La Tercera Iniciación

La Tercera Iniciación

La Transfiguración

La Iniciación de la Personalidad integrada

Revelaciones y Misterios: En la tercera iniciación se empieza a comprender la vida del espíritu, el aspecto supremo.

Rayo: 5.o Rayo

Signos del Zodíaco implicados: Escorpio, Capricornio y Piscis

Plano: Tiene lugar en el plano mental.

Centro: Ajna

Arjuna dijo:

«La palabra que has dicho por amor a mí, el misterio supremo llamado Superalma, ha disipado mi ilusión.

Hace tiempo que he escuchado hablar de Ti, cuyos ojos son como pétalos de loto, sobre el nacimiento y la desaparición de los seres vivos; también he oído hablar del Gran Espíritu que nunca dejará de ser.

Me gustaría ver ese Ser descrito por Ti, Poderoso Señor, Tu forma divina, ¡oh el mejor de entre los hombres!

Si crees que me es posible verlo, ¡revélame, oh Señor y Maestro de la Unión, el Yo imperecedero!» [1]

***

Después de la Segunda Iniciación, el Bautismo, la enseñanza sube un nivel. Habiendo adquirido conciencia y dominio sobre el cuerpo astral, el iniciado debe ahora aprender a dominar el cuerpo mental, es decir, desarrollar la capacidad de utilizar la materia del pensamiento y aprender las leyes de la construcción creadora del pensamiento. En la tercera iniciación, a veces llamada la Transfiguración, toda la personalidad se inunda de Luz que fluye desde arriba. Solo a partir de este momento la Mónada guía al Ego de manera definitiva, vertiendo más y más de su vida divina en el canal preparado y purificado. El discípulo está llamado a aprender la gran lección de “Mantener la mente en la Luz”.

La Tercera Iniciación, de la Transfiguración, es una de las más importantes de todas. Desde un punto de vista particular, está peculiarmente relacionada con la Quinta Iniciación, de la Revelación, y con la Séptima, de la Resurrección. [1] En realidad, es la primera de las iniciaciones mayores; así la consideran la Fuente emanante de nuestro Logos planetario, Sanat Kumara, y los dos grandes centros planetarios: Shamballa y la Jerarquía[2]

«(…) La meta de toda evolución es el despertar de la intuición espiritual. Cuando esto ha ocurrido, cuando el cuerpo físico es puro, el astral estable y firme y el mental bajo dominio, el iniciado puede ejercer con seguridad y utilizar sabiamente las facultades psíquicas para ayudar a la humanidad. No solo podrá utilizar estas facultades, sino que será capaz de crear y avivar formas de pensamiento claras y bien definidas que palpiten con el espíritu de servicio y no estén dominadas por la mente inferior o el deseo. Estas formas de pensamiento no serán, como las creadas por las multitudes, desconectadas, inconexas y discordantes, sino que lograrán un buen grado de síntesis. Se requiere un trabajo arduo y constante antes de lograr tal resultado; pero cuando se ha purificado la naturaleza del deseo, el dominio del cuerpo mental se hace más fácil. Por lo tanto, en algunos aspectos, el camino del devoto es más fácil que el del hombre intelectual, porque ha aprendido a purificar el deseo y progresa siguiendo las etapas requeridas.

La personalidad tiene ahora vibraciones muy elevadas, la sustancia de los tres cuerpos es relativamente pura, el conocimiento del trabajo a realizar en el microcosmos y su participación en el trabajo en el macrocosmos está muy avanzada. Es pues evidente por qué solo en la tercera iniciación oficia el gran Hierofante, el Señor del Mundo. Es su primer contacto con el iniciado. Antes no habría sido posible. Para las dos primeras iniciaciones, el Hierofante es el Cristo, el Instructor del Mundo, el primero entre muchos hermanos, uno de los primeros que alcanzó la iniciación.

Pero cuando el iniciado ha progresado más y ha logrado dos iniciaciones, se produce un cambio. La tercera iniciación es administrada por el Señor del Mundo, el Anciano de los Días, el Regente inefable. ¿Por qué esto es posible? Porque ahora el cuerpo físico, completamente consagrado, puede sin peligro sostener las vibraciones de los otros dos cuerpos cuando regresan a su refugio después de haber estado en la presencia del REY; porque ahora el astral purificado y el mental dominado pueden sin peligro estar ante él. Cuando, purificados y dominados, están firmemente establecidos y por primera vez vibran conscientemente en respuesta al rayo de la Mónada, se puede conceder y obtener la capacidad de ver y oír en todos los planos y utilizar con seguridad la facultad de leer y comprender los anales, pues a mayor conocimiento mayor poder. El corazón es ahora lo suficientemente puro y amoroso y el intelecto lo suficientemente estable como para sostener el esfuerzo por conocer.» [3]

«(…) En la tercera iniciación, el Ego se presenta ante el iniciado como triplicidad perfecta. El Yo no solo es conocido como amor activo e inteligente, sino que también se revela como una voluntad o propósito fundamental con el que el hombre se identifica inmediatamente; sabe que de ahora en adelante los tres mundos no serán para él más que un campo de servicio activo, realizado con amor para poner en práctica un propósito que durante largas edades ha permanecido oculto en el corazón del Yo.

Los aspirantes y discípulos deben recordar que, después de la tercera iniciación, los efectos que puedan sufrir al recibir la iniciación no se limitan simplemente al iniciado individual, sino que a partir de allí y en todas las iniciaciones subsiguientes se convierte en el transmisor de la energía que, a través de él, afluirá con acrecentada potencia en cada aplicación del Cetro. Actúa principalmente como agente para trasmitir, aminorar y distribuir sin peligro la correspondiente energía a la masa. [4]

 Revelaciones y Misterios en la Tercera Iniciación 

«Hay tres secretos revelados más tarde al iniciado, aunque incluyen misterios menores ya revelados anteriormente.

Los tres misterios solares

  1. El misterio de la electricidad. El misterio de Brahma. El secreto del tercer aspecto. Está latente en el sol físico.
  2. El misterio de la polaridad, del impulso sexual universal. El secreto del segundo aspecto. Está latente en el Corazón del Sol o Sol subjetivo.
  3. El misterio del Fuego, o la fuerza dinámica central del Sistema Solar. El secreto del primer aspecto. Está latente en el Sol central espiritual.

En la tercera iniciación se revela al iniciado el primero de los tres misterios fundamentales del Sistema Solar. A falta de un término mejor, podemos llamarlo el “secreto de la electricidad”. Eso concierne a los fenómenos de la manifestación densa objetiva del Logos. En la tercera iniciación se le revela el “secreto de Fohat” y con él se le revela el misterio del triple cuerpo del triple Logos, mientras que ante su mirada atónita se revela la razón del porqué de los fenómenos de los cuerpos líquido y gaseoso del Ser supremo. (…) el iniciado puede ahora aprovechar esta gran revelación y comprenderla parcialmente:

  1. El proceso creador de construir formas de pensamiento.
  2. La transmisión de energía del ego al cuerpo físico a través de los centros de fuerza en los distintos planos.
  3. El ascenso de la kundalini y su progresión geométrica que vivifica todos los centros. [5]

Los Rayos en la Tercera Iniciación: 5.o Rayo

«En la tercera iniciación actúa el quinto Rayo, el de la Ciencia. Esta energía tributaria produce sus principales efectos sobre la mente o manas, el quinto principio. Esto permite al iniciado utilizar la mente como herramienta principal en el trabajo que debe realizar antes de alcanzar la cuarta y quinta iniciaciones. La tercera iniciación —la primera iniciación desde el punto de vista de la Jerarquía— es la iniciación en la que el hombre espiritual demuestra el dominio completo de su personalidad. El cuerpo físico se ha dominado mediante las disciplinas físicas; la naturaleza emocional se ha reorganizado y se ha hecho receptiva a la impresión espiritual del plano de la razón pura (el plano budista) mediante los procesos transformadores de la mente o quinto principio.

En su conciencia cotidiana, el discípulo está ahora enfocado en el plano mental y la relación triangular de los tres aspectos de la mente en este plano es ahora dominante. La personalidad posee ahora el conocimiento, pues la energía de quinto rayo ha realizado el trabajo necesario; el discípulo es también consciente de que posee la sabiduría que le permite utilizar el conocimiento para impulsar el Plan y trabajar así como factor iluminador en el mundo de los hombres. Sabe claramente lo que se ha logrado y percibe algo de lo que está por venir. El gran principio de escisión, regido por el quinto rayo, es el factor dominante en su percepción del tiempo; ahora diferencia claramente entre el pasado y el presente y lo que ha de determinarse en el futuro. La escisión, en el sentido de separación, ha terminado para él.

La energía del 5.o Rayo produce las formas de pensamiento y todas las impresiones de los planos físico, etérico y astral la fuerzan a la actividad en el nivel del conocimiento concreto, con la consiguiente presentación caleidoscópica de las formas de pensamiento. Esta energía transforma las ideas divinas en ideales humanos, relacionando los conocimientos y las ciencias de la humanidad con estos ideales, convirtiéndolos así en factores utilizables en la evolución humana, las culturas y las civilizaciones.» [6]

Los signos zodiacales en la Tercera Iniciación 

En la tercera iniciación los iniciados se someten a las energías de Escorpio, Capricornio y Piscis —flujos de fuerza, es decir, procedentes de las tres Cruces—. Estos flujos les permiten la tercera iniciación. El hombre vive y aprende en todos los signos, pero solo cuando el alma cobra vida dentro de la forma y el hombre se da cuenta de su propia dualidad, las energías de la Cruz Fija toman el mando de la de la Cruz Mutable, al igual que después de la tercera iniciación, las energías de la Cruz Cardinal toman el mando y estimulan con más insistencia que las otras dos. En Capricornio, en la Cruz Cardinal, el hombre se convierte en un iniciado y aparece ante el mundo como un salvador, un Hijo de Dios liberado y capaz de trabajar en el inframundo, en la Tierra y en el Cielo. Saca a Cerbero del Hades y, a través del simbolismo del perro de tres cabezas, describe la elevación de la personalidad, triple aspecto de la materia, a los cielos. Demuestra así que ha experimentado el desarrollo necesario y vivido la prueba más dura que le permitirá superar con éxito la experiencia de la tercera iniciación, la de la Transfiguración.

Los 7 planos del plano Físico Cósmico: el plano de la Tercera Iniciación

«La tercera iniciación tiene lugar en el plano mental; en los dos subplanos superiores la tercera iniciación se logra después de que se haya dominado el cuerpo mental y se haya formado el canal de conexión [el Antahkarana] entre la personalidad y el Alma, tendiendo un puente entre la mente concreta y la mente abstracta. (…)

(…) El Alma impregna cada vez más la personalidad hasta que la domina y se funde con ella, eliminando todo lo que es separador. (…)

(…) El Alma, ya fusionada con la personalidad, completa con sustancia de luz el puente que la une a la Tríada Espiritual (Atma, Buddhi, Manas).

El iniciado aprende a dominar el vehículo mental; desarrolla la capacidad de utilizar la materia del pensamiento y aprende las leyes de la construcción creadora del pensamiento. Opera libremente en los cuatro subplanos del plano mental y antes de la tercera iniciación debe ser, consciente o inconscientemente, pleno maestro de los cuatro subplanos inferiores en los tres planos de los tres mundos.

En la tercera iniciación de nuevo se concede una visión de lo que está por venir; el iniciado puede reconocer en cualquier momento a los otros miembros de la gran Logia Blanca [la Jerarquía] y sus facultades psíquicas son estimuladas por la vivificación de los centros de la cabeza. [7]

Los Centros de Tercera Iniciación    

«En las primeras etapas después de la individualización, el cuerpo egóico parece un capullo. El fuego eléctrico del centro [del loto] no aparece y los nueve pétalos están cerrados en los tres interiores; el color naranja tiene un aspecto apagado y los tres puntos de luz del centro de la base de la columna no son más que tres puntos; el triángulo que se verá más tarde conectando los puntos no se manifiesta. La esfera circundante es incolora y solo se percibe como vibraciones ondulatorias (como las ondas en el aire o en el éter) y apenas sobrepasa el contorno de los pétalos.

Cuando llega el momento de la tercera iniciación, se ha producido una maravillosa transformación. La esfera exterior palpita con todos los colores del arco iris y tiene un amplio radio; las corrientes de energía eléctrica que circulan en ella son tan poderosas que escapan más allá de la periferia del círculo, asemejándose a los rayos del sol. Los nueve pétalos están completamente abiertos y desplegados, formando un bisel a la joya central y su color anaranjado tiene ahora una transparencia deslumbrante, moteada de muchos colores, entre los que predomina el del rayo del ego. El triángulo de la base está ahora reforzado y resplandeciente y las tres puntas son pequeños puntos llameantes que a los ojos del clarividente aparecen como séptuples remolinos de luz que hacen circular su luz de punta a punta en un triángulo en rápido movimiento.» [8]

«(…) En la tercera iniciación se estimula el centro Ajna, el centro entre las cejas. Este hecho es muy interesante, porque es en esta iniciación cuando el discípulo comienza a dirigir consciente y de forma creadora las energías puestas a su disposición, haciéndolo a través del centro Ajna y dirigiéndolas hacia toda la humanidad. (…) El centro Ajna es el “entro de dirección”. Se sitúa simbólicamente entre los dos ojos para significar la doble dirección de la energía vital del iniciado: hacia fuera, hacia el mundo de los hombres, y hacia arriba, hacia la Vida divina, la Fuente de toda existencia. Cuando la energía es dirigida conscientemente (y hay energías de las que el iniciado es constantemente consciente) el centro Ajna es gobernado y dominado por el espíritu que mora en el interior del hombre; este hombre espiritual basa todas las acciones relacionadas con estas energías entrantes en la antigua premisa de que “la energía sigue al pensamiento”.

En el corazón del hombre arde el presentimiento de ser más que un hombre.

Es una verdad que permanece oculta e inexpresada durante mucho tiempo, a menudo desechada como una expresión de orgullo, sin embargo, por su propia naturaleza se expande lentamente y se afirma, y la mente se asienta en la Luz.

Ser hombre no es definitivo.

Es trágico, es un hecho gozoso; pero no es el último recurso; es solo una etapa en el Camino.

Libertades cada vez mayores y responsabilidades cada vez más graves aguardan a esa chispa que brilla en el corazón.

La Casa del Padre tiene muchas mansiones.» [9]


[1] Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 684.

[2] Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 687.

[3] Iniciación Humana y Solar, A. A. Bailey; vers. ingl. 86.

[4] Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 689.

[5] Iniciación Humana y Solar, A. A. Bailey; vers. ingl. pp. 168-171.

[6] Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 590.

[7] Iniciación Humana y Solar, A. A. Bailey; vers. ingl. pp. 86-87.

[8] Tratado sobre el Fuego Cósmico, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 763.

[9] Extraído de “Tenere la Mente nella Luce”,» de E. Savoini; documento solo en italiano.

Consultar también:

Etiquetado , .Enlace para bookmark : Enlace permanente.

Deja un comentario