Yo soy tu Bienaventuranza

Hoy celebramos la importante alineación anual en el plano eclíptico de la Polaridad Sol-Tierra con la «Estrella de Dirección» Merak, indicada por la Astrología Esotérica como el Rishi de Primer Rayo de Voluntad o Poder de La Osa Mayor, la Constelación que es el Centro de la Cabeza del gran Ser en el que vivimos, nos movemos y somos.

Este acontecimiento impulsa y concentra la Voluntad de los Servidores planetarios, quienes relanzan con fuerza en la mente y el corazón humanos la leve, inaprehensible y poderosa afirmación con la que el Maestro del Agni Yoga, en la década de los veinte del siglo XX, comenzó a «reunir a los Suyos» a través de un Llamamiento (documento solo en inglés; en un futuro próximo será traducido al castellano) al mundo:

Yo soy tu Bienaventuranza.

Cuando esta sencilla frase se hizo eco en la conciencia de la Humanidad, junto con otras seis de similar tenor (consultar aquí), abrió ciertamente una ventana de esperanza en la confusión, incertidumbre y precariedad de la situación mundial. Y aun hoy, quienes lo leen y escuchan sienten que el mero hecho de entrar en contacto con tal pensamiento les introduce en una zona de silencio y paz, y sienten una sensación de «gratitud».

En efecto, el Maestro —al mostrar una posible «otra parte» y que está custodiada por Él mismo— tiende Su mano al discípulo, que en un instante se da cuenta de que ya es de hecho partícipe de la naturaleza espiritual de la que el Maestro mismo, que la encarna, es garante, y ve su reflejo en el centro de su propio corazón.

Al mismo tiempo, esta poderosa declaración indica una dirección, un primer objetivo fundamental, cuya consecución está ciertamente asegurada.

Mientras lo está siguiendo, el discípulo comprenderá que, en el momento en que extienda la mano a uno de sus menores —tendiéndole la cuerda de su corazón—, se encontrará con la del Mayor, que lo atraerá hacia Sí; de este modo, los arcos de conciencia se unen y el supremo ordenamiento estructural se hace realidad.

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La Bienaventuranza es un baluarte del mundo del Ser y se lleva a cabo a través del no-yo.

El Maestro Tibetano lo define como la sublimación del sentido del oído y, por lo tanto, es natural percibirlo como ese Sonido sin sonido que es la síntesis de todos los Sonidos: el profundo silencio de la gran Madre del Mundo.

«En el plano átmico, esta oído perfecta se convierte en bienaventuranza. Sonido, el fundamento de la existencia; sonido, el método de ser; sonido, el unificador último; por lo tanto, el sonido reconocido como la razón de ser, como un método de evolución y, por consecuencia, como una bienaventuranza.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico, A. A. Bailey, pp. 177-8, Ed. Fundación Lucis; vers. ingl., p. 192)

El Maestro de Agni Yoga dice que en el centro de la Jerarquía, en el punto de mayor integridad, se encuentra la Jerarquía de la Bienaventuranza, el lugar de anclaje de la cadena de Servicio.

«A menudo se entiende el Servicio como algo totalmente opuesto al verdadero Servicio, como algo que no se ajusta a la realidad. Se lo considera como un ritual, un ritmo que entra en la vida de forma accidental. Pero hay que darse cuenta de que, en cambio, une lo Superior a lo inferior, y que la propia esencia lo prescribe y afirma en la vida; de este modo, toda la cadena de Servicio se ramifica en la Jerarquía de la Bienaventuranza. Entonces, todas las acciones componen una cadena unificadora; consecuentemente, la ley jerárquica conduce a la Bienaventuranza suprema.» (Jerarquía, § 393, Agni Yoga)

Además, Él señala que de la Bienaventuranza emana una sustancia capaz de neutralizar ese perjuicio, ese precipitado nocivo que se forma como resultado de la sensación de irritación y ansiedad generalizadas que a menudo asaltan a los seres humanos.

«Todo lo visible es el reflejo de una reacción material. Por lo tanto, si la irritación genera perjuicio, todo pensamiento elevado debe generar una sustancia beneficiosa opuesta. La dicha es definitivamente una realidad, de principio a fin. Se produce en el sistema nervioso cortical y reacciona sobre la materia cerebral. El ringse tibetano tiene un gran valor, ya que es el sedimento cristalizado de la Bienaventuranza.» (Jerarquía, § 422, Agni Yoga)

En el budismo, especialmente en el budismo tibetano, la Bienaventuranza es una parte constitutiva de la enseñanza del camino del discipulado.

«La sabiduría primordial (yeshe-jinana) está más allá del ego, que actúa como un filtro entre la mente y el mundo. Cuando este filtro es eliminado por la sabiduría, la experiencia adquiere un carácter de bienaventuranza más allá de todo límite, más allá del gozo y del dolor.» (La Unión de la Bienaventuranza y el Vacuidad, XIV Dalai Lama)

En el célebre Sermón de la Montaña, conocido como el Sermón «de las Bienaventuranzas», Cristo se dirigió a quienes le seguían y afirmó que «son bienaventurados quienes siguen el camino del Cielo sin desviarse y, por consecuencia, son capaces, en cualquier circunstancia de la existencia, de realizar ese desapego espiritual y esa serenidad, o bienaventuranza, que transforma la vida en un milagro».
Y la Iglesia Católica proclama beatos a los que han dado testimonio de esta capacidad.

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Muchos artistas, sobre todo los pintores, han intentado plasmar en sus obras este estado de gozo interior y elevación espiritual; conviene recordar, en particular, que Beatrice, la Musa de Dante Alighieri, es precisamente la personificación de la Bienaventuranza. Es ella quien eleva al “Paraíso” la mente de Dante (“El Paraíso”, XXVIII, 3) y quien, guiándolo progresivamente a través de distintos niveles de conciencia, lo conduce a un estado de gracia tal que le permite acercarse al círculo de amor y sabiduría donde moran los Bienaventurados y así, por intercesión de la Virgen María, poder asomarse a la mente de Dios.

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La Bienaventuranza es, pues, la Presencia divina; es el poder de los Servidores del Mundo; es la puerta que conduce al Infinito, el punto de llegada y de partida de la cadena de corazones ardientes tendida entre los mundos que hacen eco en los diversos planos del Ser.

«El Ojo universal de Shamballa transmite la Bienaventuranza al hombre; es una Luz en su camino; es esa Estrella que siempre ha guiado a todos los buscadores.» (Jerarquía, § 5, Agni Yoga)


 

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