3.5 – 5.3 Plan y Conciencia

Extraído del Lambdoma de La Génesis de las Ideas:

3.5  Plan: El Plan es la proyección del Pensamiento divino.

5.3  Conciencia: La Conciencia es la correlación entre el Espíritu y la Sustancia.

Esta polaridad de ideas expresa y realiza la correlación primaria entre:

3.3  LUZ: La Luz es el movimiento rítmico del Fuego.

y

5.5  MANIFESTACIÓN: La Manifestación es el surgimiento del Diseño divino.

 *

3.3 LUZ: La Luz es el movimiento rítmico del Fuego.

 «La luz es movimiento. De hecho, es el dinamismo más elevado (…). La luz funde lo continuo y lo discontinuo, y de eso nacen los ciclos, que son “continuamente discontinuos”. Por estas razones se afirma que la Luz es la causa de todo movimiento. La Voluntad fija el propósito; el Espacio lo acoge y le presta las sustancias necesarias; la Luz lo logra. Este es el Movimiento. La luz lleva a cabo la evolución (…). La luz es la energía que mueve las cosas y las conciencias; conduce al propósito, y no existe otra razón para el movimiento.» (La Teoría de la Luz, Primera Parte, pp. 22 y 37, Enzio Savoini; septiembre-noviembre del 2001)

5.5 MANIFESTACIÓN: La Manifestación es el surgimiento del Diseño divino.

 «Separada de la Sustancia Cósmica, la Ideación Cósmica no podría manifestarse como Conciencia individual, pues solo a través de un vehículo (upâdhi) de materia surge la Conciencia como “Yo soy Yo”; es necesaria una base física para concentrar un rayo de la Mente Universal hasta un cierto grado de complejidad. A su vez, separada de la Ideación Cósmica, la Sustancia Cósmica quedaría como una abstracción vacía y de ella no podría aparecer la Conciencia.» (La Doctrina Secreta, “Cosmogénesis”, Helena P. Blavatsky)

Consideremos la correlación entre la LUZ y la MANIFESTACIÓN. La manifestación de la luz expresa esta correlación del 3 con el 5, debido a que el Fuego de la Mente ilumina, a través del espejo del Centro, el cumplimiento del devenir de la Sustancia. La correlación de los dos aspectos de la Mente bien conocidos en el Hombre (la Mente abstracta, la Mente concreta) refleja la dualidad fundamental del Espíritu-Sustancia; en síntesis, lo que fundamenta la Conciencia.

Come dice Helena P. Blavatsky:

«El Universo Manifestado está, pues, impregnado de la dualidad que es, por así decirlo, la esencia misma de su Existencia como Manifestación. Pero así como los polos opuestos de sujeto y objeto, de espíritu y materia, no son sino aspectos de la Unidad Única en la que están sintetizadas, así en el Universo Manifestado existe “eso” que conecta el Espíritu con la Materia, el Sujeto con ‘Objeto. Este algo, actualmente desconocido para la especulación occidental, es llamado Fohat por los ocultistas. Es el “puente” por cuyo medio las Ideas existentes en el “Pensamiento Divino”; se imprimen en la Sustancia Cósmica como Leyes de la Naturaleza.

Fohat es, pues, la energía dinámica de la Ideación Cósmica, o, si lo consideramos desde el otro lado, es el medio inteligente, el poder que guía todas las manifestaciones, el Pensamiento Divino transmitido y manifestado por los Dhyân Chohans, los Arquitectos del mundo visible. Así, del Espíritu, o la Ideación Cósmica, deriva nuestra Conciencia; de la Sustancia Cósmica provienen los diferentes vehículos en los que esa Conciencia se individualiza y llega a la autoconciencia o Conciencia reflexiva; Fohat, en sus diversas manifestaciones, es el vínculo misterioso entre la Mente y la Materia, el principio animador que electriza cada átomo y le da la vida.» (La Doctrina Secreta, “Cosmogénesis”, Helena P. Blavatsky)

La Luz (del Espíritu) cuando encuentra la Manifestación (en la Sustancia) da lugar a la Conciencia.

La ideación cósmica, que proyecta su intención en la sustancia para manifestarla, da lugar al Plan.

3.5 Plan: El Plan es la proyección del Pensamiento divino.

Del latín planum, ‘plano’, ‘llano’; un sustantivo neutro del adjetivo planus, ‘plano’. De la raíz indoeuropea *PLA-/*PAL- que expresa la idea de una superficie uniforme, sin asperezas. En sánscrito plata, ‘extensión’. Además, la idea de plano recuerda a la de “nivel”, dentro de una estructura mayor. La importancia de estar en un plano la indica el cielo: todos los planetas se mueven alrededor del Sol, a lo largo de órbitas que están en el mismo plano.

En geometría, el plano es un conjunto infinito de puntos dispuestos consecutivamente sobre dos direcciones (o líneas rectas) —infinitas— que lo cualifican: asimilando las dos direcciones a la Vida y al Espacio, el plano se expresa por la infinidad de puntos (Espacio) avivados por la Vida. Dicho esto con términos acordes, es la conciencia espacial del propósito. Es, por su naturaleza, infinita, cualificada por la conciencia de propósito o foco central.

La palabra “plan” con el concepto de “diseños de construcción” viene del francés plant, (’planta’, ‘diseño’), y este del latín planta. O sea,  “plan” con la idea de alinear un conjunto de pasos y/o temas entorno a la resolución de un objetivo.

El Plan es, pues, un Ente vivo nacido de la proyección del Pensamiento divino:

«El poder de la orientación proviene de la luz, que surge en el este y sigue su curso. El planeta vuela sobre la eclíptica, que es el plano y un plan, y están orientados; por lo tanto, él se propone llevar a cabo su propio proyecto. Porque tiene un campo magnético, ama; se expone a la luz. Y con estas dos energías construye un plano y un plan, es decir, se rige por la eclíptica.

De este modo se comprende que la eclíptica es fundamental para la vida, para el propósito y para la economía del Sistema. De ello se deduce que toda estrella se rige un sistema espacial y también dirige uno. Una comunidad en evolución debe tener una eclíptica, que es la base de su magia creadora cósmica. Si le falta, esa estrella está pasiva y agonizante; y en este caso no es creadora: no tiene un Plan. Nadie sabe cómo construir un plano geométrico con medios externos.

Es posible obtener una superficie casi plana de tamaño acotado, suficiente para realizar las maniobras, pero no un Plano, o un Plan, puro y simple. En cambio, es posible elaborar un Plan interior vivo combinando el Amor y la Luz, pero nadie lo hace a sabiendas. Así pues, el Amor y la Luz son las energías necesarias para la construcción del Cosmos y de todas los demás entes, dirigidos por la Voluntad que fija el propósito.

(…) El Amor (magnetismo) y la Luz son energías vivas, que están difundidas por todas las regiones del Espacio. Por consiguiente, hay motivos para deducir que surge un campo de interacción, es decir, un plano o una multiplicidad de planos.

(…) Por lo tanto, está justificado y es correcto afirmar que el Amor y la Luz, al interactuar, producen un plano psíquico y geométrico, sobre el que la Voluntad traza figuras específicas. Plano/Plan y Proyecto son términos equivalentes. Un plan no tendría sentido sin un propósito; y toda voluntad necesita un plan para lograr su autorrealización.

(…) toda energía psíquica está animada por un propósito latente, del que extrae sus cualidades. Esto se demuestra por el hecho de que el estudio cuidadoso de cualquier objeto (es decir, un ente geométrico) revela su propósito. Un proyecto implica un propósito definido: en consecuencia, un plan, animado por dos energías, tiende a un objetivo coordinado y se identifica con un proyecto. Dado que el plano es un elemento bidireccional, el propósito es siempre doble, y sus dos manifestaciones se alcanzan en los límites inexistentes del plano, siguiendo una u otra dirección del recorrido. Esto ilustra las dos posibilidades: la involutiva y la evolutiva.

(…) El Plan es, pues, un “objeto” psicogeométrico producido por dos energías (Amor y Luz) que, orientado por una tercera (Voluntad), es portador de un Proyecto.

(…) Un Plan se implementa mientras está siendo elaborado, sin procesos ni desarrollos; en el Infinito no tiene sentido pensar en operaciones dispuestas en un orden secuencial.  Un plan —el teatro o el escenario de un devenir— es una criatura infinita. El secreto de esta condición reside en la acción de los ciclos, que, apoyados en sus discontinuidades rítmicas creadoras, son las matrices de los desarrollos continuos. En resumen, el ciclo es ese dispositivo del supramundo que transforma el ser en el devenir según reglas, y devuelve el resultado (la expansión de la conciencia) al ser primigenio.» (Dispense del 3° Settennio. Allestire un Piano, Enzio Savoini; texto inédito, enero del 2001.»

Espectro con la sucesión esotérica de los Siete Rayos

El Plan es, pues, lo que subyace a la coherencia de las Ideas; implica la identificación de fechas que portan las corrientes de tensión energética específicas como puntos culminantes de los ciclos, es decir, las discontinuidades creadoras que permiten a las Ideas descender a la conciencia.

«En su mundo, las ideas están activas, de lo contrario no producirían efectos. Una Causa nunca puede ser inerte. Donde el orden y la armonía son la Regla, no puede haber inercia ni letargo. Por lo tanto, las ideas están en continua actividad creadora y, debido la perfecta colaboración que existe entre ellas, actúan según un Plan. El mundo de las Ideas es el hogar de todos los Planes, del Programa general que se prepara para multiplicarse en un número infinito de aspectos manifestados diferentes.» (L’Uomo sul pianeta e nel cielo, Enzio Savoini; texto inédito, 1998)

Comprender el Plan por medio de la luz de la inteligencia del Discípulo ilumina la conciencia del mundo de las ideas, el Mundo del Fuego.

«(…) cada aspirante trata de hacer que la conciencia cerebral sea receptiva a los pensamientos que provienen del alma; y de esta manera el plan divino se lleva a cabo físicamente por grados. De hecho, tiene lugar y se cumple cuando en cada hijo de Dios la mente responde al pensamiento divino. Que nadie se desespere por su propia incompetencia y pequeñez, pues a cada uno se le confía una parte del plan, y debe llevarlo a cabo; sin su cooperación habría retraso y confusión.» (La Luz del Alma, Alice A. Bailey, p. 258, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 410)

«Asómate a la ventana, oh Tejedor, y observa el modelo que hay en el cielo, el diseño del Plan, el color y la belleza de todo ello. Destruye lo que has tejido durante edades; eso no es lo que necesitas… Empieza de nuevo, Tejedor; pero a la luz del día. Teje mientras miras el Plan.» (Psicología Esotérica II, Alice A. Bailey, p. 139, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 168)

A través de la correcta comprensión del Plan, el Discípulo/la Humanidad Una trabaja para expandir su conciencia, para sembrar en sí mismo, a fin de poder sembrar las simientes de la nueva cultura.

5.3  Conciencia: La Conciencia es la correlación entre el Espíritu y la Sustancia.

Del latín conscientia, conocimiento, conciencia, derivado del verbo conscire, tener conciencia; está compuesto por la preposición cum, con y de scire, saber. La raíz indoeuropea aún no está definida: para la mayoría de los estudiosos se trata del indoeuropeo *SKA-/*SKI-, que expresa la idea de cortar, dividir, ya que el conocimiento requiere distinguir, separar; para F. Rendich es la raíz “cha”, que expresa la idea de dividir, afín a la raíz “ci”, buscar, atestiguada por el sánscrito ci-Ke-ti, observar. También estaría relacionado con la raíz “sās“, que significa tanto “cortar” como “recortar”, “ordenar la realidad para luego mostrarla y describirla pieza a pieza” (DEC, pp. 88, 90, 433); en griego schisma, corte. El término “conciencia” significa literalmente “conocer juntos”, donde la preposición expresa comunidad y el sustantivo significa división: para la dialéctica de los elementos componentes, es un término muy significativo. Denota la fracción fundamental (entendida como “correlación”) entre el Espíritu y la Materia.

Sembrar una nueva cultura es trabajar para expandir la conciencia, «Los elementos son sustancia espacial, imponderable e inmensurable; cristales semiamorfos, lo que se denomina manifestaciones elementales. La esencia del espíritu no manifestado impregna la sustancia del espacio. Se dice del hombre que nace y muere. Se puede decir del espíritu elemental que se enciende y se apaga como un rayo. La conciencia del espíritu manifestado se adentra en los elementos como una flecha, y como un imán atrae hacia sí la sustancia disuelta. El nacimiento de un espíritu elemental está condicionado por el contacto de una conciencia manifestada. ¡De hecho, la cooperación no tiene límites! (…)» (Hojas del Jardín de Morya II,  “Iluminación”, § 232, Agni Yoga)

La conciencia no puede manifestarse sin la maravillosa CORRELACIÓN entre el Espíritu y la sustancia, entre la Mónada y la materia.

El hombre se esfuerza por mejorarse a sí mismo, por comprender esta correlación, porque el ser humano es, en esencia, Mónada (Espíritu). ¡En su camino de crecimiento hacia el Espíritu pasa por la etapa en la que comprende que es Conciencia en evolución; y en un determinado nivel evolutivo manifestará la Conciencia Causal (el vehículo de manifestación para la correlación con el Ángel solar/Alma), convirtiéndose en un verdadero sembrador de luz, amor y voluntad de bien!

La vida que pulsa en el corazón del Sistema Solar produce un desarrollo evolutivo de las energías del universo, del cual el hombre finito aún no puede tener una visión cabal. Del mismo modo, el centro de energía que llamamos aspecto espiritual, en el hombre produce (utilizando la materia o sustancia) el desarrollo evolutivo de lo que llamamos el alma, la manifestación más elevada de la forma, el reino humano. El hombre es el producto más elevado de la existencia en los tres mundos. Por hombre me refiero al hombre espiritual, el hijo de Dios encarnado. (Tratado sobre Magia Blanca, A. A. Bailey)

Si tomamos esto como una hipótesis, la formación del cuerpo causal se convierte en el valor sustentador básico de nuestra vida. Podemos comprenderlo mejor si conocemos otro supuesto fundamental: partimos del hecho de que somos una conciencia causal, esa conciencia que atrae, o sea, la que se adentra en el interior de una existencia, de una vida; y esto es un campo magnético. Esta conciencia —que atrae todas las demás situaciones, que atrae el trabajo, que atrae a las personas, que atrae las oportunidades y todo lo que construye nuestro mundo— es la conciencia que hemos insertado, la luz en el interior de la célula.

Podemos aplicar la ley de la analogía y la correspondencia: toda vida ha iniciado al haberse insertado un punto de luz en el interior de una célula de materia; esto está presente en cada parte de nuestro cuerpo; cada célula de nuestro cuerpo tiene insertado un punto de luz en su interior. El individuo es una célula un poco más grande que posee un punto de luz en su interior, que es la conciencia causal, educada por el Ángel Solar.

5.3. Conciencia y Plan

La infinita sabiduría de Venus, la luminaria de 5.o Rayo, y Saturno, luminaria de 3.er Rayo —los gozosos portadores de infinitas enseñanzas, los transmisores de conciencia y comprensión divina— nos otorgan, a nosotros, ínfimos bípedos, la acción de esa FUERZA que conduce a la manifestación de la LUZ, a fin de que la comprensión del Plan ilumine nuestra conciencia. Esto nos convierte en Sembradores porque nos damos cuenta de:

«La identidad entre la Semiente y el Sembrador».

Solo entonces la ayuda a la humanidad y la comprensión del Plan divino serán objetivas, y solo entonces el verdadero Iniciado será la Conciencia Causal.

Siguiendo los ciclos, es decir, los Entes vivos de la conciencia y sus movimientos (las Luminarias), identifiquemos y vivifiquemos el momento adecuado y la justa dosis de energía para sembrar nuestra conciencia.  La Luz nos ilumina en todos los planes y así, habiendo sembrado, llegamos a:

«Planificar los ciclos y los ritmos de avance».

«Has oído que el pensamiento es de tres clases: del cerebro, del corazón y de la conciencia. El primero razona; el segundo es psíquico; el tercero es sabio. Tu conciencia clama al Guía: “¡Ayúdame!”, y también la mía, y la de mi Guía. Estos llamamientos no agravan. El brazo se levanta, sabiendo que la Mano está lista y dispuesta para salvar, durante el ascenso arriesgado. Y no nos corresponde a nosotros evaluar el peligro.» (Supramundo III, § 489, Agni Yoga)

La Conciencia es el resultado del Conocimiento, que surge de las Correlaciones y de  las Relaciones; está fijada en la mente por medio de la Luz de la Inteligencia, inherente a la Sustancia-Materia misma.

  La Conciencia está estrechamente vinculada a un Proyecto; y detrás de todo Proyecto hay siempre un Pensamiento concentrado, en función de un Estado de Necesidad.

«Siembra un pensamiento y cosecharás una acción.

Siembra una acción y cosecharás un hábito.

Siembra un hábito y cosecharás un carácter.

Siembra un carácter y cosecharás un destino.»


 

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