Simétricamente al plenilunio de Tauro (abril del 2021), hoy celebramos el plenilunio de Escorpio (09:59 horas, CET.), consagrado al 4.o Rayo puro de la Armonía a través del Conflicto: en el eje horizontal de la Cruz Fija (Tauro-Escorpio), la Cruz del Discípulo-Humanidad, el guerrero divino libra su batalla con fuerza, para ceder al poder de la Luz —ese duelo intrépido que las profundidades secretas de los Cielos reflejan en la constelación serpentina de El Ofiuco.*
En el segmento cósmico de El Escorpión no hay otras constelaciones más significativas que ella (y La Balanza, que en la antigüedad constituían una sola constelación); según nuestra investigación astrosófica, la asociación analógica más convincente es con El Ofiuco, que es simétrica a ella con respecto al Centro Galáctico, también llamada Serpentaria, «el hombre que lucha contra la serpiente. En el zodíaco antiguo, la serpiente está representada en sus manos. Él la agarra con ambas manos y pone su pie sobre su corazón, que es la estrella roja del deseo [Antares] (…) De este modo, tenemos la personalidad simbolizada por El Ofiuco, luchando con la serpiente de la ilusión, con la [constelación de] la Corona sostenida ante él y hacia la que aspira.» (Los Trabajos de Hércules)
El Ofiuco es la Sabiduría que mata o gobierna la serpiente de la ilusión, creada por la mente-deseo (kama-manas), regenerando así a una «nueva vida». De hecho, en los mitos El Ofiuco es el dios de la medicina Asclepio (o Asclepios, en griego Ἀσκληπιός),), también asociado a los poderes curativos y regenerativos de Plutón-El Escorpio.
El Ofiuco fue confiado a Quirón, [1] “el buen pensador”, el centauro sabio, representado en el cielo por la constelación de El Centauro, [2] afín a Sagitario.
Asociada como defensa (o guarnición) cósmica del Signo y del plenilunio de Escorpio, he aquí que enfatiza la función rectora y el «dominio magnético» de las energías serpentinas por parte del Ángel solar, la Cuarta Jerarquía Humana (regida por Escorpio): la lúcida Antares —[3] el Corazón de El Escorpio colocado sobre la estela luminosa de la Vía Láctea y en los Cielos como guardián de las profundidades deslumbrantes en torno al Centro de los centros galáctico— es la Fuente cósmica del Deseo, la fuerza vectorial y ardiente del Amor divino (Kamâ) o Motivo universal, que conduce de las tinieblas a la Luz, de lo irreal a lo Real, de la muerte a la Vida, del caos a la Belleza.
¡El Amor-Sabiduría es el Vencedor!
*
La asociación Las Pléyades-El Ofiuco —como guardianes cósmicos del Camino Medio Tauro-Escorpio, la que, para la Astrología Esotérica, transmite a través de Marte [4] la energía «magnética» de los Siete Sistemas Solares incluyendo el nuestro— conduce de nuevo a la Luz radiante de las chispas celestes, como la solución para dominar conscientemente las poderosas y muy profundas energías de la Luz oscura del Cosmos: el Sol negro del Centro galáctico, el supremo Motor oculto, se gobierna luchando contra el Caos a través de los Siete Aspectos de la Voluntad cósmica, los Siete Rayos.
En el Centro, en el Corazón del Sol y de todo Ángel solar, la Armonía divina entre los polos (el 4.o Rayo transmitido por el eje Tauro-Escorpio) se realiza y se ramifica entre las dos partes del Uno, opuestas solo en la Forma, liberando así el Hermafrodita Divino, [5] el esplendor de lo Verdadero: la Belleza del Ser.
*
Ese duelo no se puede ganar sin serenidad del equilibrio, sin la suprema indiferencia, sin la imitación de los Héroes. (…) El enfrentamiento final, vivido por amor a la belleza, debe llevarse a cabo en la belleza; y se libra en nombre de la armonía y de la paz, que son otros términos para decir victoria.**
En el Centro, en el Corazón de la Humanidad Una, afirmamos:
Soy la Voluntad de vencer en nombre de la Armonía.
___________________________________________________________________
* En este séptimo año del quinto septenio, litúrgico y solemne, pretendemos celebrar los Plenilunios como fechas o direcciones de conexión con las fuentes estelares supremas que rigen nuestro universo local, nuestra Morada cósmica, el Ser «en el que vivimos, nos movemos y somos».
Para nutrir este rito interior, rítmico y poderoso, en cada «cita celeste» se presentan extractos del documento “La Orden de Orión” (de momento solo en italiano; lo traduciremos próximamente), «una investigación astrofísica sobre la esencia solar y cósmica de la humanidad», para trazar los posibles e infinitos senderos entre la Luna y el Uno.
[1] «Quirón crio a Asclepio como a un hijo y le enseñó las técnicas sobrenaturales de la curación y la caza. Asclepio llegó a ser tan hábil en medicina que no solo era capaz de salvar vidas, sino también de resucitar a los muertos. Asclepio está considerado como el mayor médico de la antigüedad.
Un mito contemporáneo dice que Asclepio recibió de la diosa Atenea el don de cambiar su sangre con la Medusa, la Gorgona. Desde entonces, la sangre que brotaba de las venas de su lado izquierdo era venenosa y portadora de fatalidad, pero la de su lado derecho tenía el poder de curar cualquier enfermedad e incluso de resucitar a los muertos.» (Extraído de El Ofiuco, de Wikipedia)
El Escorpión/El Ofiuco inyecta su veneno; pero una vez que la Hidra/Serpiente del Mal es elevada a la Luz del Bien y de la Verdad se convierte en el Ángel solar (Alma) que conduce al Guerrero (Personalidad) al triunfo, resurgiendo de las cenizas y de la muerte.
[2] El Centauro Quirón mata al Lobo: «A lo largo de los siglos, la cabeza del lobo ha sido el símbolo del iniciado [en los misterios egipcios, Capricornio se representa como un Dios con cabeza de lobo. “Benjamín será un lobo que devora”.]. Pero este Lobo [la constelación de El Centauro] es un lobo moribundo. Su naturaleza, que hasta ahora ha devorado la naturaleza del alma, muere simbólicamente porque cuando el hombre logra el equilibrio, la actividad y el poder del lobo se dirigen hacia la muerte.» (Los Trabajos de Hércules)
[3] Según la Astrología esotérica, Antares es la Estrella del Deseo cósmico, la estrella más roja del Cielo, el símbolo del deseo que subyace a toda manifestación de la vida divina, de la fuerza que ha transmutado el deseo en voluntad espiritual y propósito divino, en Amor (Kamâ): «En Géminis, donde se recogen las manzanas áureas, Hércules [asociado al signo de Escorpio] también luchó con Antares. Aquí, en Escorpio, seguimos enfrentándonos a una estrella roja. ¿Por qué? Porque el problema de la humanidad en este gran Sistema Solar nuestro es el de la atracción entre los opuestos (que es el deseo). Siempre hay una dualidad entre lo que se desea y el que desea. (Los Trabajos de Hércules)
[4] Marte es poderoso en el momento de este plenilunio: geocéntricamente se halla en Escorpio junto con Mercurio y el Sol, pero también heliocéntricamente se halla en el inicio del Signo del que es regente exotérico y esotérico, en conjunción con Mercurio (regente jerárquico de Escorpio), el regente alado conectado a la 4.a Jerarquía creadora, y opuesto a Urano en Tauro. Marte es el deseo que expresa la voluntad de Vulcano (el Alma), es el propulsor para llevar un propósito a su plena expresión, es el motor que transforma los conflictos en Armonía: «la evolución (…) es lleva a cabo (…) por el incesante deseo de armonía».
[5] Hermes y Afrodita, Mercurio y Venus, son los dos regentes o Agentes de transmisión a la conciencia humana de los dos Signos Escorpio y Tauro.
** Extractos del libro: “Il Sistema solare nello Spazio”, E. Savoini, Casa Ed. Nuova Era.