La Madre del Mundo: La Festividad solar de Capricornio

Hoy —en la Festividad solar, o el Plenilunio de Capricornio (la Tierra y la Luna en Cáncer), la primera de las 12 Festividades de este Año 6.2 dedicada al Espacio, al Infinito y al Principio Crístico del Amor-Sabiduría como siendo las Bases de la Nueva Religión Mundial— celebramos un símbolo del poder generador del Infinito: la Madre del Mundo.

La capacidad creadora del Amor cósmico es infinita y une todos los centros en un solo Corazón.

«Quien ama las flores está en el camino del corazón. Quien siente la ardiente tensión por las cumbres está en el camino del corazón. Quien piensa con pureza está en el camino del corazón. Quien conoce los mundos supremos está en el camino del corazón. Quien está preparado para el Infinito está en el camino del corazón. Así llamaremos a todos los corazones a captar la Fuente. Es bueno comprender que la sustancia del corazón pertenece tanto al Mundo sutil como al Mundo del Fuego. Los mundos se perciben en el corazón, no en la mente racional. La sabiduría se opone al intelecto, pero nadie prohíbe adornar la mente con sabiduría.» (Corazón, § 390, Agni Yoga)

Y solo el Corazón (el Alma), la sede y la esencia central de la Unidad del Todo, conoce esa correlación divina que une en la Luz del Amor a la Madre con el Hijo; en nuestro «rincón del Infinito», ese Corazón Uno, dado a la Humanidad por la Madre Naturaleza, otorga vida a la Sustancia espacial de los reinos de la naturaleza y sostiene el ascenso de todas las criaturas hacia su propia liberación, por Amor.

Y sabemos que tal llamamiento a la Fuente unitaria y unificadora del Amor es particularmente poderoso en las estelas de luz trazadas por el Sol, la Tierra y la Luna (lunas llenas y lunas nuevas), las direcciones, naturalmente, sagradas para la Madre del Mundo.

En estas Fechas solares de Plenilunio podemos imaginar su Matriz unificadora entrelazándose en poderosa unidad, esplendor y belleza con el Segundo Rayo de Amor-Sabiduría, encarnado en Su Hijo Cristo-Maitreya (Buddhi en sánscrito), irradiado este año a través de sus 12 Afirmaciones en las entradas terrestres y solares en los 12 Signos zodiacales.

A lo largo del eje cardinal Capricornio-Cáncer, el poder magnético y generador de la Madre vierte en el Espacio vivo la Luz de la Sabiduría eterna de las palabras del Maestro de Maestros que hace eco en el inicio solsticial:

Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Inspirados por la gran Generadora de belleza y con renovada gratitud, dejemos que las gemas preciosas de la Enseñanza dedicada a la Madre del Mundo brillen en el Corazón Uno de la humanidad:

«(…) Recomiendo pronunciar el Nombre de la Madre del Mundo no como un símbolo, sino como una fuente de poder. Recomiendo invocar la Fuente del Infinito no como un símbolo, sino como una expresión de la Eternidad, como una Generadora perpetua de belleza y una Creadora del firmamento.» (Infinito I, § 9, Agni Yoga)

«Tú, Madre, eres llamada la Montaña Blanca; y allí estarás cuando llegue el momento, cuando levantes tu Mano para la salvación del mundo, rodeada de torbellinos y luz, convocarás a todas las fuerzas de los mundos lejanos.» (El Baluarte Flamígero, Nicolás Roerich)

    «La Madre del Mundo ha ordenado: ¡Vientos, dense prisa! ¡Nieves, reúnanse! ¡Pájaros, atrás! ¡Animales, manténganse alejados! Ningún pie humano dejará su huella en mi Cumbre. ¡La audacia de las fuerzas oscuras no prevalecerá! ¡La luz de la luna no durará mucho! Solo los rayos del sol rozarán esta cumbre.»

«Sol, custodia mi Cumbre, pues ¿dónde velaré, sin no es allí? Jamás ascenderá allí un animal, ni prevalecerá el poder del hombre. Ella misma, la Madre de todos los Seres, vigilará con un escudo de fuego. ¿Qué brilla en la Cumbre? ¿Por qué los torbellinos de viento han formado una corona brillante? Ella, la Gran Madre, ascendió sola a la Cima, y nadie la seguirá.» (Agni Yoga, § 315)

«(…) No bajes los ojos a las llanuras, sino dirígete a las alturas de la Madre del Mundo, y así juzga tus acciones confrontando con las medidas del Infinito.» (Agni Yoga, § 647)

«Los antiguos solían decir: “La montaña de la Madre se eleva de la Tierra al Cielo”, indicando así la unidad de todo lo que existe.» (Agni Yoga, § 604)

Desde el “cumbre del corazón” del eterno Principio femenino que todo lo encierra y todo lo genera, ha resonado el Llamamiento y se ha dado el Comando que llama a la Acción del Amor: Todo es Uno e Infinito.

Los discípulos consagrados al Servicio, impulsados por la voluntad de bien, responden; y entrelazando sus rayos de Luz, avanzan por el Camino Infinito del Corazón Uno, ofreciendo el vaso del Amor: el Garante de la Vida eterna, el Guardián de la sacralidad de la Comunión, el Tesoro de la Nueva Religión —el Vencedor.

«El Comando

Y por encima de todos los comandos pronunciados resuena el Comando silencioso, que todo lo penetra, inmutable, indivisible, irrevocable, resplandeciente; que todo lo otorga, impronunciable, irrepetible, invulnerable, indescriptible, eterno, inefable, iluminador, manifestado en el Rayo.

Aquí hay dos Comandos: en el borde del Mundo están los Señores el Cristo y el Buddha. Y su Palabra es como una espada flamígera. Pero un Comando silencioso se manifiesta sobre ellos.

Más allá de Ellos, está Aquella que vela su rostro, que teje la red de los mundos lejanos, la enviada de lo inefable, la soberana de lo intangible, Aquella que confiere lo irrepetible.

Por tu Comando nace el Océano del silencio y los torbellinos diseñan signos invisibles.

Y la que veló su semblante permanecerá sola para velar, en medio del esplendor de sus signos.

Y nadie ascenderá a su Cumbre. Nadie será testigo del esplendor del Dodecaedro, el signo de su poder.

De la espiral de Luz, Ella tejió el signo en el silencio. ¡Ella es la Guía de aquellos que van camino hacia la victoria!

Ella otorga los cuatro cuadrados, signo de afirmación, a aquellos que están decididos a ganar.» (En la encrucijada de Oriente: Leyendas y profecías de Asia, H. Roerich

Capricornio

La Luz superna de la Madre es la Voz del Silencio.


 

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