Los Misterios

«Reconoce el llamamiento, incluso en la caída del pétalo de una rosa.
La vida está llena de llamamientos: el fuego te lleva a la cumbre de los Misterios.
» (Hojas del Jardín de Morya I, § 134, Agni Yoga)

Por lo general, la palabra Misterio evoca la impresión de un asunto oscuro y secreto, o la imagen de rituales y símbolos complejos e incomprensibles que inducen cierto temor o despiertan curiosidad, o incluso la idea de que se trata de acontecimientos que confieren un poder personal.

Sin embargo, no es así: los Misterios son ocultos en el sentido de que están protegidos por su propia luz, y se revelan gradualmente a los ojos de quien es capaz de resistir su poder.

«El Misterio es el portal sagrado del Infinito.»

Es interesante ver la raíz de este término, además del significado más conocido:
Del latín mysterium, rito religioso secreto, derivado del griego mystērion, con idéntico significado, que a su vez procede de mystēs, “el que ha recibido la iniciación en los Misterios”. (…) abre a una visión más amplia: (…) «El Misterio indica el umbral entre el sonido articulado y el Silencio sonoro, el portal entre lo visible y lo invisible. Es el paso a través del que el mundo concreto y el Mundo del Fuego se comunican, el medio por el que el “límite” del primero se vuelve una “correlación” con el segundo. Los labios están apretados; pero la vibración M es poderosa y atraviesa los mundos más allá del concepto de la Muerte. Por lo tanto, el Misterio expresa esencialmente la idea transición a través de los planos y niveles de la Vida, desde los más concretos hasta los más sutiles, reales pero no desentrañables en el mundo manifestado, para captar su relación y unidad. Este concepto también podría representarse diciendo que la M de la Madre que da la vida es la misma que la de la Muerte que se abre a Realidades inefables.» […] nos muestra que, en realidad, en el Infinito no hay portales, ni límites ni puertas, sino simplemente correlaciones luminosas que conducen a niveles de ser cada vez más refinados y poderosos. El paso de uno a otro se llama Iniciación.

Los Misterios tratan, pues, de la conciencia: la correlación entre el Espíritu y la Sustancia. Desde el átomo hasta el Universo, toda forma vela el misterio de la Vida absoluta y es la clave para revelarlo, aunque permanezca eternamente inviolable.

La clave principal de los Misterios está, pues, a la vista de todos, y es la Naturaleza. Nos abre el corazón a la maravilla de la creación, a la belleza del Cielo y de la Tierra, al poder de los fenómenos terrestres, a la alternancia en «nuestro» cielo del Sol y de la Luna, Señores del día y de la noche, y nos lleva gradualmente a comprender que todo lo que vemos y aprendemos a conocer y a amar no está simplemente fuera de nosotros, o dentro de nosotros, porque no hay dentro ni fuera en el Espacio vivo, donde todo es Uno.

Toda forma natural siempre ha sido vista con diferentes ojos, según el estado evolutivo de la conciencia de quien la mira: primero, se la da por sentado; luego se la ama por su belleza, o sea, se la comprende como símbolo; y después se da cuenta de su realidad esencial y comprende que todo es «lo que es». Y esto es un signo de iniciación.

«Urusvati sabe qué es la iniciación; un concepto muy controvertido. Para algunos es la forma de adquirir conocimientos. Hay quienes sostienen que es pura devoción; pero incluso esto es solo un enfoque. Otros sostienen que consiste en la revelación de un Misterio; este también es solo uno de sus aspectos.

La Iniciación es tener el coraje de aproximarse a la Imagen de la Luz, y sin miedo a mirarla. Se necesita coraje y mucha abnegación para unirse a la Luz, y ahí radica la gran conquista iniciática. (…)» (Supramundo I, § 232, Agni Yoga)

Los hombres han representado la Iniciación a través de ritos religiosos, palabras, sonidos, gestos, símbolos, destinados a celebrar la muerte y el renacimiento de quien se inicia en estados superiores (o más profundos) del ser. Son la reverberación de esas «ceremonias» que, en realidad, tienen lugar en un nivel sutil y que sirven para fijar en la conciencia de quien accede a una nueva etapa del camino iniciático el poder de gestionar sus energías al servicio del mundo: el poder de ser Voluntad en acción. Porque el iniciado no es simplemente el que conoce los secretos de la Vida, sino el que lleva la Luz ígnea en el cofre de su corazón y la vierte en la Humanidad para servirla y salvarla, cooperando así con los Maestros.

«Tarde o temprano, uno por uno, los hombres son llamados a comprender la Vida que los anima. Durante largos ciclos de experiencia se sienten atraídos sobre todo por las cosas del mundo físico, emocional y mental, es decir, por la magia de lo concreto. Entonces se enfrentan al fuego interior y aprenden a utilizarlo. Luego descubren el Camino, sus pasos y sus cumbres; absorben los Misterios y los llevan en secreto; y al final abandonan el reino humano, para desempeñar otras funciones.  (I Misteri, E. Savoini)

Existen innumerables claves de acceso a los Misterios; sin embargo, todas ellas pueden remontarse a un septenario, en consonancia con las energías cósmicas fundamentales: los siete Rayos de Vida. No están siempre disponibles; varían según los grandes ciclos de los Rayos, de las energías que prevalecen en cada Era, del nivel evolutivo de la conciencia humana, de la Cultura y la Civilización establecidas en la época y de las necesidades del Plan.

Sin embargo, el fuego de los Misterios es siempre el propulsor que enciende el deseo/voluntad de búsqueda en todos los niveles, que empuja a explorar las cumbres, los océanos y las profundidades espaciales tanto físicas como espirituales, incluso con gran autosacrificio, y que provoca ese sagrado asombro que se genera cuando se comprende que las grandes leyes cósmicas son análogas en todos los planos, y que estos están circunscriptos unos dentro de otros, y que «en una gota de rocío se refleja la energía divina».

Es el mismo fuego que siempre ha sostenido el surgimiento de las grandes razas humanas y de las Culturas y Civilizaciones que en ellas brotan y se desarrollan de manera cíclica, precisamente sobre la base de esos Misterios que en el mundo formal se traducen en logros mentales y prácticos por medio de los iniciados de cada época A medida que estas comienzan a declinar, el fuego central se retira lentamente y, sin llegar a extinguirse del todo, permanece latente hasta que un nuevo Sonido sea emitido al Espacio y una nueva Cultura comienza a emerger y a arraigarse como Civilización en el seno de la Humanidad.

Como sabemos, ahora nos hallamos en uno de esos momentos: el Sonido que cualifica la Era de Acuario se extiende por el Espacio anunciando el nuevo mundo, mientras el viejo va menguando cada vez más rápido. En la actualidad nos encontramos en torno a la cima del ciclo de paso de Era que dura unos 500 años y ya vemos los efectos de la energía del signo entrante, que vierte en las conciencias sedientas el «agua de vida», la luz ígnea de la mente —el quinto Rayo—, que se plasma en la Humanidad como ciencia y conocimiento concreto. De hecho, estamos comenzando a traducir en fórmulas y formas los tres grandes Misterios del Sistema Solar, latentes en el Sol físico, en el Sol subjetivo y en el Sol espiritual central, a saber: el misterio de la electricidad de la sustancia, el misterio de la polaridad (o electricidad de la forma) y el misterio del fuego mismo; la fuerza dinámica central del Sistema Solar, la Vida que se genera y se multiplica.

Desde la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con la difusión de las enseñanzas de H. P. Blavatsky, la luz física se encendió en el mundo derrotando la larga oscuridad de las noches y se aplicó de muy diversas maneras, mejorando enormemente la existencia humana. En la primera mitad del siglo XX, la iluminación eléctrica se extendió por todo el mundo, asimismo la posibilidad de la comunicación a distancia y la aceleración del transporte; esto ocurrió gracias a los esfuerzos simultáneos de los Maestros con el objetivo de transmitir un conjunto inicial de Enseñanzas para apoyar la evolución de la conciencia común (entre ellas las del Maestro Tibetano y el Agni Yoga, recibidas a través de A. A. Bailey y H. Roerich).

El secreto de la energía eléctrica de la Vida, su fuego central, es lo que es revelado en la tercera iniciación, la iniciación de Grupo, que es la forma de la nueva era de aumentar el poder de la luz espiritual dentro de la Humanidad; y tiene que ver con la energía atómica, descubierta en los años cuarenta, a raíz de una terrible guerra mundial.

La segunda mitad del siglo pasado vio como protagonistas a los discípulos del mundo, que crecieron en cualidad y cantidad, y aplicaron las Enseñanzas recibidas. Del mismo modo, las aplicaciones de las energías eléctrica y atómica se han desarrollado en todos los campos, en particular en el sector de las comunicaciones, hasta el punto de poder poner en contacto «en tiempo real» a todas las personas del planeta, un elemento significativo para salir del separatismo mental y alimentar el pensamiento de la Humanidad Una, ordenada y con una actitud de colaboración, que es la meta de la Era de Acuario.

Es evidente que esta facilidad de comunicación que teje vínculos luminosos entre los discípulos —sacando a la luz «El Siervo de la Humanidad»— también tiene «el otro lado de la medalla», del que ellos deben ocuparse, apoyando a la Jerarquía, manteniéndose como baluarte contra las fuerzas del mal, que también son facilitadas, y vigilando cuidadosamente el uso de las energías, para que prevalezca el Bien común.

Si reconocemos, incluso en estos breves signos, los pródromos de «lo nuevo que avanza», podemos simplemente abrir nuestros corazones a la Luz y a la Belleza del futuro (¡El cuarto Rayo también está a punto de surgir!) y «proteger nuestros ojos», puesto que será la luz subjetiva la que empezará a circular por el mundo y a producir esos cambios que determinarán una iniciación, y no solo humana, sino también de nuestra querida Tierra.

Escuchemos, pues, en el silencio interior el sonido de los pasos del gran Iniciador que viene, mientras vamos a su encuentro.

«Percibir un terremoto a distancia es un poco como percibir un pensamiento lejano. La energía capta y registra cada vibración, desde los fenómenos inmensos hasta la caída de un pétalo de rosa. Ella siempre está alerta y lista para indicar las actividades de todo lo que existe.» (AUM, § 402, Agni Yoga)

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Para obtener más información sobre los Misterios, consultar el documento:

Restablecimiento de los Misterios
(Un compendio de textos de H. P. Blavatsky, A. A. Bailey y E. Savoini)

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Nota: Artículo traducido del italiano y publicado el 8 de febrero del 2021; consultar aquí: Publicamos este artículo en el momento solemne y misterioso en el que el eje Sol-Tierra se une con la suprema Estrella de dirección Merak, el fuego del Primer Rayo de la Osa Mayor que, junto con la otra estrella Dubhe, indica la Estrella Polar, que es el canal principal para la Energía de Voluntad o Poder «que lleva a cabo el propósito de Dios» y que «de algún modo oculto vincula el sistema con su centro cósmico».

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