Plenilunio de Capricornio, el Misterio de la Iniciación

Capricornio

Capricornio

La Iniciación es una potenciación.*

Este año 6.1, el primero del septenio consagrado a la Idea de una Nueva Religión Mundial, pretendemos celebrar las fechas de los plenilunios, las «puertas» sagradas de la alineación y la sincronización entre los tres símbolos celestes de la manifestación humana (Sol/Alma, Tierra/Personalidad, Luna/Cuerpos) y la manifestación planetaria (Jerarquía planetaria, Humanidad, Reinos inferiores), asociándolos con los doce Misterios e Ideas/Fórmulas, correspondientes a las energías causales de cada Signo del Zodíaco, en virtud de que, para la perspectiva esotérica, el Corazón del Cielo es el Gran Maestro de los Maestros.

«La sucesión de los Misterios encarnados por cada signo del zodíaco será esclarecida por el Cristo, porque la conciencia de la humanidad actual exige algo más exacto y más real espiritualmente que la astrología moderna, o el pseudoocultismo tan difundido hoy.» (La Reaparición del Cristo, A. A. Bailey, p. 111, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 127)

El Corazón del Cielo vibra y resuena en el Espacio, destellos de iluminación brillan en los corazones sensibles, animados por la Voluntad de cooperar y abrirse a los Misterios de la evolución de la conciencia. El recorrido del Sol en el Espacio a través de los doce signos del Zodíaco muestra a la Humanidad la Espiral de la Vida, y la conduce a regir su propio destino según el creciente resplandor del Uno.

«Debemos alegrarnos de ser eslabones de una cadena de colaboradores. Cuando esto sucede y se reconoce el vínculo inquebrantable con el Altísimo, no hay posibilidad de expulsión. Corresponde a la humanidad preservar el vínculo y recibir la Lluvia de Bien.» (Supramundo II, § 437, [alias Supramundano II, § 437], Agni Yoga)

Dejémonos, pues, ser inundados por la Lluvia de Bien que ofrece Capricornio. El Signo asociado a la «Luz de la Iniciación» extrae irresistiblemente al alma fuera de la vida y de la experiencia de la forma; y es esa «luz radiante que conduce al alma [cuya esencia es la Luz], sana y salva, hasta la cumbre de la montaña», «y le revela el sol naciente».
«Hoy, el Iniciador en los Misterios actúa por inspiración y con energías procedentes de Capricornio, el signo de tierra, pues la humanidad aún está ligada a la tierra. Las fuerzas iniciáticas producen sus máximos efectos en el mundo físico, pues es aquí donde el iniciado debe demostrar que es libre, que es capaz de comprender y que es divino.» (Astrología Esotérica, A. A. Bailey, vers. ingl., pp. 337, 330 y 304).

Capricornio, la Cumbre de la Luz superna, llamará la atención sobre la primera iniciación, el nacimiento de Cristo en las profundidades del corazón, e indicará la preparación necesaria para realizar este gran acontecimiento espiritual en la vida del hombre. Además, «custodia el secreto del alma misma, que se revela en la tercera iniciación. A veces se lo conoce como “el secreto de la gloria oculta”. (…)
Habiendo escalado la cumbre de la montaña de Capricornio [en la Transfiguración], [al iniciado] se le ofrece la vista de todos los poderes (…) [de los reinos naturales], con la maraña de sus múltiples líneas, que aparecen como ríos de luz.» (Astrología Esotérica, A. A. Bailey, vers. ingl.,  pp. 165, 167)

Hoy, en el día del plenilunio, con la tensión iniciática conferida por Capricornio, el Agente transfigurador que transmite el 1.er, 3.er  y 7.o Rayos (Voluntad/Poder, Inteligencia Activa, Orden), soñamos con gracia el Futuro de la Humanidad Una y abordamos con poder creador y en belleza el primer paso de los doce Festivales.

En este gran tiempo del Inicio, el centro de la Humanidad como Discípulo planetario, como espíritu que vuela directamente a su morada, con un corazón unificado y en concomitancia con los Fuegos celestes, puede impresionar la

Voluntad de afirmar la Luz superna

y equilibrarse con tenacidad y humildad en lo alto de la Cumbre radiante, para aprender de las «Luces que implementan la Voluntad de Dios» el arte de la Vida e irradiar en el Valle (Cáncer) el Nuevo Mundo de la Cuarta Jerarquía humana.
El espíritu de la Humanidad es una chispa de voluntad estelar que hace posible toda victoria; y el poder de su canto se perfecciona en la belleza de la Luz superna, la Luz de la Vida que conduce a la Maestría creadora del Iniciado.
La tensión espiritual de ser Uno con los Guías de la Humanidad nos permite atravesar por la puerta de los Dioses y avanzar, de centro a centro, al Centro de los centros.

El simbolismo de la Puerta solsticial se encuentra en las palabras de Cristo, la Luz del mundo, cuando dice: «Yo soy la Puerta. El que entre por mí se salvará (…).» Además, el eje iniciático de los Solsticios (eje cardinal Capricornio-Cáncer), alineado con la dirección hacia el Centro galáctico, traza un sendero hacia nuestras altísimas profundidades, un vuelo en el Ser de nuestra Unidad cósmica.

«(…) fuego eterno y creador del corazón no se detiene: asciende impetuosamente por la escalera de la Jerarquía hacia la Luz superna. El amor es el principio rector y creador. La Luz todopoderosa es irresistible, pero la Jerarquía es el camino hacia esa Cumbre deslumbrante. Guía al espíritu iluminado a esa cima donde incluso podría estar cegado. El amor es la corona de Luz.»
«(…) La iluminación del espíritu es seguramente el camino de la adhesión a la Jerarquía suprema. Por lo tanto, quien busque la Verdad captará el valor del Ser solo ascendiendo hacia la Jerarquía.» (Jerarquía, § 281, 420)

«(…) un gran Misterio está teniendo lugar en el Mundo. Afirmo la gran Verdad cósmica. Ese Misterio es el Ser mismo.» (Mundo del Fuego III, § 182 [alias, Mundo Ardiente III])

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La Voluntad de afirmar la Luz superna del Signo cardinal Capricornio, a través del regente esotérico Saturno, se fija en la conciencia del Discípulo-Humanidad:

el Misterio de la Iniciación.

En la Enseñanza se relatan algunos pasajes que establecen puntos de luz para ascender por el arduo Sendero:

«La iniciación es, por excelencia, una serie de pasos o despertares graduales que permiten al ser humano convertirse, al final, en miembro, o punto de luz, del reino de Dios.» (El Discipulado en la Nueva Era II, A. A. Bailey, Ed. Sirio, pp. 332-3; vers. ingl., pp. 381-2)

«La iniciación marca un estadio de intensificación del “fuego solar”. Está relacionada con la comprensión de Vishnú, y marca un punto en la evolución de la conciencia, a través de la autoconciencia, hacia la conciencia de grupo o la conciencia universal. (…) Existe el impulso que fuerza al átomo individual a la determinación grupal; y es el secreto del fenómeno llamado “Iniciación”, es decir, el proceso de pasar de la vida humana, o autodeterminada e individualizada, al reino superior. Es la totalidad de la fuerza de Vishnú, el segundo aspecto, y produce los estados superiores de conciencia.» (Tratado sobre Fuego Cósmico, A. A. Bailey, vers. ingl., pp.731 y 1048)

«(…) se podría decir que el iniciado, progresando en el Sendero de la Iniciación, trabaja primero con la idea, luego con las ideas, después con el Plan jerárquico en un sentido amplio y general, hasta el punto en que finalmente se encuentra bajo la influencia del propósito de Sanat Kumara. Entonces, la voluntad del Señor del Mundo le será revelada plenamente.» (El Discipulado en la Nueva Era II, A. A. Bailey, Ed. Sirio, pp. 248-9; vers. ingl., p. 281)

«[La iniciación] es el avance de todo un grupo de discípulos e iniciados que poseen inclinación espiritual, que penetran en nuevas esferas de la conciencia divina y entran en una correlación cada vez más estrecha con la mente del Señor del Mundo. Se llevará a cabo conjuntamente por discípulos e iniciados, según su grado y su punto de evolución espiritual. (…) Así se lograrán tres cosas:

  1. Un vínculo más estrecho de los tres centros divinos (Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad) para que el flujo de la energía divina sea cada vez menos obstaculizada, facilitando así el Propósito, el Plan y su precipitación en el plano físico.
  2. Una Jerarquía mucho más poderosa y mucho más estrechamente vinculada con la Humanidad a través del principio de inteligencia, que implementa el principio del amor, y en una relación mucho más íntima con el Propósito, el centro dinámico de toda la energía planetaria, el desarrollo y el crecimiento evolutivo.
  3. Una fusión o establecimiento de correlaciones dentro de la humanidad misma, capaz de producir justas correlaciones humanas y una consecuente integración en la Jerarquía. Esto constituirá una iniciación de masa y será posible gracias al proceso relativamente nuevo de iniciación grupal, derivado del método lento de iniciación individual.» (El Discipulado en la Nueva Era II, A. A. Bailey, Ed. Sirio, pp. 309-310; vers. ingl., p. 352)

Cualquier grado de iniciación se logra siempre a costa de un sacrificio y marca una etapa hacia el Centro de un nuevo Misterio. En los textos de la Antigua Sabiduría se dice que ha llegado la hora del restablecimiento de los antiguos Misterios. En un futuro próximo, y en una vuelta superior de la espiral de la vida, los Maestros se moverán visiblemente entre los hombres; los Miembros de la Jerarquía espiritual volverán a guiar abiertamente los asuntos de la humanidad, en la medida en que lo permita la libertad innata del hombre; y el Cristo reaparecerá en presencia física.

[Según el plan evolutivo previsto por el gobierno planetario] «Por voluntad divina, Él debe regresar visiblemente a la Tierra. Debe presidir la manifestación del reino de Dios y restablecer los Misterios de la Iniciación, de forma que constituyan la base de la nueva religión mundial. Sobre todo, deberá revelar la naturaleza de la voluntad de Dios.» (La Reaparición de Cristo, A .A. Bailey, p. 65, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 71)

«A los iniciados del futuro [para la Era de Acuario] van estas palabras: Pierde de vista el yo en el esfuerzo de grupo. Olvídate del yo en el esfuerzo de grupoCruza el portal de la iniciación en formación de grupo , y que la vida de la personalidad se pierda en la vida del grupo. El resultado final de la obra de Cristo se halla en nuestra identificación con el todo: individualidad, iniciación e identificación; el mensaje de Cristo puede resumirse en estos términos. Cuando estaba en la tierra, Él dijo: “Yo y mi Padre somos uno”, y en estas palabras resumió todo su mensaje. Yo, el individuo, con la iniciación me identifico con la divinidad.» (La Exteriorización de la Jerarquía, A. A. Bailey,  p. 356, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 413)

«La primera gran iniciación [la “tercera” de la Transfiguración] se presentará en forma objetiva y el público en general la reconocerá como el principal rito y ritual de la nueva institución religiosa de la época. Este es el estadio en el que las fuerzas de la resurrección están activas, cuando el Señor está con Su pueblo y el Cristo haya regresado a la Tierra. Entonces, se reconocerá la religión como una actitud que gobierna todas las fases de la experiencia humana.» (La Exteriorización de la Jerarquía, A. A. Bailey,  pp. 489-490, Ed. Sirio; vers. ingl., pp. 574-5)

«[El] futuro servicio planetario a través del tercer centro divino [la Humanidad] solo es efectivo cuando rige Acuario [“síntesis superior y conciencia universal de grupo”], es decir, cuando el Sol lo atraviesa. He aquí la inmensa importancia de los próximos 2000 años. Solo entonces, cuando el hombre sirva al mundo y despierte a la conciencia de grupo, podrá aparecer esta meta deseada de manifestación. (…) La autoconciencia del hombre está (…) destinada a dar paso un día a la conciencia, a las correlaciones y al trabajo de grupo. Esto explica la tendencia actual a la amalgama, la confederación, las esferas de influencia, las múltiples agrupaciones que distinguen las correlaciones humanas. El espíritu de la congregación y las formas en las que se manifestará aparecen cada vez más claros, y es una verdadera iniciación para el género humano. La gloria del espíritu humano aparece de manera más clara e impresionante, e implica una voluntad de liberación que será recordada en el futuro como el rasgo más notable de esta época de grandes conflictos. La humanidad de hoy está luchando con pruebas iniciáticas, como un discípulo mundial.» (Astrología Esotérica, A. A. Bailey, vers. ingl., pp. 200-1, 542)

« Sin (…) la adhesión al Fuego Cósmico, el corazón no puede asumir la iniciación en el Mundo superior.» (Mundo del Fuego III, § 381 [alias Mundo Ardiente III, § 381])

La Iniciación es una potenciación.

La elevación al poder unitario de la Comunión de todos los mundos nos hace cocreadores del Misterio de la Vida y capaces de adentrarnos con gozo en los caminos de la Nueva Era, basados en la idea de la Hermandad universal.

Es maravilloso estar conscientes del ritmo de la evolución planetaria y, como Grupo de Servidores del Mundo, prepararse para recibir la Lluvia de Bien en el impacto iniciático de la cumbre extraordinaria del 2025 (documento en inglés).

«(…) La humanidad y la belleza del Cosmos se perfeccionan mutuamente, y esta es la única forma de manifestar el poder unitario universal. (…)» (Infinito II, § 424).

«Sois la Luz del mundo (…),

que vuestra luz brille ante los hombres,

para que vean vuestras buenas obras

y rindan gloria a vuestro Padre que está en los cielos.»**

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* Fórmula 7.2 del Lambdoma dell’Ordine (documento en italiano).

** San Mateo 5,13-16

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