Hoy celebramos el alineamiento del eje Tierra-Sol con la estrella Merak de La Osa Mayor, la poderosa transmisora de la energía del primer Rayo de Voluntad y Poder. Desde esa augusta sede, a través de los Agentes de impresión encargados, esta energía llega a nuestro sistema solar y alcanza a la Humanidad, el nivel más bajo desde el cual la Voluntad divina puede encontrar respuesta para implementar el Propósito evolutivo.
«Existe una distinción precisa entre Propósito y Voluntad; es ciertamente sutil, pero bien definida para el iniciado avanzado, de modo que la naturaleza dualista de nuestra evolución planetaria y expresión solar también aparece en esto. Los miembros del Consejo de Shamballa reconocen esta distinción y, por lo tanto, se dividen en dos grupos, que en el lenguaje antiguo se denominan los Registradores del Propósito y los Custodios de la Voluntad. La Voluntad es activa; el Propósito es pasivo, que espera los resultados de la actividad de la Voluntad. Estos dos grupos se reflejan en los círculos jerárquicos en los Nirmanakaya o Contemplativos planetarios y los Custodios del Plan. La función de los Depositarios o Registradores del Propósito es mantener abierto el canal entre nuestra Tierra, el planeta Venus y el Sol central espiritual. La función de los Custodios de la Voluntad es vincular el Consejo, la Jerarquía y la Humanidad, creando así un triángulo fundamental de fuerza entre los tres centros principales de la Vida planetaria. Esta es la expresión superior (simbólica) de la estrella de seis puntas formada por dos triángulos entrelazados. Una réplica de este triángulo fundamental y de este símbolo de energía, con su afluencia y distribución, se encuentra en la relación de los tres centros superiores del ser humano —cabeza, corazón y garganta— con los tres centros inferiores: plexo solar, centro sacro y centro en la base de la columna vertebral.» (Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 65)
«Existen “puentes arcoíris” que transportan las energías de los siete Rayos de planeta a planeta, de sistema a sistema y de plano a plano en los niveles cósmicos. A través de estos puentes es proyectada la Voluntad de las Entidades espirituales relacionadas, produciendo esa síntesis de esfuerzo que caracteriza la vida colaboradora del Sistema Solar. En nuestro planeta, el trabajo de los Maestros en entrenamiento consiste, entre otras cosas, en desarrollar en Sí mismos no solo una sensibilidad al propósito Sistema Solar, sino la capacidad de transmitir ese propósito a la Cámara del Concilio de Shamballa. En sentido extraplanetario, tienen una correspondencia y relación precisas con el grupo de Nirmanakayas de nuestro planeta, Quienes trabajan, por medio de la actividad contemplativa, con el Antahkarana que conecta a la Jerarquía con Shamballa y a la Humanidad con la Jerarquía.» (Ídem, pp. 406-7)
«(…). Una correspondencia inferior a estos dos importantes grupos se ha formado a medio camino entre la Jerarquía y la Humanidad, y lo llamamos el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Todos estos grupos son básicamente «transmisores de energía»; los dos más elevados son extraordinariamente sensibles a la impresión cósmica y a la cualidad vibratoria del grupo extraplanetario de Avatares que están preparados para actuar como energías destructivas o constructivas en cualquier parte de nuestro sistema solar y están bajo la dirección del Logos solar.
El Avatar de Síntesis, trabajando en colaboración con el Cristo, es uno de Ellos. Téngase en cuenta que estos Avatares extraplanetarios no han alcanzado Su elevado estado de desarrollo espiritual en nuestro planeta, ni siquiera en nuestro sistema solar. Su origen, fuente y relaciones espirituales son un gran misterio incluso para los Logos planetarios, a los que acuden en ayuda cuando la llamada invocadora de un planeta es apropiada. No penséis que vienen a transformar el mal en bien o a detener el mal. Algunos, muy pocos, pueden hacerlo; pero trabajan a lo largo de la línea de las energías de los siete rayos en el Sistema Solar y producen ciertos efectos deseados en un momento determinado; el trabajo constructivo del Avatar de Síntesis aparecerá ante ustedes con el nombre por el cual se lo conoce; vendrá a la Tierra para promover la manifestación de la unidad, la unicidad y las relaciones recíprocas y, por lo tanto, para utilizar y aplicar la energía de primer rayo. Él recargará o energizará a los tres grupos —los Agentes rectores de Shamballa, los Nirmanakayas y el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo— con energía dinámica y —de una manera misteriosa— los pondrá en relación entre sí, de manera que una nueva síntesis y alineamiento se hará presente en la Tierra. Todos estos Avatares incorporan energía en la medida en que cada planeta individual es susceptible de recibirla.» (Ídem, pp. 734-5)
«El Propósito de Sanat Kumara es creado actualmente por la síntesis que la naturaleza de los siete últimos Senderos revela. En tiempo y espacio es adaptado a la inteligencia humana mediante el Plan presentado y, en la gloria de la culminación, el Plan realizado revelará el Propósito en los siete Planos de evolución. Se trata del aspecto supremo de la Voluntad, el que produce la síntesis suprema y final. El Propósito planetario es la síntesis final del Pensamiento inicial del Logos planetario; a este pensamiento le damos siempre el nombre sin sentido, de «GLORIA»; es lo más lejos que podemos concebir del propósito divino; para nosotros es «un resplandor de gloria». En su estado actual (en tiempo y espacio), la mente humana es incapaz de registrar ningún aspecto del Propósito; todo lo que podemos hacer es cooperar con la Jerarquía para que se produzcan esas cosas y acontecimientos que harán posible la manifestación del Propósito; esta será la revelación definitiva a la última raza raíz humana y, por lo tanto, se halla en un futuro muy lejano.
En términos prácticos (lo que siempre es muy importante) podemos decir que la evolución trata de la forma del Propósito; el Plan trata del reconocimiento del Propósito por la Jerarquía, mientras que el Propósito es el Pensamiento sintético que influye en la conciencia suprema del Señor del Mundo a lo largo de los siete Senderos de los que los Maestros se hacen conscientes en cierta iniciación de grado muy elevado.
Las siete energías poderosas fluyen hacia nuestro mundo manifestado a lo largo de los siete Senderos; son precisamente las energías de los siete Rayos, ya que conciernen de manera muy específica a la conciencia; son las energías sustanciales de la expresión material, cuyo origen está relacionado con un gran misterio. Cuando estas dos especies de energías —las energías materiales y las energías de la conciencia— son puestas en relación por el Propósito divino; constituyen el dualismo esencial de nuestra vida manifestada.
Todo lo que somos capaces de reconocer del Propósito es el Plan de la Jerarquía, y eso solo por los discípulos y aspirantes más avanzados. El Plan se basa en el conocimiento de la guía divina en el Pasado, en el reconocimiento del progreso realizado desde el Pasado hasta el Presente, y en el intento de sensibilizarse a su manifestación (que siempre tiene en sí un aspecto del Propósito) en el Futuro inmediato. El Propósito abarca el Pasado, el Presente y el Futuro; los «Agentes del Plan» reciben las «impresiones» de Shamballa a través de los Nirmanakayas; el proceso se repite entonces y los miembros más evolucionados de la humanidad se convierten en receptores —receptores sensibles— del Plan tal como les es transmitido por los «Agentes de Impresión», los Maestros, que actúan a través del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Este Grupo es la correspondencia inferior de los Nirmanakayas, quienes reciben la «impresión» de Shamballa. Obsérvese, pues, la belleza y la síntesis, la interdependencia y la cooperación mutua evidentes en toda la cadena de la Jerarquía, desde el Agente supremo hasta el último receptor de la «impresión» divina.
La clave de todo es la energía. La energía es sustancia y la sustancia está cualificada por la dinámica VOLUNTAD divina. Hay mucho que aprender sobre la Voluntad. La Voluntad como energía dinámica en su verdadero significado aún no ha sido comprendida por los hombres, que suelen reconocerla como una firme determinación; pero en realidad esta es su esfuerzo individual por imprimir su propia voluntad en la sustancia (personal o circundante), o su intento bienintencionado de conformarse a lo que consideran, en lenguaje simbólico, la voluntad de Dios. Pero los hombres siguen ignorando por completo las formas de trabajar con la sustancia dinámica energizada, porque fundamentalmente esta se «imprime» en ellos y los utiliza a medida que toman conciencia del Plan, quedando así bajo la influencia de la Tríada Espiritual. Los hombres son utilizados en vez de utilizar lo que está disponible para la compresión del Plan, la energía dinámica de la Voluntad divina. Esta Voluntad dinámica no puede llegar a ser accesible, ni el discípulo puede trabajar realmente con el Plan hasta que el Antahkarana esté hasta cierto punto adecuadamente construido, aunque todavía no perfectamente.» (Telepatía y el Vehículo Etérico, A. A. Bailey; vers. ingl. pp. 120-2)
«El Plan consta a de, o está compuesto por la sustancia con la que los Miembros de la Jerarquía operan constantemente. Para hacerlo más claro, lo dividiremos ahora en sus diversas partes. Insisto tanto en estas palabras porque la importancia de este concepto casi trasciende las posibilidades de la comprensión humana y porque su comprensión puede inducir a reexaminar toda su manera de concebir el Plan, lo que, en consecuencia, les permitirá trabajar de una manera completamente nueva:
- El Plan es sustancia. Es esencialmente «energía sustancial» y la energía no es más que sustancia.
- La sustancia (que es el Plan) es de naturaleza dinámica y, por tanto, está imbuida de la energía de la VOLUNTAD.
- El Plan constituye un depósito de sustancia energizada, mantenida en solución por la VOLUNTAD de Sanat Kumara, y que encarna Su propósito intangible (intangible para nosotros, pero no para Él).
- Esta es la Sustancia planetaria a la que deben recurrir los «agentes de impresión»: los Nirmanakayas, los miembros de la Jerarquía y los discípulos que trabajan en el mundo, así como todos los sensitivos espirituales de cierto grado.
- Los receptores de impresiones deben hacerse sensibles a esta «energía sustancial».
Todo esto puede remontarse al Pensador que originó y dio existencia a nuestro mundo manifestado y que correlativamente, y de acuerdo con la Ley de Evolución, está cumpliendo el propósito de Su pensamiento. En sentido más amplio, constituye el océano de energías en el que «vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser». Es el séptuple cuerpo del Logos planetario.
Sin embargo, no estamos considerando aquí el Todo mayor, sino una zona específica y enfocada en la conciencia planetaria, la cual se encuentra a mitad de camino entre el plano superior, donde se halla la Cámara de Concilio del Gran Señor y los tres planos que forman el campo activo del trabajo jerárquico —los tres niveles de conciencia de la Tríada espiritual—. Esta «zona enfocada» ha sido precipitada por los Agentes de la Voluntad divina. Ellos conocen el propósito último de Sanat Kumara, lo tienen siempre presente y lo ponen al alcance de los Maestros de Sabiduría, quienes actúan como «Agentes impresores de la Voluntad de Sanat Kumara». Estos son el Manu, el Cristo y el Mahachohan, el Señor de la Civilización.
Se podría decir que los tres Budas de Actividad son los Agentes Impresores más importantes y que los tres Grandes Señores son los «Receptores de la Impresión» en un nivel muy elevado, es decir, en el nivel átmico de la percepción, el área vivificada por la Voluntad divina.» (Ídem, vers. ingl. Pp. 118-9)
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A medida que el discípulo adquiere verdadera libertad de pensamiento y el poder de ser receptivo a la impresión de la mente abstracta, acopia para sí una reserva de pensamientos que están a su disposición cuando necesita ayudar a otras personas y para su creciente servicio mundial. Más adelante, se hace sensible a la impresión de la Jerarquía. Al principio es puramente ashrámica, pero luego, cuando el discípulo es un Maestro, se trasforma en impresión jerárquica; entonces el Plan es la sustancia dinámica que suministra el contenido de la reserva de pensamiento de la cual él puede abastecerse. Esta afirmación es de única y excepcional importancia. Posteriormente, se sensibiliza a la impresión de Shamballa y la cualidad de la Voluntad que implementa el Propósito planetario se suma al contenido del conocimiento adquirido.
Todas estas «impresiones» se introducen en el campo de su conciencia porque él ha creado un aura magnética que las invoca en su mente y las atrae. Esta aura magnética comienza a formarse en cuanto se hace contacto con el alma; el aura se ahonda y expande a medida que estos contactos son más frecuentes, convirtiéndose, al final, en un estado habitual de conciencia; entonces se halla siempre y a voluntad en relación con su alma, el segundo aspecto divino.» (Ídem, vers. ingl. pp. 94-5)
Un discípulo es un centro magnético de luz y conocimiento mientras mantiene su aura magnética en un estado de receptividad. Entonces invoca constantemente, en los niveles superiores, las impresiones que pueden ser evocadas y puestas en «actividad distribuidora» mediante lo inferior y aquello que demanda ayuda. Por lo tanto, a su debido tiempo, el discípulo se convierte en una diminuta analogía de la Jerarquía, pues puede invocar a Shamballa y es fácilmente evocado por la demanda humana.
La capacidad de invocar se demuestra de vida en vida e implica la invocación de la respuesta consciente del ánima mundi, o alma subconsciente de todas las cosas, así como de la conciencia humana y del mundo del contacto supraconsciente.» (Ídem, vers. ingl. p. 96)
Por lo tanto, para el aspirante o discípulo es bueno conocer la naturaleza de los Agentes que pueden entrar en relación con su aura magnética e impresionar en ella Su comprensión del Plan; dichos Agentes pueden ser discípulos aceptados, o iniciados y Maestros; entonces el aspirante o discípulo deberá encontrar a aquellos con quienes personalmente podrá a su vez actuar como agente impresor. En consecuencia, debe estudiarse a sí mismo como receptor y también como agente, como factor receptor sensible y como factor originador y transmisor de impresiones. Esto se podría considerar como un acercamiento científico a la vida espiritual, es útil porque en la necesidad de servir está implícita la de recibir y, por lo tanto, se relaciona con la Invocación y Evocación.» (Ídem, vers. ingl. pp. 122-3)
Desde Shamballa, el Propósito guía las pequeñas voluntades de los Hombres, el Propósito que los Maestros conocen y sirven.