5.6 – 6.5 Revelación y Existencia

Extraído del Lambdoma de La Génesis de las Ideas:

5.6  REVELACIÓN: La Revelación es la comprensión gradual de la Unidad.

6.5  EXISTENCIA: La Existencia es la sustancia de la Realidad.

Esta polaridad de ideas expresa y realiza la correlación primaria entre:

5.5  MANIFESTACIÓN: La Manifestación es el surgimiento del Diseño divino.

y

6.6  SÍNTESIS: La Síntesis es el triunfo del Uno.

En el nivel del pensamiento abstracto o ígneo, el intento de comprender y experimentar la correlación cuatripartita entre la Manifestación, la Síntesis, la Revelación y la Existencia es análogo a la cuadratura del círculo, en el centro entre el Mundo de las Ideas (círculo) y el Mundo de las Formas (cuadrado).

Las Ideas son verdaderas Energías y Entidades vivas, son las potestades que producen los precipitados; y dirigir nuestra contemplación y reflexión a esas Fuentes de los acontecimientos y de las cosas eleva nuestra vibración y visión de la existencia.

«La vida se compone de una sucesión eterna de ideas y energías cósmicas. ¿Cómo podría el espíritu adoptar el concepto de Infinito si no proyectara el pensamiento en el reino de las ideas? Cuando el pensamiento tenga el sentido de algo vivo y realizable, el hombre sabrá dónde está el gozo y la verdad.» (Infinito I, § 96, Agni Yoga)

La Síntesis celebra la unidad de la Manifestación, revelándose en la Existencia.

Toda la Existencia —la sustancia de la Realidad y de la Manifestación— es pues el símbolo de la Vida que contiene y tiende incesantemente hacia su Revelación, hacia la realización gradual de la Unidad en la multiplicidad, hacia la Síntesis: el triunfo del Uno.

 A continuación mencionamos algunos extractos de las Enseñanzas para corroborar nuestra comprensión:

«Es correcto decir que la revelación de un secreto no disminuye la importancia de lo que no ha sido revelado. Se ha dicho que todo secreto revelado es solo la puerta de entrada al siguiente. Pero también es cierto que cada secreto está encerrado entre muros más altos, por lo que aproximarse a él resulta cada vez más difícil. Una vez tomada la decisión, el que es fuerte de espíritu acabará amando ese camino difícil, pues ¿de qué otra manera podría ponerse a prueba? Es un gran error creer que todos los inventos sean solo para facilitar la vida. Todo descubrimiento es tan solo una pequeña rendija por donde vislumbrar el Infinito; y una mirada aclara la naturaleza de un ser humano. (…).» (AUM, § 522, Agni Yoga)

 «El objetivo esencial del proceso de preparación para la iniciación es lograr la Revelación. Siempre debes recordar que lo que se revela está eternamente presente. Por tanto, hay una verdad oculta en la afirmación: “No hay nada nuevo bajo el sol” [Nihil novi sub sole.]. Todo lo que es revelado en el sendero del Discipulado y de la Iniciación siempre ha existido; pero lo que puede percibir, alcanzar e incorporar se ha desarrollado con el tiempo. En las etapas iniciales del sendero del Discipulado, el ojo de la visión es la mente iluminada. El Sendero de la Iniciación es aquel en que el ojo de la mente constituye la exteriorización: la percepción intuitiva del alma misma.» (El Discipulado de la Nueva Era II, Alice A. Bailey, p. 224, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 252)

 «Detrás de todas las sucesivas revelaciones de la divinidad a lo largo de los tiempos, hay un propósito significativo: todos ellos son y resultarán ser aspectos de la gran Revelación. Es a través de los procesos de revelación que la divinidad está alboreando lentamente en la conciencia humana.

(…) El objetivo del proceso evolutivo al que debe someterse toda la vida en nuestro planeta ha sido desarrollar esta sensibilidad que hará posible la revelación, y podría decirse que el propósito de toda la experiencia ha sido la revelación; cada revelación “aproxima al iniciado al Corazón del Sol, donde todas las cosas son conocidas y sentidas, y a través del cual todas las formas, todos los seres y todas las cosas pueden ser colmados de amor”.» (Compendio “Reflexiones”, de los escritos de A. A. Bailey y del Maestro Tibetano)

«En nuestro Mundo Solar, la Existencia Una es el Cielo y la Tierra, la Raíz y la Flor, la Acción y el Pensamiento. Está presente tanto en el Sol como en la luciérnaga. Ni un solo átomo puede escapar de ella. Por ello, los antiguos sabios lo denominaron sabiamente el Dios manifestado en la Naturaleza» (La Doctrina Secreta, “Cosmogénesis”, Helena P. Blavatsky)

 «Este Tratado sobre Fuego Cósmico tiene como objetivo explicar que todo lo que existe (desde la forma de vida más baja y densa, hasta la manifestación más elevada y sutil) evoluciona, y que todas las formas son solo la expresión de una prodigiosa Existencia divina. Esta expresión se produce por la fusión de dos aspectos divinos a través de la influencia de un tercero, y produce esa manifestación que llamamos forma, iniciando su ciclo evolutivo en el tiempo y el espacio. Así, la forma llega al punto en que se convierte en un medio adecuado para manifestar la naturaleza de lo que llamamos Dios.» (Tratado sobre Fuego Cósmico, Alice A. Bailey, Prefacio, p. 15)

«No hay nada permanente fuera de la Existencia única, velada y absoluta, que contiene en sí el noúmeno de todas las realidades. Las existencias pertenecientes a cualquier plano del ser, hasta el más elevado Dhyân Chohan, son similares (haciendo una comparación) a las sombras proyectadas por una linterna mágica sobre una pantalla incolora. Sin embargo, todas las cosas son relativamente reales, ya que el propio conocedor es también un reflejo; y las cosas conocidas son, por tanto, tan reales para él como él mismo. Sea cual sea la realidad que posean las cosas, debemos buscarla en ellas antes o después de que hayan pasado por el mundo material como un relámpago; pues no somos capaces de ser directamente conscientes de ello mientras poseamos el instrumento de los sentidos, que solo traen al campo de nuestra conciencia las existencias materiales. Cualquiera que sea el plano en el que actúa nuestra conciencia, las cosas que pertenecen a ese plano particular son, por el momento, como nosotros mismos, nuestra única realidad. Pero a medida que subimos gradualmente la escalera del progreso, percibimos que en las etapas por las que hemos pasado hemos confundido las sombras con la realidad, y que el progreso ascendente del Ego consiste en una serie de despertares progresivos, y cada uno de ellos lleva en sí la idea de que ahora hemos alcanzado, finalmente, la “realidad”. Pero solo cuando hayamos alcanzado la Conciencia absoluta y hayamos fundido la nuestra en ella, estaremos libres de las ilusiones producidas por Mâyâ.» (La Doctrina Secreta, “Cosmogénesis”, Helena P. Blavatsky)

«En los períodos finales del ciclo de encarnación, en los que el hombre oscila entre pares de opuestos y, discerniendo, toma conciencia de la realidad y la irrealidad, se vuelve cada vez más consciente en su mente de que es una Existencia inmortal, un Dios eterno, una parte del Infinito. El vínculo entre el hombre físico y el Regente interior también se vuelve cada vez más claro, hasta la gran revelación. Llega un momento en el que se encuentra conscientemente cara a cara con su verdadero Yo y sabe que es ese Yo en realidad y no meramente teórico; es consciente del Dios interior.» (Iniciación Humana y Solar, Alice A. Bailey, p. 99, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 113)

La Existencia es el fruto de la Manifestación, la Síntesis revela el Diseño divino.


Nota: Este artículo se publica en correspondencia con la alineación celeste Venus en conjunción con Neptuno, sagrado para el 5.o y 6.o Rayos.


 

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