La Afirmación del Discípulo

[Artículo de Martha G. y Frances G.]

La Afirmación del Discípulo

Soy un punto de luz dentro de una Luz mayor.

Soy una corriente de energía amorosa dentro de la corriente de Amor divino.

Soy un punto de fuego de sacrificio, enfocado dentro de la ardiente Voluntad de Dios.

Y así permanezco.

 

Soy un camino por el cual los hombres pueden llegar a la comprensión.

Soy una fuente de fuerza que les permite permanecer.

Soy un haz de luz que ilumina su camino.

Y así permanezco.

 

Permaneciendo así, me vuelvo

y ando el camino de los hombres,

y conozco los caminos de Dios.

Y así permanezco.

(Telepatía y el Vehículo Etérico, A. A. Bailey; p. 196, vers. ingl. 197)

Polaridad Capricornio-Cáncer (Gráfico de Adriano N.)

Que los cielos canten la ascensión de la humanidad en la Luz superna que brilla sobre Cáncer desde Capricornio (1.er, 3.er, 7.o Rayos):

– En la Ley y el Orden divinos, la Humanidad capta un nuevo conocimiento de sí misma como Su agente o funcionario para convertirse en el camino a través del que las Almas pueden comprenderse a sí mismas. La humanidad en el discipulado —al servicio de tales Ley y Orden divinos— goza de plena colaboración con el reino dévico que presta la sustancia etérica al trabajo de construir el Reino divino en la Tierra.

– Sirio, «el agente del amor universal, el origen de la ley kármica, el progenitor de nuestro sistema solar y el Alma misma de nuestro Logos solar, un punto de emanación para los avatares cósmicos y no cósmicos, la fuente del Cuarto Sendero cósmico, el hogar de nuestra Jerarquía planetaria y el punto en los cielos desde el que se dirige el trabajo de nuestra Jerarquía, el origen de los Misterios de la Iniciación y la Estrella de la Iniciación para los buscadores de nuestro planeta» [1] se sitúa “detrás” del eje Capricornio-Cáncer para una fusión perfecta. (Astrología Esotérica, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 50)

– El alineamiento Cáncer-Capricornio se logra mediante la actividad del planeta sagrado Saturno (3.er Rayo), el portador de la iniciación. «Saturno es el punto focal para la transmisión de la Mente cósmica en todos nuestros siete esquemas planetarios.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 378)

Estos dos signos cardinales conducen a la correcta relación o comunión de ideas entre la Humanidad y el 5.o Reino de la Jerarquía. El centro de la garganta planetaria (la Humanidad) acoge el aporte progresivo del alma de la humanidad construida dentro de la Casa iluminada (Cáncer), que recibe las Ideas e ideales fundacionales en la práctica creadora.

“Somos haces de luz que brillan en su camino.”

Somos el camino a través del cual la Jerarquía se exterioriza. Como experto observador, el discípulo se mantiene firme y así toda la humanidad se eleva.

En las energías emergentes de Acuario, la reciente Festividad de Wesak (Tauro) ha intensificado la urgencia de una verdadera armonía dentro del 4.o Reino, el plano de la humanidad; y habiendo pasado por la fase de Géminis, donde los dos hermanos fueron impulsados a una mayor cooperación a través del flujo del Amor crístico, ahora Cáncer, la Puerta de los Hombres en la vía de la encarnación, fusiona su sustancia acuosa de deseo con la sustancia etérica dévica y comienza a afirmar su contribución en el verdadero Discipulado. Ahora la humanidad purifica y destruye la ilusión de los 3 mundos recorriendo el Sendero evolutivo de la “rueda invertida” (El Sendero del Discípulo. Progresivamente, pasando a través de las aguas purificadoras de Cáncer, la humanidad aprende a aplicar la influencia saturniana de la Mente cósmica al Servicio jerárquico. [2]

«Hablando técnicamente y comprendida esotéricamente, la sustancia es, en realidad, la materia etérica cósmica, o aquello de lo que están compuestos los cuatro planos superiores de nuestros siete planos. Desde el punto de vista humano, la capacidad de trabajar con la sustancia etérica cósmica, y en ella, se demuestra ante todo cuando se despierta la mente abstracta y comienza a impresionar a la mente concreta. La intuición es una idea revestida de la sustancia etérica; y desde el momento que el hombre responde a esas ideas, comienza a dominar las técnicas del “control etérico”.» (Telepatía y el Vehículo Etérico, A. A. Bailey; p. 150, vers. ingl. 189).

Cuando ocurre una nueva compresión en respuesta a la influencia jerárquica, surge la Voluntad de Bien. La humanidad se encuentra entonces con un poder transmutativo oculto más eficaz para “sellar la puerta” del separatismo. La Humanidad doblega sus pequeñas voluntades y comienza a construir su Templo en la cima de la Montaña (Capricornio, el signo de la iniciación).

La electricidad del plasma solar (la materia activada por el Fohat) se fusiona con la sustancia acuosa (la sustancia etérica), mientras que la humanidad se convierte en la constructora del propio puente arcoíris. La humanidad se ve ahora impulsada hacia la iluminación ígnea; desarrolla el poder de dirigir la energía a través de los siete centros principales mediante las leyes de la naturaleza, las leyes del alma y el Antahkarana (el puente entre la personalidad y luego entre el alma y la mónada).

El Centro Humano, con sus “unidades de energía”, extiende su radio de acción más allá de los planos puramente físicos. (Telepatía y el Vehículo Etérico; vers. ingl. p. 188) En la fuerza unificada del discipulado, los discípulos dirigen las aguas ígneas de la Sustancia hacia la Fuente a través del Logos. Los discípulos adquieren confianza en sí mismos al proyectar inteligentemente las aguas de la sustancia hacia el Espacio ígneo iluminado, preparándose para una nueva encarnación ígnea. Neptuno (el regente esotérico y jerárquico de Cáncer), velado por la Luna (el regente exotérico del Signo), revela una conciencia mística que conduce infaliblemente a la visión superior, al reconocimiento de la interrelación implicada en la dualidad esencial del hombre durante el proceso de manifestación.  (Escuela Arcana, BTF, Estudio 8, p. 71) El discípulo expresa la ley de correspondencia en el transcurrir de la vida cotidiana: “como es arriba, es abajo”.

Cuando el discípulo se convierte en la fuente de fuerza sobre la que pueden apoyarse las almas, “la Vida Planetaria aumenta su función de Centro en el Sistema Solar”. (Ídem) Esta vida planetaria tiene como objetivo encontrar una relación correcta entre los centros en Shamballa y los centros de la cabeza, Ajna y la garganta, de la Humanidad. Mediante la comunión con las Ideas, los discípulos participan activamente en la resurrección de la humanidad. Los discípulos se convierten en los Señores de la Liberación en la redención de la sustancia terrestre.

Todo esto es, en realidad, un aspecto del gran proceso creador; las Ideas, emanadas de los niveles búdicos del Ser, deben revestirse de materia en los niveles abstractos del plano mental (donde se asocian como las Fórmulas Ideales); luego deben revestirse de materia de los planos concretos mental, astral y etérico; después, de materia densa, asumiendo una Forma física.

Es la relación magnética (de amor) entre el hombre y las ideas la que ha hecho posible su comprensión. En el gran proceso creador, el hombre debe darle forma a la idea; y así nace lo humanitario creador y de este modo la Intención creadora divina es ayuda.

Por ejemplo, la idea de que toda la humanidad está imbuida de dignidad (Declaración Universal de los Derechos del Hombre) solo ahora se está abriendo camino en todos los países, independientemente del grado de supresión y desinformación. Tanto es así que, en el 2015, surgió una campaña planetaria llamada Agenda para el Desarrollo Sostenible, que extendía la dignidad a la Tierra (un principio largamente sostenido por los pueblos de las Primeras Naciones de todo el mundo). De un modo u otro, todo el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo encuentra una expresión creadora en esta idea de responsabilidad por la buena voluntad mundial. En este sentido, demostramos ser “un punto de luz dentro de la Gran Luz” (la Tríada Espiritual) que “manteniéndose tan firme, gira y recorre los caminos de los hombres. Y conoce los caminos de Dios”.

Somos los diseñadores del Plan a la luz del Propósito. El Propósito debe implementarse en el mundo en el que vivimos hoy y de una manera que sea relevante para nuestros tiempos. Afirmamos nuestra capacidad de destilar la experiencia humana en un propósito directo alineado perfectamente con la Voluntad del Logos planetario; y así nos convertimos en el Camino. (Telepatía y el Vehículo Etérico; vers. ingl. p. 194) El amor se expresa cada vez con mayor perfección a medida que los seres humanos desarrollan la capacidad de desempeñar un papel crucial en la liberación espiritual.

«Vengan los Señores de la Liberación, que ellos (los seres humanos) traigan socorro a las almas de todos a través de la cooperación perfeccionada en el cuarto reino o reino humano.

Nos remite a la 8.a Regla para Discípulos e Iniciados: «El grupo encuentra en sí mismo la respuesta a los siete grandes grupos que aplican la voluntad jerárquica con amor y comprensión. El grupo contiene todos los siete, el grupo perfecto. Los siete menores, los siete mayores y los siete planetarios forman un gran todo; y el grupo debe conocerlos. Cuando se comprenda esto y se comprenda la Ley de los Siete Suplementarios, el grupo comprenderá el Tres y luego el UNO. Llegará allí con el respiro unido y el ritmo unificado.» (Los Rayos y la Iniciaciones, A. A. Bailey)

La Humanidad es Voluntad,

es Amor,

es Luz.

La Humanidad es Armonía,

 es Pensamiento,

es Una.

La Humanidad es Orden.

Esta regla asigna a la humanidad poder participar en su papel planetario de dirigir la fuerza, primero a través de las Leyes de la Naturaleza, luego a través de las Leyes del Alma y, al final, en las Leyes de la Vida misma. Los septenarios incluyen: la luz solar de los Siete Rayos es el septenario central de la energía; los siete grupos o Ashramas dentro de la Jerarquía; los siete menores son los siete tipos humanos y también las siete razas-raíz; los siete suplementarios (…); los siete centros de energía en el hombre.

La Ley de los Siete Suplementarios puede ser formulada del siguiente modo:

«La Ley exige la intervención de quien puede efectuar el cambio.

La Ley exige que la dirección correcta guíe, entonces, a las fuerzas que entran.

La Ley exige que los cambios así realizados eliminen la forma, resalten la cualidad y pongan el acento en la vida.

La Ley exige que esto sea causado por el Uno, que trabaja a través de los Tres, infunde energía en los Siete y crea la línea recta desde allí hasta aquí que termina en un punto que ignora a los Tres.

La regla prosigue: Cuando esto es comprendido y aplicado, suceden cuatro cosas:

  1. El grupo debe comprender la naturaleza del Tres.
  2. La naturaleza del Uno ha de ser captada y comprendida.
  3. El grupo debe funcionar por medio del respiro unido.
  4. El grupo debe lograr un ritmo unificado.» (Los Rayos y las Iniciaciones, pp. 151-2)

«Superficialmente, esta regla parece ser sorprendentemente complejidad y extremadamente dificultad. Se ocupa de muchos grupos y septenarios, y ello, aparentemente, complica en forma considerable la comprensión. Sin embargo cada individuo tiene que ver con la multiplicidad de unidades y combinaciones de fuerzas que componen toda su vida cotidiana, las que crean el medioambiente y las circunstancias de su vida. En realidad, la vida sería muy sencilla si el hombre común solo tuviera que preocuparse de siete factores, adaptarse y trabajar con ellos y emplearlos. La progresión hacia el mundo de los valores espirituales y el reino de la existencia triádica (donde actúa el iniciado) es en definitiva la progresión hacia la simplicidad. Es salir de la complicaciones de la tabla de multiplicar y su resultante aritmética y entrar en la simplicidad de las fórmulas simbólicas, utilizadas en las matemáticas avanzadas; es pasar del mundo de las figuras caleidoscópicas en constante movimiento, al mundo de los significados; es el proceso de ubicarse detrás del mundo de los efectos y penetrar en el mundo de las causas, comprendiendo que una simple causa o movimiento dirigido de energía pone en acción miríadas de efectos. El camino del iniciado no es complicado cuando ha captado el hecho de que debe liberarse del mundo de lo visible y de la ilusión y permanecer libre en el mundo de la luz, donde todo queda claramente revelado. Luego puede recibir las lecciones y el entrenamiento que le permitirán manejar energías y —habiéndose liberado del control ejercido por las fuerzas— comenzar a dirigirlas de acuerdo con el gran Plan.» (Los Rayos y las Iniciaciones, p. 149)


[1] “Sirius”, Esoteric Astrology, Maureen Temple Richmond, 2020.

[2] «En un el futuro inmediato, en el cuarto subplano del plano mental habrá un período de intensa evolución de las unidades de la quinta raza raíz, antes de su transición a otra raza, globo, cadena o esquema. En el cuarto subplano del quinto plano se encuentra el foco de la raza actual y su oportunidad. Aquí puede verse el despertar de la conciencia superior y el primer temblor de percepción y respuesta al cuerpo causal.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico, p. 431)


 

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