Las Bases para una nueva Religión mundial: la Armonía y la correspondencia con el Modelo

El artículo titulado “El segundo año del Sexto Septenio” contiene el texto que ha sido tomado del libro Le Mete Lontane [libro no traducido al castellano] (E. Savoini, ed. Nuova Era) que expone las siete líneas de pensamiento en las que podría basarse una Nueva Religión mundial, coherente con las energías de la Era de Acuario, que ya se va aproximando.

La cuarta, que es el objeto de este artículo, reza así:

«El Sistema Solar es una comunidad de muchos planetas, y una religión global no puede dejar de tenerlo en cuenta. Las raíces de su pensamiento y el campo de su investigación serán astrológicos, pero no supersticiosos. Esta característica abrirá caminos hasta ahora insospechados, porque es un preludio de la sociedad de personas solares. (…) Por pura necesidad de simetría, otras humanidades deben vivir en el espacio gestionado por el Sol; y por las mismas razones, es inevitable que se encuentren.»

El Sistema Solar es ciertamente el modelo más refinado y cercano al que la humanidad puede, y debe, mirar para comprender y realizar una comunión basada en las correlaciones justas, que es una consecuencia de los principios de armonía y concordia.

«Concordia es una palabra que deriva del latín y significa “comunión de corazones”. Si pensamos que el corazón es siempre el centro vital supremo, el verdadero órgano manifestado del Infinito, una tal comunidad es ciertamente primaria y desarrolla un poder ilimitado. Así pues, dondequiera que ella exista, aunque sea en un grado menor, ya es un gran logro que no solo permite resultados que de otro modo serían inalcanzables, sino que apunta a la cumbre de la concordancia cósmica, el centro de todas las fuerzas creadoras.

El futuro depara al hombre el descubrimiento del poder efectivo de la concordia, que es la generadora de la armonía y, por lo tanto, de la concomitancia, sin la cual sería mejor permanecer inactivo antes que construir algo, puesto que en este caso se producen monstruos.» (Commento a Infinito I, p. 55, Enzio Savoini – Ed. Nuova Era; no traducido al castellano)

El Espacio está vivo y es el contenedor universal de la Vida.

«Este principio conlleva otra condición fundamental, a saber, que todo está impregnado de Vida: las piedras, los pensamientos. (…) Ni un solo punto del Universo está separado de la Vida, pues nada la aísla del resto.» (…)

«Lo que distingue al conjunto de cosas vivas, pero no autónomas, de aquellas que en cambio viven su propia vida es la ausencia, en ellas, de una estructura organizada y autosuficiente, como para hacer de ellas verdaderas criaturas, en lugar de simples creaciones.

Las últimas Enseñanzas resuelven la cuestión en estos términos: en las vidas autónomas, y por tanto individuales, hay siete centros espaciales, distribuidores de energías cualificadas a sus diversos órganos, distintos pero correlacionados, simples o complejos. Dichos centros constituyen su estructura sustentadora, organizadora y unitaria. Donde no existe este sistema de centros, la vida está presente y activa, pero no posee identidad de conciencia.

Para reconocer la augusta presencia de un Ente independiente, creador y en evolución, basta buscar en él la presencia de un complejo de centros septenarios, que pueden asumir las más diversas formas sin que por ello varíe su propia ley o función coordinadora.» (…)

Entonces, es justo preguntarse: «¿Es el Sistema Solar un conjunto coordinado, autónomo y vivo, como se piensa en Oriente, o una colección de objetos inanimados unidos por leyes mecánicas, como se enseña en Occidente?

De hecho, existen siete Centros en el Sistema Solar, también llamados planetas sagrados o Luminarias, cuyos nombres y Rayos son conocidos, así también como sus parámetros astrofísicos. Por consecuencia, podemos verlo como un Ser cósmico, dotado de las siete Funciones primarias de la Vida, que está inmerso en su propio Espacio y ordenadamente activo y vibrante.»

«El Sistema Solar, [por lo tanto] es una verdadera individualidad espacial o cósmica y, así como el hombre, está dotado de una inteligencia amorosa que lucha por un propósito que persigue construyendo, unitariamente, su propio orden cada vez mejor.» (…)

«Además, se supone que cada una de las Luminarias tiene a su vez siete centros y es, por tanto, un Ser autónomo de vida cósmica. Esto aún no ha sido verificado, ni puede hacerse todavía; pero la presencia en la Tierra de esos centros corrobora esta suposición: los cuatro reinos naturales, la Jerarquía, Shambala y el propio Logos.» (Il Sistema Solare nello Spazio, p. 25-8, Enzio Savoini, Ed. Nuova Era; libro no traducido al castellano)

Las raíces de su pensamiento y el campo de su investigación serán astrológicos, pero no supersticiosos.

«La astrología —la antiquísima madre de la astronomía— tiene hoy lo que esta elabora; y con razón se beneficia de ello, porque deriva de sus históricas investigaciones mentales. Sin embargo, el centro de su interés es muy diferente: es de naturaleza psíquica.

Es cierto que «nadie puede pretender haber aprendido las leyes y comprendido el orden del Sistema Solar simplemente a partir de la astrología.» (Il Sistema Solare nello Spazio p. 16-7, Enzio Savoini, Ed. Nuova Era; libro no traducido al castellano)

«La astrología es, en esencia, la presentación más genuina de la verdad oculta, pues es la ciencia que trata de las energías y fuerzas que actúan a través y sobre el Espacio con todo lo que contiene, condicionándolo y rigiéndolo.» (Astrología Esotérica, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 5)

«Por tanto, la nueva religión no podrá prescindir del uso de esta ciencia, ya que «toda Astrología es, en última instancia, la Ciencia de las Correlaciones.

Interrelación, interdependencia, intercomunicación, interacción, son palabras que rigen la base científica de la astrología y que también son de uso general hoy en día en relación con los acontecimientos y el comportamiento humanos.» (Astrología Esotérica, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 223)

Esta característica abrirá caminos hasta ahora insospechados, porque anuncia la sociedad de las personas solares, pero sabemos cuántos prejuicios bloquean el progreso en esa dirección. Por pura simetría, el resto de la humanidad debe vivir en el espacio gestionado por el Sol.

«¿Quién podría creer que el organismo humano reacciona no solo a las perturbaciones planetarias, sino también a las corrientes de todo el Sistema Solar? Sin embargo, sería insensato negarlo, privando así al hombre de poder cooperar con los mundos lejanos. Nuestra tarea consiste en recordar a los hombres que, como criaturas supremas manifestadas, pueden ser centros de unión de los mundos. Solo inculcándoles esta idea podrán dirigirse hacia el verdadero progreso.» (Mundo del Fuego I, § 479, Agni Yoga)

«Se discute mucho sobre la hipótesis de que los planetas estén habitados, pero muy poca gente siente esas condiciones remotas. La naturaleza terrenal del hombre no deja lugar a tales preguntas. Ni siquiera la existencia sutil abraza la idea de esos compañeros lejanos. Solo la conciencia del Fuego, común a todos los mundos, los conoce y da testimonio de ellos. Por lo tanto, estos temas solo son accesibles a la esencia del Fuego. Los terrícolas que no solo tienen un cuerpo sutil evolucionado, sino también una conciencia ígnea, pueden recibir señales de esos mundos.» (Hermandad, § 156, Agni Yoga)

«Los antiguos filósofos aconsejaban pensar en los mundos lejanos como si se viviera en ellos, y lo hacían de diversas formas. ¿Cuál es el utilidad de esto? Esos consejos no pueden ser meras abstracciones. La insistencia en tales indicaciones demuestra que pensar en los mundos lejanos es de gran importancia. Los rayos de los planetas ejercen poderosas influencias sobre la humanidad. Pero el pensamiento asimila sus corrientes y el hombre puede aceptarlas provechosamente en sus procesos mentales.

En realidad, es útil pensar en ellos como algo cercano y alcanzable. El pensamiento se rodea de su propia atmósfera especial, que puede transmutar las corrientes planetarias en una dirección beneficiosa. Por el contrario, si encuentran hostilidad mental, esto puede ser la causa de graves consecuencias.

Ciertamente, no se trata de pensar todo el tiempo en los mundos lejanos; lo importante es dirigir hacia ellos un pensamiento, que será espontáneamente como un flujo definido.

(…) Piensen en los mundos lejanos con sencillez y sin dudas, que son como un gas oscuro.» (Hermandad, § 162, Agni Yoga)

«Ya he dicho que la Madre del Mundo esconde Su Nombre. Ya he dicho que vela Su Rostro. (…) Desde tiempos inmemoriales, la Madre del Mundo ha impulsado a la victoria. En la historia de la humanidad, Su Mano teje un hilo que no puede romperse.

En el Sinaí sonó Su Voz. Adoptó la imagen de la diosa Kali. Fue la base del culto a Isis e Ishtar. Después de la Atlántida, cuando se asestó un duro golpe al culto del espíritu, la Madre del Mundo comenzó a formar un nuevo hilo, que ahora está a punto de irradiar. Desde entonces veló Su Rostro, y prohibió que se pronunciara Su Nombre, hasta que llegue la hora de las constelaciones. Solo se ha manifestado parcialmente; nunca a escala planetaria.

(…) Las Enseñanzas de la Edad Futura unirán el espíritu y el intelecto. El curso de los planetas acelera la comunión de los mundos, y el desarrollo del espíritu humano seguirá nuevos caminos.

Las luminarias permiten acelerar el paso del género humano.» (Hojas del Jardín de Morya II, “Iluminación”, § 220, Agni Yoga)

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Nota: Este artículo se publica para celebrar la alineación de hoy entre Mercurio (4.o Rayo de la Armonía a través del Conflicto, el Señor de la Armonía y la Belleza) y Neptuno (6.o Rayo de Idealismo Abstracto y Devoción, el Señor de la Comunión).


 

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