En el libro “Le Mete Lontane” (de E. Savoini, Ed. Nuova Era; no traducido al castellano) se citan siete líneas de pensamiento sobre las que podría basarse la nueva Religión Mundial descritas en el artículo “El segundo Año del Sexto Septenio” del 21 de diciembre de 2022; la segunda de estas proposiciones dice así:
“Debido al desarrollo alcanzado en las comunicaciones, la nueva religión será global, o planetaria: será la base misma de la reconocida comunidad de Naciones. En lugar de dividir a las personas y frustrar sus procesos evolutivos, será el agente definitivo de la verdadera unidad panhumana. (…)”
Ya El Tibetano en el libro El Destino de las Naciones, p. 65, nos alentaba: “…La humanidad en verdad es una unidad…Su meta es una, y como una gran familia humana debemos ir hacia el futuro… Emergeremos en el futuro como una sola humanidad depurada, disciplinada, pero iluminada y fusionada”.
El primer germen de esta unidad panhumana subyace en la creación de las Naciones Unidas, “nosotros, los Pueblos”, como un esfuerzo para formular un plan mundial que dará por resultado paz, seguridad y áureas relaciones humanas, demostrando el poder de los valores espirituales para sentar las bases que garanticen un modo de vivir en armonía y colaboración entre todos los pueblos del mundo. Esto será posible aplicando la Ley del Amor y reconociendo que al igual que “ningún hombre vive para sí mismo”, tampoco las naciones, debiendo ser la meta de todos los esfuerzos humanos el compartir en armonía y la comprensión de nuestras interrelaciones áureas. Llegaremos a ella impulsados por una conciencia grupal en expansión, por un creciente reconocimiento de la unidad de todo que, trascendiendo las diversidades aparentes, se abra a la vivencia de las rectas relaciones como expresión del amor que subyace en la manifestación.
Esta misma idea se encuentra en la Enseñanza del Agni Yoga; en Infinito I, p.360 podemos leer: “Cuando la humanidad logre entender la Unidad Cósmica, la construcción cósmica se afirmará. La misión principal de la humanidad es unir al mundo de la materia con el mundo del espíritu… la afirmación más importante de la energía es la expansión de la conciencia. La creatividad de Nuestros Hermanos está dirigida hacia el desarrollo de la conciencia cósmica en la humanidad”.
La conciencia, que surge de la correlación entre el centro y el campo es luminosa e hija del Espacio, por lo tanto ilimitada, infinita. A medida que la conciencia humana vaya expandiéndose, debido a su naturaleza espacial, será posible para la humanidad captar la realidad de las relaciones; progresivamente se alcanzará la comprensión y vivencia de relaciones cada vez más amplias y siempre incluyentes: la relación entre todos los seres humanos que conformamos la Humanidad una, la existente entre todos los reinos, la que tiene nuestro planeta con las vidas planetarias que se mueven dentro de la órbita del Sol, y otras influencias espirituales aún mayores que llegan a nuestro sistema solar.
“La Gran unidad en el Cosmos gobierna como una ley poderosa. Sólo aquellos que aceptan esta ley pueden participar verdaderamente en la cooperación cósmica. La unidad de la esencia en todas las cosas dirige a la humanidad hacia la creación”1.
Todo es Uno. Lo que existe está interrelacionado con todas las demás cosas, internas y externas; la relación mutua entre todas las Entidades es el precepto sagrado universal.
Esta conciencia expandida que traspasa los límites ficticios de lo personal para sentirse y vivirse como Humanidad una, acoge en sí realidades reconocidas en el corazón; es llamada conciencia grupal o conciencia crística y conducirá al culto del Espacio, del Infinito, como base de la nueva Religión mundial. Esta nueva Religión mundial será la religión del Espacio que conduce a la Unidad en la diversidad, a la Síntesis, y estará regida por las relaciones áureas entre todas las criaturas.
“Un rasgo dominante de la religión futura —y que será su gloria— será el culto al Espacio, reconocido como el Amor divino, y a la Luz, entendida como una Inteligencia divina… Esta será la verdadera revolución en el enfoque religioso”2.
El Espacio está vivo y es el contenedor universal de la Vida.
El Espacio es la Sustancia primordial de la que todo está hecho. Es el Cáliz que contiene la Vida, el Fuego. Es el campo magnético saturado de amor que alberga todas las energías con sus cualidades diversas y cambiantes, unidas con perfecta libertad y continua creatividad en relaciones correctas.
“¿Qué es lo que fue, es y será, ya haya Universo o no, ya existan dioses o no existan? … ¿Qué es aquello que siempre es? El Espacio… Se extiende y se contrae (expiración e inspiración). Cuando se extiende, la Madre se difunde y esparce; cuando se contrae, la Madre retrocede y se repliega. Esto produce los períodos de Evolución y de Disolución, Manvantara y Pralaya”3.
“La montaña de la Madre se alza desde la tierra hacia los cielos,” indicando de este modo la unidad de todo lo que existe”4.
En las aguas bipolares del Espacio, donde todas las criaturas están interrelacionadas por los áureos hilos del amor, no existen fronteras o separaciones sino solo la Comunión en la que el gozo reverbera en infinitas simetrías sonoras, luminosas.
Desde el corazón de la Madre que todo lo abarca y todo lo genera ha resonado un canto, una llamada a vivir en el Amor, en la unión, en el Infinito. “Como la morada del Espíritu, como un nuevo mundo, como una belleza cósmica indescriptible, el Infinito llama…”5
Los corazones ardientes responden a la llamada y se establece un diálogo silencioso de corazón a corazón en la sacralidad de la comunión universal porque la humanidad está próxima dar un nuevo paso: la comunión con los mundos distantes. Y “El Cristo es esa totalidad donde se consuma la comunión”
El corazón de la humanidad tiende hacia el despertar del Cristo, hacia la conciencia grupal, infinita, y el Principio crístico (amor-sabiduría) o Fuego solar es el Camino, la Verdad y la Vida.
“El trabajo de verter el principio del amor (el principio crístico) y de elevar la conciencia de las masas al punto en que ellas puedan comprender y aceptar el principio amor, constituye el principal trabajo de la nueva era, e inaugurará la era de la hermandad y moldeará a la humanidad a semejanza de Cristo”6
Cuando el reconocimiento de esta hermandad humana, de esta fraternidad universal sea una vivencia, las formas mentales se materializarán a medida que los hombres eleven su mirada en ardiente invocación, porque existen ya en los planos superiores y pueden precipitarse si todos los brazos humanos se alzan y se abren para acoger el Fuego, el Espacio, el Infinito. Entonces, en ardiente comunión con todas las criaturas, fundiendo las apariencias en gozosa liberación y en ígneo avance hacia el Centro, llegar a ser Uno e Infinito.
La sabiduría solar llama al poder decisivo de la Unidad.
Que la conciencia humana se abra al valor unificador del Infinito.
Notas:
- Cartas I, (24-2-30), Roerich.
- Le Mete Lontane, E. Savoini, Ed. Nuova Era.
- Cosmogénesis, H.P. Blavatsky, p. 80, 84.
- Agni Yoga, p. 604
- Infinito I, p. 98
- La Exteriorización de la Jerarquía, p. 504