6.6, Síntesis

Con la mirada del corazón dirigida al Cielo Heliocéntrico*, el Cielo de las Causas, podemos contemplar ahora la alineación anual entre el Sol/Vulcano, la Tierra y Neptuno, el Señor de 6.o Rayo de las Aguas Sagradas y la Comunidad solar, que «vela al Cristo» como Iniciador de la Humanidad.
Neptuno, en un nivel superior, como centro vital del Logos del Sistema Solar, con su «2.o esquema evolutivo», que se encuentra entre los tres Esquemas primarios de Síntesis junto con Urano I y Saturno III, la Tríada más elevada de las Luminarias solares, ocupa la función del «átomo astral permanente» o, desde otro punto de vista, el Corazón del Sol distribuidor de la Segunda energía, del Amor-Sabiduría (buddhi). «Como tal, es uno de los planetas mayores o sintetizadores, un planeta que “absorbe” o “abstrae”, y está relacionado con el proceso por el que se expresa la perfección final: El Hijo se perfecciona y la encarnación cósmica llega a su fin.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico. A. A. Bailey, p. 713, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 900)
«Y es a través de los tres esquemas de síntesis, Urano, Neptuno y Saturno, que el sol Sirio influye psíquicamente en todo el Sistema Solar.» (Astrología Esotérica, A. A. Bailey, p. 498, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 666)
Esta Luminaria, que para la Filosofía esotérica es una de las dos Madres solares (la otra es Júpiter (2.o Rayo) concentra, en lo que respecta a la humanidad en su conjunto, la influencia de Piscis (2.o y 6.o Rayos) (por donde navega ahora hasta el 2025), e insta al corazón de la humanidad a derramar la fuerza salvífica de su Unidad esencial (= Cristiandad), del Principio Buddhi y a llevar a cabo la Unidad en la diversidad, la Síntesis unificada de la Comunión propia de la Nueva Cultura y la Nueva Religión Mundial.

«Siguiendo ciertas grandes corrientes principales de energía, desde la fuente que las emite hasta las constelaciones, los planetas y finalmente hasta la Tierra, en cuya esfera de influencia llegan al discípulo individual a través de ciertos grandes centros planetarios, se puede ver en acción a esa gran Síntesis (que es la Vida cualificada que aparece manifestada), la causa de los efectos solares, planetarios e individuales, y se puede demostrar esas correlaciones intrínsecas que une el átomo humano a las grandes Vidas que en sí mismas acogen toda la creación. (…) Estas relaciones mutuas entre las Vidas y las corrientes de energía y de fuerzas que emanan de ellas, y las grandes actividades vitales ineludibles de Aquel en el que todas las formas —incluida la humana—  viven, se mueven y tienen su ser, implican una culminación inevitable, una ley inalterable y, en última instancia, la expresión de un Propósito divino inmutable.» (Astrología Esotérica, A. A. Bailey, pp. 317-8, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 424)

Por consiguiente, hoy para celebrar esta luminosa conjunción solar podemos afirmar con la fórmula que la expresa, a saber, la idea de Síntesis, el 6.o Principio básico de la Nueva Cultura:

La Síntesis es el triunfo del Uno.

«El Universo funciona y se mantiene en libertad porque es Uno, porque está regido por la Unidad absoluta, porque es una comunión ilimitada de unidades relativas.» (TPS,  La Génesis de las Ideas)

La Unidad es el fundamento supremo;
y es
Atracción,
Correlación,
Símbolo,
Revelación,
Síntesis,
Comunión.

Y todo ente manifestado es un signo sintético de lo Real que posee un Valor o esencia central. Toda la Existencia, la sustancia de la Realidad y de la Manifestación, es pues el símbolo de la Vida contenida en ella y tiende sin cesar hacia su Revelación, hacia la realización progresiva de la Unidad en la multiplicidad, hacia la Síntesis.

«En las Enseñanzas leemos que en todo el Universo hay una ley que demuestra el hecho de que todas las cosas existentes abstractas y concretas son una, y esta es la ley de Síntesis: la primera gran ley cósmica, que rige la forma de pensamiento de ese Logos cósmico de cuya conciencia forman parte tanto nuestro sistema como nuestro centro mayor. Es una unidad de Su pensamiento, una forma de pensamiento en Su totalidad, un todo concreto, y no el proceso diferenciado que nos aparece en nuestro sistema evolutivo. Es la totalidad, el centro y la periferia, el círculo de la manifestación visto como una unidad.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico. A. A. Bailey, pp. 465-6, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., pp. 567-568)

«Esta ley cósmica rige la tendencia a la unificación; pero en el caso del primer Logos (que encarna la voluntad cósmica) no es la unificación de la materia con el Espíritu, sino la unificación de los siete en los tres, y de los tres en el uno. Estos tres números representan el espíritu, la cualidad, el principio, y no tanto la materia, aunque esta, al estar inspirada por el espíritu, se ajusta a ellos. La Ley de Síntesis está en correlación directa con Aquel que es todavía superior a nuestro Logos, y es la ley del gobierno que Él ejerce sobre el Logos de nuestro sistema. Se trata de una correlación espiritual que tiende a la abstracción, es decir, a esa síntesis de los elementos espirituales que dará lugar a su retorno, consciente, a su propio punto cósmico de síntesis o unificación con su fuente. Su fuente es Aquel de quien nada se puede decir.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico. A. A. Bailey, pp. 144-5, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., pp. 147-8)

«(…) la Ley de Síntesis es la ley de la coherente “voluntad de existir”, que persiste no solo en el tiempo y el espacio, sino en un ciclo aún más amplio.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico. A. A. Bailey, pp. 146, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p.150)

«(…) El misterio radica en comprender que todo procede por cooperación divina que tiene su base fuera del Sistema Solar. De aquí también deriva el hecho de que el primer Logos sea llamado el Destructor, porque Él es la abstracción, vista desde abajo. Su trabajo es la síntesis del Espíritu con el Espíritu, su abstracción final de la materia y la unificación con la fuente cósmica. Por esta razón, Él es también el que produce el Pralaya o la destrucción de la forma, la forma de la que el Espíritu se ha retirado. Aplicando la analogía al microcosmos, se puede tener un vislumbre de la misma idea y, por tanto, la capacidad de comprender más fácilmente. El Ego (que es para el hombre en el plano físico lo que el Logos es para el sistema) es igualmente la voluntad animadora, el destructor de la forma, el productor del Pralaya, y el que retira al hombre espiritual interior de su triple cuerpo, atrayéndolo al centro de su pequeño sistema. El Ego es extracósmico, en lo que respecta al ser humano en el plano físico; comprendiendo este hecho podemos encontrar la explicación del verdadero problema cósmico del Logos y de los “espíritus encarcelados”, según la expresión cristiana.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico. A. A. Bailey, pp. 144-5, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., pp. 148-9)

«El camino de regreso a la Idea original, la Abstracción, es esa reducción a la Unidad o Unificación que provoca la Elevación espiritual, el ascenso progresivo a través de un proceso de Fusión, o interpenetración ígnea, que lleva de la conciencia individual a la conciencia de grupo, por lo tanto, planetaria, solar y cósmica.

Y es la afinidad armónica entre los espíritus, o Consonancia, la que abre la puerta a la Inspiración, esa sintonía con la Realidad divina que despierta la percepción sintética de la Intuición, la luz central de la Comprensión, la joya del trabajo reunificador de la mente (…), el conocimiento directo de las ideas inspiradas desde lo Alto y comprendidas por la mente iluminada que lee la realidad simbólica de las formas. Y la Visión, la contemplación reveladora, en el incesante proceso de mediación o intercesión unificadora entre las ideas y las formas, devuelve las múltiples manifestaciones de la Verdad a su Principio sintético (…).»(TPS,  La Génesis de las Ideas )

«(…) Cuando el hombre refleja en sí mismo todas las funciones cósmicas, se erige como una medida de las posibilidades manifestadas en el Cosmos (…). Cuando se produce la síntesis entre los fuegos cósmicos y la psique del corazón, se puede decir al hombre que sus centros son análogos a los centros cósmicos (…), que el principio creador se establece como fuego infinito, como visión infinita (…), como el corazón que lo contiene todo.
¡Lucha con todas tus fuerzas con el objetivo de afirmar el Fuego del Infinito! (Infinito I, § 200, Agni Yoga)

Enzio Savoini, un pensador iluminado de nuestro tiempo, escribió: «El infinito no es solo un número, como lo es el Uno, que es la Vida. Es la síntesis de todas las cualidades y poderes de los números, que son el Sonido, la Luz y los Centros Magnéticos.» (Real e Irreal; texto inédito, no traducido al castellano).

Pero «(…) Toda síntesis se logra cuando la perspicacia, la devoción, la actitud infatigable son grandes. Es comprensible que quienes aprenden a observar distingan mucha generalidad a su alrededor y comprendan lo bellas que son esas formas. En verdad, la síntesis es siempre convincente y bella, y abarca de tal manera la esencia que el intelecto ya no es capaz de negarla. No es justo decir que esta capacidad solo la poseen unos pocos privilegiados; por el contrario, hay que esforzarse por cultivarla dentro de uno mismo.» (AUM, § 501, Agni Yoga)

Veamos la etimología del término ‘Síntesis’: Del latín tardío synthesis,, traducido del griego synthesis, composición; derivado del verbo suntithemi, juntar; compuesto por la preposición syn, con, junto, y tithemi, colocar, de la raíz indoeuropea *DHA-. Es la misma raíz que la palabra theca, tema (el tema que se plantea). En latín, la raíz *DHA-/*DHE- se utiliza en muchas palabras: facio, “hago”; pero antes ‘pongo’. En castellano hay muchas palabras con esta raíz: basta pensar en los compuestos de “fare”. En inglés to do.

Rendich, coincidiendo con “dhā” como raíz de referencia, identifica los componentes [] “hacer surgir”, [d] “la luz”: encender el fuego”, “colocar en el suelo el fuego sagrado”, “poner”, “establecer”; el sánscrito dhāman es la posición del fuego sagrado, la ley; el griego themis es la costumbre, la ley; el latín fas es la ley divina. (DEC, p. 183).
Por consiguiente, síntesis significa:

La esencia ígnea de la comunión.

Y en las Enseñanzas del Agni Yoga el Maestro dice que en el camino de la Jerarquía, de la Comunión, «la síntesis es el camino luminoso del corazón. ¿Cómo irradiar rayos manifestados si la llama no está encendida en el corazón? Es precisamente la cualidad magnética inherente al corazón. La actividad de creación suprema está impregnada de esta gran ley. Por lo tanto, toda victoria, toda fusión, toda gran unificación cósmica se logra a través de la llama del corazón. (…)» (Corazón, § 1, Agni Yoga)

«La Ley, el Amor, la Unión o Síntesis, todas estas grandes energías se han infiltrado en la conciencia humana y ofrecen ahora los principios básicos sobre los que se puede fundar la nueva civilización, emprender un nuevo acercamiento a Dios y realizar nuevas relaciones humanas. Por lo tanto, ahora hay tres grandes laceraciones (1), así como otras muchas menores y menos importantes a las que no se ha hecho referencia y no es necesario hacerlo. Tres grandes Hijos de Dios en la iniciación hicieron una importante contribución a la conciencia humana con su decidida “voluntad de ley”, “voluntad de amor” y “voluntad de síntesis”. Con ello, se ha ayudado a la humanidad a avanzar más fácilmente por la “Vía Iluminada”, a cruzar el aula de maya, ayudado por la luz que fluye a través de las lágrimas hechas en los velos de separación por los hombres divinos perfectos en el momento mismo de su triunfo. Queda todavía un cuarto gran desgarro, el fruto de las energías liberadas y del bien adquirido gracias a las tres laceraciones anteriores. Este cuarto gran desgarro lo hará la humanidad misma, fijada en una “intención de masa”, enfocada a través de los grupos que son la exteriorización de los Ashramas de los Maestros. Por lo tanto, se implementará cuando la Jerarquía tome forma física de nuevo en la Tierra.» (Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey, p. 247, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 194)

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* Introducción a la Astrosofía, Cap. 5.o, El Sistema de Perspectiva de la Astrosofía.

1) El primer gran desgarro se produjo al establecerse la Ley de Dios; esto se ilustra simbólicamente en el Antiguo Testamento con la historia de Moisés.
El segundo desgarro, con mucho el más importante, fue realizado por el poder del segundo aspecto, cuando Cristo sometió al Maestro Jesús a la cuarta iniciación, y su influencia conjunta triunfó sobre la muerte.
El tercer rasgamiento del velo (…) tuvo lugar cuando Saulo de Tarso vio la gloria del Señor y se convirtió en el apóstol Pablo. Su avance, su poderosa rectitud y sinceridad, que le impulsaron por “el camino de Damasco”, le obligaron a penetrar a través de uno de los velos de separación. (…) Mientras se esforzaba por alcanzar la luz, escribió la Epístola a los Hebreos, causa de tanta controversia. En ella, el efecto de la laceración del tercer velo es la nota dominante y expresa el primer y más elevado aspecto, al igual que las dos primeras laceraciones trajeron la revelación de la tercera y segunda cualidades divinas. Este primer aspecto se percibe como una síntesis, como la Comunión de los Santos, y está relacionado con el Señor del Mundo, Melquisedec. (Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey, p. 243-6, Ed. Sirio; vers. ingl., pp. 192-3)


 

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