Hoy, 10 de septiembre, celebramos la novena de las 12 Festividades de la nueva Religión Mundial, el Plenilunio de Virgo (a las 11:58 horas CEST). Es la festividad orientada a afirmar la Voluntad de nutrir y de manifestar el Cristo y a fijar, a través de la conciencia del Discípulo-Humanidad, el Misterio de la Forma, ya que la Forma es el cristal de la Creación, el instrumento a través del cual se lleva a cabo la manifestación divina. (1)
En esta Fecha resuena poderosamente la Idea de Forma, ese soporte sustancial que sustenta la Manifestación del Espíritu y señala la impronta del Ser.
El simbolismo de Virgo, la Madre, «tiene que ver con el propósito general de la evolución, que es proteger, nutrir y, en última instancia, revelar la realidad espiritual oculta que todas las formas velan» (…); «la madre protege la simiente de la vida crística; la materia guarda, ama y alimenta el alma oculta. La nota clave que refleja con más precisión que ninguna otra la verdad de la misión de Virgo es: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.» (2)
«Por lo tanto, Virgo es la madre cósmica, porque representa cósmicamente el polo negativo del espíritu positivo; es el agente receptor en lo que concierne al aspecto Padre. (…) En efecto, en este sistema solar debe nacer el niño Cristo, la expresión de la conciencia divina, el fruto de la correlación entre Padre-Espíritu y Madre-Materia.» (3) Virgo es, pues, la Luz invisible de Dios que impregna y nutre el principio crístico naciente.
«Bendita sea la madre que descorre las cortinas para que entre la luz y ofrece la primera flor. En la tranquilidad, la belleza y la sonrisa, esperan los novatos que desean entrar en el mundo.» (4)
Quien nos enseña el uso de la voluntad y la sustancia redimida a través de la forja en el fuego es la Luna (que vela a Vulcano), el regente esotérico del Signo (para los discípulos y los iniciados), que combina la energía del Cuarto Rayo, de la que es el vehículo, con la energía del Primer Rayo, que se exterioriza a través de Vulcano, y que simboliza la voluntad divina de utilizar la forma para manifestarse.
En efecto, según las Enseñanzas, la forma es «el modelo según el cual la naturaleza realiza su obra exterior» y, por lo tanto, «la vida precede a la forma y la ideación divina pasa de lo abstracto a lo concreto»; «el espíritu evoluciona a través de la forma y desde la forma»: por eso el Espíritu, que anima todas las envolturas, necesita adquirir plena conciencia de sí mismo a través del ciclo evolutivo para liberarse de la prisión y la limitación de la forma y adquirir la luz del “cristal” de la experiencia.
Hoy, por lo tanto, en el día de la Luna Llena, unidos idealmente a todos los que en todo momento y lugar trabajan por el Bien común, invocamos y evocamos como único Servidor planetario:
La Voluntad de nutrir y manifestar el Cristo.
Cristo «demostró en Sí mismo la plena expresión de la Divinidad, y así instó a sus discípulos a salir al mundo e imitarlo. (…) Cristo se sometió a todos los procesos que componen el destino común de todo hijo de Dios, y superó todos: la prisión en el vientre materno, la etapa de la primera infancia, el desarrollo de la adolescencia al estado de hombre.» (5)
«La evocación consciente de la vida del Cristo en el corazón humano y nuestra rápida integración en el Reino de Dios son las tareas inmediatas, en las que residen nuestra responsabilidad, nuestras oportunidades y nuestro destino.» (6)
Impulsadas por la energía del Plenilunio, con la imagen de Cristo impresa en sus corazones y la mirada dirigida al Cielo, la conciencia humana debe realizar ese viaje transfigurador (que también corresponde a toda forma) que conducirá, en un futuro próximo, a la iniciación de la Resurrección en la que el aspecto vida de la divinidad hace sentir Su presente; en efecto, la Resurrección es esa eterna identificación con Dios que es la experiencia imperecedera de todos aquellos que han alcanzado la perfección.
«Cristo reveló la cualidad de la naturaleza divina a través de la materia, de la forma, y se transfiguró ante algunos de sus discípulos. La palabra griega usada aquí [para transfiguración] es “metamorfosis”, la misma palabra que usa San Pablo para describir la transmutación del cuerpo mortal en el cuerpo de resurrección; «porque en el día del cumplimiento, cuando el discípulo perfecto haya alcanzado la maestría, el “manto de gloria” brilla con tal esplendor a través de la cubierta de carne que todos los espectadores lo vislumbran y, con sus ojos y oídos ajustados a una vibración más sutil, contemplan a su Maestro en toda su humanidad divina.» (7)
La Voluntad de nutrir y manifestar el Cristo, que se expresa en Virgo a través del regente esotérico la Luna, se expande en la conciencia del Discípulo-Humanidad:
El Misterio de la Forma.
*
La Forma es el cristal de la Creación.
«Todo se conforma primero en el Mundo del Fuego, de donde luego desciende a un cuerpo sutil; por lo tanto, todas las cosas creadas en la Tierra no son más que sombras del Mundo del Fuego. Tengan bien presente este orden de la creación. Hay que saber que una gran parte de lo que ya existe en el Mundo del Fuego aún no ha tomado forma física. Por consiguiente, el que juzga según la evidencia terrenal es ignorante, mientras que el sabio sonríe, sabiendo la realidad de las cosas.» (8)
«¡Y se escucha el llamado de la Madre! No ganarás por arte de magia, sino en espíritu. ¿Puede la magia afirmar la Piedra, o los hombres? Pero si todos comprendieran que el camino del espíritu es sencillo y conduce al llamado de la Madre del Mundo, encontrarían las Puertas abiertas.» (9)
Este Plenilunio manifiesta así la parte redimida, la transfigurada por la luz del sol, de la Sustancia; de hecho, la Sustancia es esa parte del Espacio (la Madre) que pertenece a cada uno y que solo espera manifestarse en su Luz (Primera Parte y Segunda Parte) como base de la Hermandad humana.
«Los Orígenes deben ser reconocidos como principios rectores. Aceptado el Ser como la expresión de la Inteligencia suprema, el Imán se revela como la potestad de la Madre del Mundo. Este concepto puede hacer que uno comprenda verdaderamente la existencia de Nuestra Hermandad, los mundos lejanos y aquellos principios que consagran al hombre como creador.» (10)
«La Madre del Mundo tiene velado su rostro.
Es silente; pero alimenta y contiene todos los nombres
y todos los fuegos que se encienden en el Universo.» (11)
Notas:
(1) Este año 6.1, el primero de un período de siete años consagrado a la Idea de una Nueva Religión Mundial, pretendemos celebrar las fechas de los Plenilunios, las «puertas» sagradas de alineación y sincronización entre los tres símbolos celestes de la manifestación humana (Sol/Alma, Tierra/Personalidad, Luna/Cuerpo) y la manifestación planetaria (Jerarquía planetaria, Humanidad, Reinos inferiores), asociándolos con 12 Misterios e Ideas/Formas, correspondientes a las energías causales de cada Signo del Zodíaco, en virtud de que, para la perspectiva esotérica, el Corazón del Cielo es el Gran Maestro de Maestros.
«La sucesión de los Misterios encarnados en cada signo del Zodíaco será esclarecida por el Cristo, porque la conciencia de la humanidad actual exige algo más exacto y más real espiritualmente que la astrología moderna, o el pseudoocultismo tan difundido hoy.» (La Reaparición de Cristo, A. A. Bailey, p. 111, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 127).
(2) Astrología Esotérica, A. A. Bailey, p. 193, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 252
(3) Ídem, p. 196. Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 255.
(4) Hojas del Jardín de Morya I, “Llamamiento”, § 421.
(5) De Belén al Calvario, A. A. Bailey, p. 20, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 5.
(6) Ídem, “Introducción”.
(7) Ídem, pp. 236-7, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 157.
(8) Mundo del Fuego III, § 445, Agni Yoga.
(9) Hojas del Jardín de Morya I, “Iluminación”, § 103, Agni Yoga.
(10) Infinito I, § 170, Agni Yoga.
(11) Reconstruir el Santuario de la Vida Humana, Virgo, p, 15, E. Savoini.