1.4 – 4.1 Principio y Centro

CUADRATURA DEL CÍRCULO

1.4  PRINCIPIO: El Principio es la Simiente primigenia.

4.4  MODELO: El Modelo es el reflejo de la Vida.

4.1  CENTRO: El Centro es el Origen radiante de la Vida.

1.1  VITA: La Vida ES.

Estas cuatro Ideas tomadas del Lambdoma Generador definen un campo cuadrado que se configura como la primera octava de la inicial, trascendente, donde la Vida y el Espacio, el Infinito y el Imán, circunscriben y describen esa Realidad absoluta, que se halla más allá de los límites y las posibilidades del pensamiento y la expresión humanas, de la que el Universo es un símbolo condicionado. (Consultar este artículo)

En este ámbito ampliado se desencadenan impulsos poderosos y causales que preludian la manifestación: la Vida —como Fuego— se genera y se multiplica a sí misma; y el Fiat, el Sonido, Su impulso ígneo, resuena en el Espacio, y hace que la Luz surja, el movimiento rítmico del Fuego, que diseña incesantemente la red energética del Campo espacial.

Para poder «caer» en la manifestación y aprisionarse en la existencia, la Tríada primaria —Vida, Infinito y Sonido— se centra en el Principio, la simiente original, el germen potencial y núcleo divino inherente a todo. El Principio vital se refleja y se diferencia según las energías de los siete Rayos creadores, que son permutaciones del Uno Trino y los «constructores» de todas las Ideas y las Formas, a las que dan carácter distintivo.

«El principio de vida, este elemento esencial y fundamental del ser, el misterioso factor inaprensible, en el hombre es la correspondencia de lo que en el macrocosmos llamamos espíritu o vida. Así como la vida en el hombre mantiene la forma, la anima, la vitaliza y la impulsa a ser activa, convirtiéndola en un ser vivo, la vida de Dios, según la expresión cristiana, cumple el mismo propósito en el Universo, y produce ese conjunto coherente, vivo y vital que llamamos Sistema Solar.» (1)

«Un principio es aquello que encarna un aspecto de la verdad sobre el que se basa este sistema nuestro; es la penetración, en la conciencia del hombre, de una pequeña parte de la idea en la que nuestro Logos basa todo lo que realiza. (…) Un principio, si es verdaderamente fundamental, apela inmediatamente a la intuición y suscita una reacción inmediata de asentimiento por parte del Yo superior del hombre y complace poco o nada a la personalidad. (…) Un principio es lo que anima una afirmación que trata del bien supremo para la mayoría.» (2)

«Sepan que la ley del principio de la vida tiene un poder invencible. La tensión de la espiral de la energía suprema pone en acción a todos los elementos. La acumulación de energías en las esferas del mundo otorga variedad a la sustancia y despierta la facultad creadora.» (3)

El poder de atracción de la Vida, concentrado en el Imán, se activa en el Centro, su Origen radiante. Este doble movimiento energético contemporáneo genera una pulsación de atracción y expansión que desencadena el ciclo del Gran Aliento: todas las chispas de Fuego, portadoras del Principio vital, se sumergen cada vez más en la Sustancia y después ascienden, cargadas de experiencia, a la Casa del Padre, el Uno del que se separaron concienzudamente, ayudando así a salvar las vidas menores que les han permitido existir.

«La atracción hacia el centro del fuego generador hace que las energías sean conscientes. Toda emisión o atracción de fuego, desde o hacia el centro, conduce a la expresión de la conciencia. El centro es el núcleo que contiene todo el potencial (…). El Espacio está sembrado de centros (…).» (4)

«(…) cualquier centro, como tal y sea cual sea su posición jerárquica, debe:

a) Girar sobre sí mismo de forma regular y estable.

b) Gira en torno a un centro mayor.

c) En ausencia de cualquiera de estos dos movimientos, ese centro, incapaz de alimentarse, ya no podría recibir, acoger y procesar la vida, y se extinguiría.

Un Centro solo gira cuando está encendido, es decir, vivo y pulsante. El movimiento de rotación (que en realidad procede en espiral) es una característica del Fuego.» (5)

«El centro es el verdadero motor del Plan; sin embargo, da inmovilidad a todas las criaturas. Se sabe que cada uno tiene la sensación de estar inmóvil en el Espacio, que es arrastrado por el planeta. Esto debe interpretarse como una dádiva por parte del punto central (el Centro de los centros), que transmite su poder divino a todos los demás y los iguala a sí mismo. Las criaturas son conscientes de estar en el centro, por eso son inmóviles, es decir, poseen, de forma latente, los poderes del punto central. Por estas razones, todos los puntos del Plan son inmóviles y centrales. El punto central es el origen y el fin, la referencia de todo desarrollo, al que da origen y conclusión. Es la síntesis del ser y del devenir. Emite cuantos de energía, o chispas de voluntad, que desencadenan ciclos regulares e innumerables. Él es el Señor supremo del Plan.» (6)

«Todos los acontecimientos se reúnen en torno a un único punto focal. Todas las señales apuntan a un centro. Un Fuego se manifiesta en todo, y su simiente atrae las energías correspondientes. Así se cumplen todos los acontecimientos cósmicos. Por lo tanto, solo la comprensión total del único punto focal dirige las búsquedas espirituales hacia la simiente. Cuando esto es así, la capacidad de crear se vuelve constante; pues entonces, en verdad, ¡el esfuerzo ferviente entra en el canal de la acción. Solo así se logra la estabilidad del espíritu; y la sutil comprensión del Infinito nos impregna.» (7)

La Vida, cuya chispa ígnea se afirma en el centro, en el Principio, se refleja pues como un Modelo, el hijo consustancial de la Luz, el movimiento rítmico del Fuego vital, de cuyas chispas extrae reflejos de Belleza, cualificados energéticamente por el poder de los siete Rayos creadores. Todo está listo para la Manifestación, donde la Vida, que está revestida de Cualidad, puede existir en el mundo de la Apariencia y asumir la Forma.

El Modelo representa ese nivel medio que es el puente entre lo abstracto y lo concreto y pertenece a ambos; es inaprensible pero está presente en todas partes. Se encuentra entre la Vida y la Apariencia, entre la Idea y la Forma.

«Se enseñaba en los templos interiores que este Universo visible de Espíritu y Materia no es más que la Imagen concreta de la Abstracción ideal, que está construido sobre el Modelo de la primera Idea divina. Por lo tanto, nuestro Universo existía en estado latente desde la eternidad.» (8)

«A través de la meditación, el Señor del mundo está llevando a cabo los procesos que Él instituyó en su meditación creadora original (…). Toda la creación es el resultado de Su pensamiento guiado y controlado: un proceso de pensamiento sostenido que arrastra todas las energías creadoras hacia una actividad evolutiva y cíclica de acuerdo con el modelo que Él visualiza eternamente.» (9)

 «El Modelo es el verdadero padre de la obra y proporciona la visión que nutre y apoya el intento de copiarlo en el mundo manifestado.» (10)

«El verdadero Modelo cede y da libertad. Por su propia naturaleza es infinito, pues de lo contrario no lo sería, y por ello es susceptible de infinitas formas, variaciones de expresión. Cualquiera que sea el modelo, en verdad uno siempre y solamente imita el Infinito, del cual es Portador.» (11)

 «Ya sea que el espíritu exprese un aspecto cósmico y consciente, o que afirme la conciencia de acuerdo con el Modelo espacial, el Principio que unifica las manifestaciones cósmicas es siempre el mismo. Solo esta unión permite crear formas espaciales; la difusión no puede producir entes independientes de esta única ley.» (12)

En este Lambdoma (que es un modelo numérico y sonoro), la Idea de Modelo se halla en el centro, en el cuarto nivel, desde donde el Principio vital se refleja en todos los demás.

Para la vida planetaria, este nivel está representado por el Hombre, el intermediario entre la Tierra y el Cielo y la cuarta Jerarquía creadora dentro del Sistema Solar.

En la Humanidad corresponde al plano búddhico, la mente abstracta superior, un reflejo de la naturaleza divina, donde opera el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, que asegura su conexión con la Jerarquía de Maestros.

Y es el Modelo, sustanciado por una Enseñanza, lo que atrae al aspirante cuando se afirma en el plano mental y comienza a recorrer conscientemente el Sendero de Retorno a la Casa del Padre, e inicia a construir el puente Antahkarana, que está hecho de la sustancia de su propia vida, que conecta el manas inferior con el manas superior, es decir, el ego personal con el Ego divino. La construcción del «puente del arcoíris» continúa, y une la personalidad iluminada, que está centrada en el cuerpo mental y motivada por el amor del alma, con la Mónada o Vida Una, a través del nivel de conciencia de la Tríada espiritual; y procede por grados siempre crecientes de unificación y liberación.

De este modo, el Gran Aliento de la Vida pasa, de nivel en nivel; y también trae consigo la piedra, en una especie de mezcla entre la creación más elevada y la materia más tosca, y hace que todo sea Uno.

 «Todo en el Universo es el reflejo

de lo divino; y la energía divina juega

en cada chispa luminosa.

¡Luz a todos ustedes!» (13)

El Principio y el Centro despliegan el Modelo de la Vida en el Cosmos.


Este artículo se publica en consonancia con la alineación celeste de Mercurio (4.o Rayo) y Plutón (1.er Rayo) en Capricornio (1.er, 3.er y 7.o Rayos).


Notas:

  1. Tratado sobre Magia Blanca, Alice A. Bailey, p. 413, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 451.
  2. Ídem, 122-3, Ed. Sirio; vers. ingl., pp. 116-7.
  3. Infinito I, 21, Agni Yoga.
  4. Infinito I, 384, Agni Yoga.
  5. Il Sistema Solare nello Spazio, Enzio Savoini; texto inédito, 1993; controlado en 1999; libro en italiano.
  6. Dispense del 3° Settennio. Allestire un Piano, Enzio Savoini; texto inédito, enero del 2001.
  7. Jerarquía, 223, Agni Yoga.
  8. La Doctrina Secreta, Vol. III, Helena P. Blavatsky.
  9. Discipulado de la Nueva Era II, Alice A. Bailey, p. 199, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 223.
  10. (10) Il Gruppo a Stella, Enzio Savoini, Ed. Nuova Era; libro en italiano.
  11. (11) Le Mete Lontane, Enzio Savoini, Ed. Nuova Era; libro en italiano.
  12. (12) Infinito I, § 118, Agni Yoga.
  13. (13) Hojas del Jardín de Morya, “Llamamiento”, § 92, Agni Yoga.
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