La Madre del Mundo

Hoy, en la luna nueva de Capricornio de este nuevo Año 6.2 dedicado al Espacio, al Infinito y al Principio crístico del Amor-Sabiduría como Bases de la Nueva Religión mundial, queremos examinar juntos algunas notas de las Enseñanzas sobre la Madre del Mundo, que será la “nota” de los plenilunios del año 2023 (Direcciones Sol-Tierra-Luna).

Estos Impulsos sobre la imagen de la Madre del Mundo, la Sustancia del Amor y el Origen femenino de la Manifestación, actuarán como contraparte de las entradas terrestres y solares en los 12 Signos zodiacales, que son sagrados para el Hijo, para las 12 Afirmaciones del Cristo-Maitreya, que serán celebradas ritualmente en el círculo ideal del Grupo de Servidores del Mundo (ver aquí los Rituales en línea en 7 idiomas).

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DIRECCIÓN SOL-TIERRA-LUNA

La Dirección Sol-Tierra-Luna es análoga a la Correlación Padre-Hijo-Madre, o Jerarquía-Humanidad-Reinos inferiores, o Alma-Personalidad-Cuerpos.

El Grupo de Servidores del Mundo, la sección áurea entre la Jerarquía y la Humanidad (Sol y Tierra), activa la polaridad sagrada de este Ciclo (novilunio y plenilunio), liberando su esencia evolutiva crística, cualificada por los 12 pétalos del Corazón solar (los Signos del Zodíaco):

– NOVILUNIO: El Servidor planetario es un Cáliz de Amor y Luz que acoge la Simiente de la Comunión entre el Espíritu/Sol y la Materia/Luna.

– FESTIVIDAD SOLAR (PLENILUNIO): El Servidor planetario realiza en sí mismo la Unidad entre el Espíritu/Sol y la Materia/Luna e irradia su Luz liberadora en la Conciencia humana, que está cualificada por la Fórmula sagrada a la Madre del Mundo según la energía del Signo:

Capricornio: La Luz superna de la Madre es la Voz del Silencio.

Acuario: La Estrella de la Madre comanda la Hermandad entre los mundos.

Piscis: El sacrificio de la Madre es el fulgor del Cosmos.

Aries: El Fuego de la Madre es la gran Fuerza creadora del Universo.

Tauro: La Belleza es la radiación de la Madre del Mundo.

Géminis: El Imán del Ser es el poder unificador de la Madre.

Cáncer: Del comando de la Madre nace el Océano del Silencio.

Leo: La Madre es el respiro del Infinito en cada corazón.

Virgo: La Madre del Mundo es Amor cósmico.

Libra: El hilo de la Madre es el sagrado Camino Medio.

Escorpio: La Armonía de la Madre es el cáliz de la Victoria.

Sagitario: El Canto de la Madre es el Gozo de los Mundos Lejanos.

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LA MADRE DEL MUNDO

Un solo canal, una sola bandera: ¡Maitreya, Madre, Materia! (Comunidad, § 72, Agni Yoga)

Según como se emplee esta frase, podrá significar cosas muy diferentes, por ejemplo:

  1. El aspecto femenino de la manifestación, simbolizado para nosotros en muchas religiones mundiales como la virgen madre, y en la religión cristiana como la Virgen María. Es la sustancia que permite a la Deidad manifestarse.
  2. La naturaleza misma, la madre de todas las formas.
  3. La Luna también es el símbolo de la vida procreadora y creadora que da nacimiento a las formas y, por lo tanto, el símbolo de la naturaleza de la forma.
  4. La concentración de la fuerza femenina en la naturaleza, en una forma femenina individual, denominada la “Madre del Mundo”. Una persona así nunca ha existido en nuestra particular vida planetaria, aunque los avatares de un sistema solar anterior, expresándose a través de la vida planetaria, siempre adoptaron esta forma, pero no en nuestro sistema solar. La tradición de tales apariciones es puramente simbólica, y fue heredada del sistema solar anterior, del cual hemos heredado la materia de la que todas las formas manifestadas están hechas. Este simbolismo nos ha llegado del lejano período del Matriarcado, cuya religión revivió las antiguas formas del sistema anterior y durante ese período en que Lilith simbolizó a la Madre del Mundo, hasta que Eva la reemplazó. (La Curación Esotérica, A. A. Bailey, p. 394, Ed. Sirio; vers. ingl. pp. 362-3)

«(…) la Madre del Mundo, considerada en su aspecto cósmico, es Mulaprakriti que encierra y genera todo [como el velo de Parabrahman, la Vida absoluta]. En su representación terrestre, ella es el gran Espíritu del Principio femenino. Detrás de cada fenómeno, de cada apariencia y símbolo se halla la gran Individualidad. Y toda Individualidad elevada tiene sus sustitutos o personificaciones más próximas a ella, pues están bajo el mismo rayo; y a veces aparece en persona en tales encarnaciones. De ahí el concepto de Avatar. Por lo tanto, el espíritu elevado que se encarnó como Isis, Istar, etc., no tenía que ser necesariamente el espíritu de la Madre del Mundo, aunque estaba imbuido de su Rayo. Por eso, en leyendas posteriores, la imagen de Isis se fusionó con la de la Gran Madre del Mundo.» (Cartas de Helena Roerich, 3 de septiembre de 1935)

«La “Madre del Mundo” encabeza la gran Jerarquía de Luz de nuestro planeta. (…) Detrás de cada símbolo hay una gran Individualidad, y cada símbolo oculta una gran verdad.» (Cartas de Helena Roerich, 18 de junio de 1935)

«En Oriente, el culto a la Madre del Mundo, la diosa Kali o Durga, está muy extendido y puede decirse que es predominante en el Hinduismo. Pero incluso entre otras sectas hay más devotos de la Gran Madre que de cualquier otro aspecto de la divinidad. En Mongolia y el Tíbet, Dukkar, o la Tara Blanca y las otras Taras —Hermanas— son muy veneradas. En todas las religiones más antiguas, las deidades femeninas eran consideradas las más sagradas. Antes, o más bien detrás del velo, está “el eterno e incesante Respiro del Ser”. Pero en el plano de la manifestación reina el eterno Principio femenino, o la Gran Madre del Mundo.» (Ídem, 24 de agosto de 1936)

«Las Enseñanzas más antiguas siempre tuvieron en gran estima el Principio femenino, y consideraron aún más sagradas a las deidades femeninas. En la actualidad, se pueden encontrar vestigios de estos antiguos cultos entre los indios americanos, donde las mujeres encabezan la casta sacerdotal. Las mujeres también gobiernan el clan, y toda la línea hereditaria desciende de la madre. La Doctrina de Buda tampoco hace distinción entre los dos Orígenes, y la mujer al igual que el hombre puede alcanzar el estado de Arhat [4.a Iniciación]. En la India, el culto a la diosa Kali sigue muy extendido, aunque los brahmanes de épocas posteriores degradaron a las mujeres por codicia y egoísmo. Los últimos sabios famosos de la India, Ramakrishna y Vivekananda, fueron devotos del Origen divino en el aspecto de la Madre del Mundo. (Ídem, 17 de mayo de 1937)

«Dios en nosotros es la única realidad; todo lo demás, tal y como lo describe Oriente de forma tan magnífica y poética, no es más que el “Juego de la Gran Madre del Mundo”.» (Ídem, 24 de mayo de 1936)

«¿Qué es lo que nutre el corazón del Arhat? Amor, Nosotros decimos; esta es la única fuente que puede hacer que se sature. La gran Madre del Mundo la conoce; todo corazón puro la conoce. ¿Y dónde convergen los corazones? En el Amor, Nosotros decimos; en ese poderoso manantial que embellece la vida y contiene todas las energías sutiles del corazón.» (Mundo del Fuego III, § 171)

«La Estrella de la Mañana es el signo de la Gran Época que brotará, como el Primer Rayo, de la Enseñanza del Cristo. Porque ¿quién elevará al cielo a la Madre del Mundo, sino Cristo, tan deshonrado por el Mundo? Muéstranos el Arco de la Cúpula, por dónde entrar.» (Hojas del Jardín de Morya II, § 153)

«La estrella de la Madre del Mundo es el planeta Venus. En 1924 este planeta estuvo, por un corto período de tiempo, inusualmente cerca de la Tierra. Sus rayos se derramaron sobre nuestro planeta, y esto creó muchas combinaciones nuevas, sagradas y poderosas que causarán grandes efectos. Muchos movimientos femeninos fueron estimulados por estos potentes rayos.» (Cartas de Helena Roerich, 11 de enero de 1935)

«Urusvati, es hora de decir que damos este nombre a la estrella que se acerca imparable a la Tierra. Desde la antigüedad ha sido el símbolo de la Madre del Mundo; y la Era de la Madre del Mundo debe comenzar cuando Su estrella esté más cerca de la Tierra que nunca. La Gran Época está a punto de comenzar, ya que la comprensión del espíritu está conectada con la Madre del Mundo. Incluso para quienes conocen la fecha, es maravilloso ver acercarse físicamente al predestinado. La llegada de esta Gran Época es importante; cambiará fundamentalmente la vida en el planeta. ¡Una gran Época! (…) Hoy comienza el despertar femenino. Una nueva ola golpea la Tierra y nuevos fuegos se encienden, porque la sustancia de los rayos penetra en lo más profundo. Es una alegría oír hablar de la llegada de la Nueva Era.» (Hojas del Jardín de Morya II, § 138)

«Los Hermanos de la Humanidad tienen la tarea de construir la vida del planeta, y obedecen el Mandato de la gran Madre del Mundo. La música de las esferas resuena cuando fluyen las corrientes del gozo, impregna el espacio cuando el corazón se estremece por la fuerza cósmica. El Corazón de Nuestra Hermandad guarda y protege para la humanidad el camino hacia el Bien común.» (Jerarquía, § 11)

«Siento que la enseñanza del pensamiento puro penetrará en la conciencia humana. Quien siembra pensamiento, cosecha. Por lo tanto, la cooperación omnisciente con la Madre del Mundo es inevitable. La sustancia espacial, afectada por las combinaciones de los nuevos rayos, permite el inicio de la Nueva Era. Todo el Bien debe ser recogido.» (Hojas del Jardín de Morya II, 232)

«Un ritmo de trabajo saturado es la cualidad de unos pocos. Su influencia beneficiosa es mucho más valiosa de lo que parece. Ya los antiguos misterios utilizaban las siguientes expresiones: “trabajar en la onda de la Naturaleza sublime” y “trabajar según el latido del corazón de la Madre del Mundo”.» (Hojas del Jardín de Morya II, § 350)

«El equilibrio de los elementos es la base de la Vida, y la violación de esta ley conduce a la destrucción. Y ahora los Grandes Maestros afirman los derechos de la mujer. Por lo tanto, la era venidera no solo será una era de gran cooperación, sino también la era de la mujer. La mujer deberá armarse de coraje y, ante todo, deberá contener su corazón de dar sin sentido, ya que todo requiere el Equilibrio Áureo. La mujer debe afirmarse a sí misma, por eso la Espada del Espíritu fue puesta justo en sus manos. En Oriente, esta era se conoce como la era de Maitreya, la era de la gran Compasión y la era de la Madre del Mundo.» (Cartas de Helena Roerich, 8 de marzo de 1935)


 

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