Yo soy tu Valor

«Nadie debería negar que tiene en sí algo de gran valor. Puede que no sepa cómo aplicarlo, pero eso no significa que la posibilidad no exista.» (Aum, § 429, Agni Yoga)

En primer lugar, traigamos a la memoria del corazón que este Año 6.2 —dedicada al Espacio, al Infinito y al Principio Crístico del Amor-Sabiduría y a la Madre del Mundo, como siendo las Bases de la Nueva Religión Mundial— ve resonar en nuestros corazones, con ocasión de la alineación del eje Sol-Tierra con las Siete Estrellas Maestras de Rayo, las siete afirmaciones que nos ofrece el Maestro, con las que abre las Enseñanzas del Agni Yoga:

Yo soy tu Bienaventuranza.

Yo soy tu Sonrisa.

 Yo soy tu Gozo.

 Yo soy tu Reposo.

 Yo soy tu Fuerza.

 Yo soy tu Valor.

   Yo soy tu Sabiduría.

Son expresiones admirables de las cualidades de las siete Energías divinas, los Siete Rayos. (Consultar: La Ritualidades solares y las Efemérides para el año 2023)

También es importante subrayar que después de este primer gran don, el Maestro mismo se dirige a los corazones de los discípulos para reforzar el valor y el ardor necesario para el gran Servicio y para infundirles la certeza de que son partícipes de la misma naturaleza divina.

 

Con la santidad de la vida, custodia la preciosa

Gema de las Gemas.

¡Aum Tat Set Aum!

Yo soy tú; tú eres Yo; somos partes del Yo divino.

¡Mis guerreros! La vida truena; estén alertas. (…)

 

Invoco bendiciones sobre ustedes.

¡Se salvarán!

La vida nutre el alma.

Anhelen glorificar la vida,

y realizar la pureza.

Abandonen tus prejuicios y piensen en libertad. (…)

 

Ustedes y nosotros, unidos en espíritu.

Un solo Templo para todos; para todos, un solo Dios.

Muchos son los mundos en la Morada del Todopoderoso,

Y el Espíritu Santo se eleva por todas partes. (…)

.

Realicen la felicidad de la vida creando,

y dirijan su mirada al desierto.

Encendidos en el amor por Cristo,

envíenLe gozo.

Tengan alas de luz. (…)

 

¡Amigos! (…)

Abandonen todo prejuicio, y,

una vez que haya recogido fuerza espiritual, ayuden a la humanidad.

(Hojas del Jardín de Morya I, “Llamamiento”, § 1-2-4)

Así pues, hoy, movidos por este impulso, dirigimos la mirada de nuestros corazones hacia las profundidades del Espacio para vislumbrar la alineación del eje Sol-Tierra con la resplandeciente Antares*, el Corazón de Escorpio que yace en la estela luminosa de la Vía Láctea y se establece en los Cielos como guardián de las deslumbrantes profundidades en torno al Centro Galáctico. «Esta Estrella es la Fuente cósmica del Deseo, el vector y la fuerza ardiente del Amor divino (Kamâ) o Motivo universal, que conduce de las tinieblas a la Luz, de lo irreal a lo Real, de la muerte a la Vida. Es la Estrella Real cualificada en esencia por el Sexto Rayo de Idealismo Abstracto y Devoción; por ese Número, el Seis, de la «Forma Perfecta» de la Comunión armónica de los «muchos», esa Síntesis que encierra en sí el Valor unitario del Propósito inicial. El sexto es el Rayo que conduce de vuelta a la Unidad y Sacralidad centrales de toda manifestación, esa fuerza motriz que hace avanzar a la humanidad por el camino en respuesta a la Visión, y la impulsa a ascender hacia la Luz.

A través del efecto del sexto Rayo, el principio divino del deseo se ha transferido claramente del reino de las formas materiales al reino del deseo superior. Aunque el materialismo sigue estando muy extendido, cada vez más personas se dejan llevar por aspiraciones idealistas precisas. (…)  Es un signo del gran logro humano y del éxito alcanzado por la Jerarquía [los Guías espirituales] al desplazar la atención de los hombres hacia el mundo del que surgen las ideas y los valores superiores.» (traducción libre de El Destino de las Naciones, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 113)

«Piensen en las estrellas, que iluminan continuamente a la humanidad. Sean así, y den amor, sabiduría y conocimiento. Solo cuando uno ha dado todo, se puede recibir. Trabajen en Mi Nombre, no lo olviden.» (Hojas del Jardín de Morya I, “Llamamiento”, § 323, Agni Yoga)

En el documento El Orden de Orión [no traducido al castellano] se afirma que el Hombre, el Planeta, el Sol, las Potencias cósmicas, el Centro Galáctico (…), «orígenes en el centro de los relativos sistemas espaciales o mundos relevantes, se revelan como Fuegos vitales a los que es posible conectarse para asumir el “punto de vista” en el Espacio exterior e interior, para activar y transformar cualquier alineación potencial en una dirección presente, aquí y ahora, en un “poder precipitado”, en una puerta abierta de par en par al Infinito, en un Comienzo. (…)»

Y es hoy que el Corazón de la Humanidad Una —la Tierra se sitúa entre el Alma, Sol, cualificado por el Rayo Cósmico de Aldebarán, el Ojo de la Revelación, y el Espíritu, el Rayo Cósmico de Antares—, en este momento propicio, el Servidor planetario acoge y hace resonar la sexta afirmación del Maestro:

Yo soy tu Valor.

«¡Con qué poder se refleja la energía cósmica en el organismo humano! Cada fuego cósmico suscita una consonancia en ti. (…) Solo el enfoque espiritual es capaz de revelar el valor de todas las correspondencias cósmicas y sus reflejos humanos. (Jerarquía, § 238, Agni Yoga)

«(…) La Era del Fuego está próxima y proporcionará a la humanidad grandes logros y transmutaciones igualmente admirables, pues será asimilada por el espíritu que mora en la Jerarquía. Por eso, los coadjutores saben que solo se gana con un compromiso ferviente. En la Era del Fuego, solo se construye con fuego. (…)» (Jerarquía, § 441, Agni Yoga)

Sin embargo, el Maestro señala que:

«El camino del Valor no es un canto de salmos, sino Trabajo y Servicio.» (Hojas del Jardín de Morya I, “Llamamiento”, § 232)

E indica las señales que le permiten conocer la entrada al camino de Servicio:

«La primera de ellas es ciertamente la renuncia al pasado y la orientación total hacia el futuro. La segunda es el reconocimiento del Maestro en el corazón. (…) La tercera es la victoria sobre el miedo, porque el Señor es una armadura que nos hace invulnerables. La cuarta es la ausencia de culpa. (…) la quinta es la dedicación total del tiempo de uno para trabajar por el futuro. La sexta es el gozo de servir y de consagrarse enteramente al bien del mundo. Y la séptima es el anhelo por los mundos lejanos y sus caminos predestinados. Estas son las señales que nos hacen reconocer un espíritu dispuesto y abierto al Servicio. (Jerarquía, § 196, Agni Yoga)

«Y cuando el espíritu, finalmente, realiza el Servicio, crecen nuevas alas y el aire a su alrededor canta en la noche. El camino de Luz aparece ante la mirada atónita, y la decisión mental erige los peldaños del Templo de la Verdad Única.» (Hojas del Jardín de Morya I, “Llamamiento”, § 355, Agni Yoga)

El término «valor», según el estudio etimológico, encierra en sí las ideas de «fuerza vital, de cualidad y de virtud», pero, según el concepto armónico, también confluyen en él las ideas de «concordancia», «rectitud», «certeza»; y hay en él una peculiaridad psíquica inherente. (…)

En el sonido coexisten el valor y el número. Como número, el sonido puede medirse (vibraciones, longitudes); como valor, es percibido por el alma. (…) No cabe duda de que el aspecto numérico del sonido es un hecho fáctico, material: la percepción del sonido, es decir, el juicio de un valor sonoro, es en cambio psíquico, y debe atribuirse al ámbito espiritual. (…) En el sonido, por tanto, hay «a priori» una síntesis entre objeto y valor, materia y espíritu, exterior e interior, el mundo y el yo. (…)

(…) todo lo que es sano, se asimila a lo bueno y a lo bello, es susceptible de expresión numérica y además está ordenado jerárquicamente. La primera consecuencia es que donde no hay jerarquía (de valor, no de cantidad), no hay bondad ni belleza.» (Armonica, Enzio Savoini. Primera parte, traducción libre, resumen y comentario del Lehrbuch der Harmonik de Hans Kayser, texto inédito, 1980)

«Y todo lo que tiene verdadero valor espiritual es perdurable, intemporal, inmortal y eterno. Solo muere lo que carece de Valor y, por lo que respecta a la humanidad, solo mueren los elementos que pertenecen a la forma o que derivan importancia de ella. Pero los valores que se basan en principios y no en apariencias tienen en sí ese principio inmortal que guía al hombre «desde la puerta del nacimiento, a través de las puertas de la percepción, hasta la puerta del propósito», como dice el Antiguo Comentario.» (Curación Esotérica, A. A. Bailey, vers. ing. p. 684)

 «(…) toda entidad manifiesta es un Símbolo, un signo sintético de lo Real que encierra un Valor, la esencia central.» (La Génesis de las Ideas)

«(…) una sola chispa de energía superior tiene un valor ilimitado en sí misma; cada hombre posee uno, y como portador está investido de una gran misión. Es el puente que conecta con el Mundo superior.» (Aum, § 67, Agni Yoga).

«Lo que reorganizará definitivamente nuestra existencia humana es la presencia en el mundo de quienes ven en Cristo el ejemplo a seguir y se saben poseedores de la misma Vida divina, del mismo modo que la afirmación de la ley fundamental del Reino de Dios, la Ley del Amor, es lo que finalmente salvará al mundo. Es la sustitución de la Vida crística por la vida del mundo (…) lo que infundirá valor y sentido a la vida.» (De Belén al Calvario, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 212)


 

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