CUADRATURA DEL CÍRCULO
1.2 INFINITO: El Infinito es el velo de la Vida absoluta.
2.2 ESPACIO: El Espacio es el Infinito fecundado por la Vida.
2.1 IMÁN: El Imán es el poder central de la Vida.
1.1 VITA: La Vida ES.
Estas cuatro Ideas tomadas del Lambdoma Generador y de los siete Lambdomas que descienden de él, desafía la capacidad de la mente humana y la incita a explorar lo Desconocido, pues nos exige adentrarnos en el mundo de las causas primordiales, para las que ninguna de las palabras de nuestro lenguaje corriente es adecuada. En realidad, se trata de fijar en fórmulas aquello de lo que nada puede decirse, esa Realidad absoluta que prescinde del mundo manifestado en el que estamos inmersos, hijo del Sonido y de la Luz, esos Entes vivos y creadores de los que se compone el Universo y todas las vidas que en él se desarrollan, y de los que el pensamiento humano tiene dificultades para desapegarse, desde el punto de vista objetivo.
Sin embargo, el camino de la Conciencia, que de lo múltiple conduce de regreso al Uno, a partir de un cierto punto empuja a la mente a adentrarse en esa esfera donde reina la Oscuridad, la Luz sin Luz, y donde todas las energías, aún no diferenciadas, están latentes y poderosas al máximo, concentradas en un Punto magnético central, anterior (aunque sea inadecuado hablar de un antes y un después) a la emisión del Fiat que dio origen al ciclo «de eternidad» del Gran Aliento.
Así pues, tratemos de aproximarnos a su esencia con nuestro pensamiento, por medio de las palabras de las Enseñanzas.
«La VIDA es UNA, eterna, invisible, aunque omnipresente, sin principio ni fin, pero periódica en sus manifestaciones regulares, entre cuyos períodos reina el oscuro misterio del No-Ser; inconsciente, y sin embargo Conciencia absoluta; incomprensible, y sin embargo la única Realidad autoexistente; en definitiva, “un Caos para los sentidos, un Cosmos para la razón”. Su atributo único y absoluto, que es SU movimiento eterno e incesante, se llama en términos esotéricos el “Gran Aliento”, que es el movimiento perpetuo del universo, en el sentido de espacio ilimitado y siempre presente. (…)» (1)
«Existe un solo Principio inmutable e ilimitado, una sola Realidad Absoluta que precede a todo Ser manifestado y condicionado. Está más allá del conocimiento y alcance de todo pensamiento y expresión humanos.
El Universo manifestado se halla contenido en esta Realidad Absoluta y es el símbolo que la condiciona.» (2)
El Absoluto no es y es: En esta «Seidad única reside su emanación coeterna y coetánea, o radiación inherente.» (3), la causa de su manifestación periódica.
En el plano humano, la manifestación del Absoluto puede comprenderse, a través de la intuición, como el orden y la génesis de las Ideas. Así podemos concebir la Idea del Absoluto, la Idea de la Vida, del Infinito, del Amor, del Universo…
El Absoluto (0/0) que es, es la Vida (1/1). Su velo sagrado es el Infinito (1/2). La Vida infinita, impulsada por la necesidad, plasma en sí un germen de posibilidad, un Imán (2/1) que enfoca y centra el poder de la Realidad absoluta. El Infinito fecundado por el Imán es el Espacio (2/2), el contenedor divino de la Vida y de cada una de sus potencialidades, o la Energía (2/3).» (Consultar La Génesis de las Ideas)
El Infinito es el velo sagrado de la Vida absoluta: es su campo y su cualidad inherente. Puede compararse con el Punto, que no tiene dimensiones y, por lo tanto, no es ni pequeño ni grande: es simplemente ilimitado.
Solo existe un Punto, que contiene en sí mismo todas las energías vitales latentes.
«Cuando se está convencido de que el camino del Infinito conduce a esas orillas donde la energía suprema del espacio se precipita para fundirse con la esencia de todo lo que existe, se puede afirmar que el Cosmos crea la conciencia del Ser. (…)» (4)
«¿Vale la pena hablar del Infinito si es inalcanzable? Sin embargo, existe; y todo lo que es grandioso, aunque sea invisible, obliga a pensar en los caminos hacia él. Por lo tanto, meditemos incluso ahora sobre los caminos del Infinito, porque existe; y es aterrador si no se conoce. Incluso durante la vida terrenal uno puede aproximarse a ella, con templando el espíritu para aceptar lo insondable. Hay muchas cosas que desconocemos, pero superamos la ignorancia. Aunque no entendamos el significado del Infinito, nos damos cuenta de que es inevitable y que, por tanto, merece una atención adecuada. ¿De qué otra manera podemos imponer la correcta concomitancia en los pensamientos y las acciones? En verdad, la comparación con el Infinito devuelve dimensiones reales a nuestros dolores y triunfos. (…)
Por ende, ofrecemos el resplandor de los rayos del Infinito, entre los que no solo se transporta el espíritu sino hasta piedras, en una fusión armoniosa, como si fuera de la materia más elevada con la más tosca. Pero en el torbellino de la Eternidad la piedra y el espíritu son imponderables, ya que son atraídos hacia el mismo Imán.» (…) (5)
Si el Infinito es el Campo, el velo sagrado de la Vida, que antes hemos asimilado al Punto, el Imán es ese centro creador que en todas partes lo gobierna: es el poder central de la Vida.
«El punto sutil no posee dimensiones; por consiguiente, no es extenso: no es pequeño, no es grande.
No tiene función ni poder creativo (lo que concierne al centro); por lo tanto, es pasivo, femenino y receptivo. Es el campo. Al ser ilimitado, coincide con el Espacio infinito: existe un solo punto, que acoge y transmite todas las cualidades vivas.
De la misma manera que el punto sutil, el centro sutil tampoco posee dimensiones, pero es positivo y radiante. Es el Padre. Gobierna el campo (es decir, el punto sutil) que no subsiste sin un centro, así como este sin un campo. Dicho con otras palabras, es el centro del punto.
El centro sutil es la chispa de vida que anima el Espacio y lo gobierna. Dado que el punto sutil es uno solo, también el centro absoluto es uno solo: existen un único punto sutil y un único centro sutil.
La correlación entre el punto y el centro
1) Afirmar que el punto y el centro son inseparables e interdependientes significa, en la geometría viva, que se aman. Uno no puede existir sin el otro. Esta es la génesis del magnetismo espacial, o sea, el amor que mantiene unido el Universo.
2) La muy poderosa relación entre el punto y el centro no aparece en el modo concreto que aún no la ha manifestado. Es un pensamiento que no es muy popular, debido a la constante confusión entre el punto y el centro concretos, entre los que no se distingue.
Esta cuestión debe resolverse, y es de suma importancia. Muchas cosas cambiarán en la vida y en el arte cuando finalmente seamos capaces de discernir, en la práctica, entre el punto y el centro, y por lo tanto comprender su mutua atracción.
3) El amor espacial entre el punto y el centro, ya sean sutiles o concretos, enciende la Luz del mundo, cíclica y viva. La manifiestan las estrellas del firmamento, objetos concretos y brillantes. La manifiesta la inteligencia, la humana y las de otras naturalezas, y en definitiva, todas las fuentes luminosas del Cosmos, desde los átomos hasta los cúmulos de galaxias, y hasta la Luz de la mente.
Solo en lo concreto existen sombras, limitadas e inconsistentes, que hacen resaltar la Luz. El Espacio, que por la noche parece oscuro, es la Luz pasiva del punto, indispensable para captar el resplandor positivo de los astros. (Consultar Principios de la Geometría Viva, pp. 4-5)
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Una correlación similar a la que une el Infinito y el Imán se da entre la Vida y el Espacio, el Infinito fecundado por la Vida: el Imán central vital fecunda el Espacio, que es el Contenedor divino de la Vida infinita y de todos los infinitos. Por consiguiente, el Espacio está vivo y es el Punto infinito, eterno e indiferenciado. Es el Amor magnético y receptivo; es la gran Madre del Mundo.
«El Aliento cósmico de la Madre del Mundo impregna todas las cosas. En verdad, todo está impregnado de ella: desde los infinitesimales granos de polvo hasta la grandeza inconmensurable; la vida se mueve y respira de ese Aliento. Entonces, ¿por qué no conocer el poder que mueve el Universo? ¿Por qué no meditar en la esencia del Ser? (…)» (6)
«(…) Dirígete a los tesoros ocultos en las esferas invisibles, a esa creación manifestada más allá de los límites de tu comprensión. ¡El campo de trabajo es inmenso! Por lo tanto, percibe el ritmo del Infinito y participa en él.
¿Dónde estará la noche entonces? Cuando te parecerá escuchar el silencio, ahí comienzan los cantos a la Madre del Mundo. Ni el día ni la noche: ¡solo su resplandor!» (7)
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En síntesis, estas cuatro ideas fundadoras y máximamente causales pueden ser reconducidas a la Unidad dual, a la correlación primigenia e inseparable entre los dos Orígenes (Centro y Punto), cada uno de los cuales presupone e incluye al otro. De esta Realidad eterna y trascendente surge la Luz, que diseña y matiza el Universo.
«En la tensión, en medio de la monstruosa incomprensión humana del principio del Ser, Nosotros promulgamos un nuevo Acuerdo, e invitamos a comprenderlo. El principio del Ser tiene vigor en este Acuerdo. Nosotros decimos al hombre: “Venera los Orígenes; venera a la Madre del Mundo; ¡venera el gran Sistema del Imán cósmico!” ¡Sí, sí, sí! ¡Así habla Maitreya!» (8)
La Vida y el Infinito, el Imán y el Espacio son el Motor inamovible que provoca el gran Aliento, el Movimiento incesante de la Eternidad.
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Notas:
- Este artículo se publica en concordancia con la oposición en Piscis (2.o y 6.o Rayos) entre la Tierra y Júpiter (2.o Rayo) en conjunción con el Sol (2.o Rayo)
(1) La Doctrina Secreta, Cosmogénesis, Helena P. Blavatsky, Tomo I, pp. 60-61, Ed. Sirio.
(2) Tratado sobre Fuego Cósmico, A. A. Bailey, p. 33, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 3.
(3) Cosmogénesis, H. P. Blavatsky, vers. ingl., Vol. I, pp. 30-31.
(4) Infinito I, § 57, Agni Yoga.
(5) Infinito I, “Introducción”, Agni Yoga.
(6) Infinito I § 10, Agni Yoga.
(7) Ídem, § 13.
(8) Ídem, § 227.