto de vista etimológico, tiene una doble derivación que se ha resumido precisamente con la fórmula «Conexión entre los Fuegos espaciales».

Los ritmos y las liturgias de la nueva Religión serán, pues, coherentes con los de los cielos, con los aspectos entre las Luminarias, sus ciclos y las geometrías que diseñan en el Espacio, y con los alineamientos estelares que trazan direcciones ígneas.
Por lo tanto, serán iguales para todos en esencia, pero diferentes en la forma interpretativa, dependiendo de la creatividad de cada pueblo, y sobre todo tendrán que tener en cuenta que en los dos hemisferios terrestres la situación estacional es especularmente diferente. Este será un paso importante para establecer el correcto funcionamiento energético de la Humanidad Una.

Está claro que el florecimiento de una nueva Religión solo irá de la mano con el de la nueva Civilización que surgirá en la próxima era de Acuario y que se centrará en el nivel mental en lugar del de la sensibilidad emocional, en la Unidad en lugar de la individualidad, y en las correctas relaciones entre los reinos que conducen a la Hermandad humana y universal.

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En este tiempo de transición de época —oscura, violenta y desorientadora—, los que miran hacia el este ya perciben una sutil luminosidad que presagia la salida del nuevo sol y que está destinada a aumentar e iluminar el campo. Cada vez se despierta más una conciencia común, una profunda solidaridad, un conjunto de iniciativas humanitarias verdaderamente conmovedoras, así como una incipiente conciencia medioambiental que se extiende a todos los reinos de la naturaleza. Pero, sobre todo, son los discípulos del mundo los que comienzan a sentirse urgentemente llamados a la acción interior unificada y a consagrarse al Servicio, marcando esa continuidad con el trabajo jerárquico que construye y fortalece la conexión entre la Humanidad y la Jerarquía y fomenta la precipitación del trabajo de los Maestros.

Es la hora del héroe cuando las llamas se unen.

Un acercamiento jerárquico es inminente (año 2025; solo en inglés), y es reconocido por muchos discípulos que se preparan desde hace tiempo para este acontecimiento, que podría conducir, en un tiempo relativamente corto, a la exteriorización de la Jerarquía, de la que el Maestro Tibetano habla ampliamente.

Se esperan otros acercamientos mayores que dependerán también de cuál será el nivel evolutivo y, por ende, del poder de invocación de la conciencia humana.

Sabemos que el Buda reveló el aspecto Luz de lo divino y el Cristo el del Amor. El siguiente acercamiento probablemente concernirá al aspecto Voluntad, que podría abrir el canal directo con Shamballa de manera estable.

Acerca de los grandes acercamientos, el Maestro Tibetano dice:

«Me gustaría preguntar a los teólogos ortodoxos cómo interpretan el sintagma “un nuevo cielo”. ¿No podría significar una concepción totalmente nueva del mundo de las realidades espirituales y quizás de la propia naturaleza de Dios? ¿No podrían nuestras ideas actuales sobre Dios —como Mente, Amor y Voluntad universales— enriquecerse con una nueva idea o cualidad para la que todavía no tenemos un nombre o una palabra, de la que todavía no tenemos la más mínima comprensión?» (La Exteriorización de la Jerarquía, A. A. Bailey, p. 357, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 413)

Con este pensamiento, nuestros corazones saltan y nuestras mentes vuelan libres hacia la luz del futuro, que ya está aquí aunque todavía no podamos verlo.

«Por voluntad del Cosmos, todas las cosas se atraen mutuamente. Todo tiende a una creación recíproca. A la humanidad se le concede “religare” en forma de religión unificadora, para el progreso de la comunidad, para la admisión de la Fuente primera, que contiene todos los principios del Ser y crea todas las sustancias para su bien. La concatenación universal de todas las esferas superiores debe ser entendida por la conciencia como una línea de vida mientras se establecen mejores bases para el futuro.» (Infinito I, § 23, Agni Yoga)

La Sabiduría solar llama al poder resolutivo de la Unidad.


 

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