La Humanidad se inicia en el Poder ígneo de las Ideas

En el día de la entrada en el signo de Aries (20 de marzo, a las 04:07 horas), que irradia al Espacio el resplandor del Mundo de las ideas, aseveramos solemnemente, como Servidor Planetario, es decir, en nombre del nuevo Grupo de Servidores del Mundo, la cuarta de las 12 Afirmaciones de la Humanidad Una (véase el artículo de introducción y la Celebración Ritual en línea):*

La Humanidad se inicia en el Poder ígneo de las Ideas.

La Humanidad posee, pues, la capacidad —de la que aún no es plenamente consciente— de situarse en el plano de las Ideas y desde ese plano, según la voluntad amorosa y la conciencia clara, reflejar el Modelo contemplado y manifestarlo en el mundo de la forma.
El Mundo de las Ideas, que podría parecer lejano y misterioso, en realidad muestra sus líneas de luz sin disimulo y si dirigimos nuestra mirada con sencillez y pureza hacia el Cielo, aparece en su aspecto manifestado: «(…) Las ideas son entidades vivas y conscientes concebidas por el Logos solar que habitan en su Espacio. (…) son el pueblo de la eclíptica, regido por las siete Luminarias y (…) es el verdadero “hogar iluminado del Sistema Solar”. (…) Las Luminarias, los siete Rayos, combinan las Ideas en Fórmulas, según las necesidades evolutivas inmediatas del Plan solar y estas, a través de las Estrellas 6 y 5 puntas [consultar también La Luz de las dos Estrellas], se precipitan en Formas y acontecimientos concretos. La eclíptica es el laboratorio que permite la precisión proporcionada de las relaciones entre las Ideas. Allí se prepara la química de los desarrollos comunes al Sistema; es, sobre todo, la fuente de la geometría, la sede de las simetrías, el espejo universal que recibe y refleja los rayos de todos los astros.» (1)

Por lo tanto, en el Cielo encontramos todo lo que los seres vivos necesitan para su evolución porque «las Formas y los acontecimientos son, en la eclíptica, el reflejo de las Ideas y las Fórmulas». (2)

Y más aún: «Visto desde arriba, el Sistema [Solar] es un conjunto de Mónadas y Números que construyen un propósito glorioso de forma ordenada, ritual y jerárquica, a través de las sustancias ideales que manifiestan sus procedimientos. Entre las dos visiones se encuentra, de hecho, el mundo de las Ideas, el cuarto nivel, que es un espejo impenetrable para los que miran desde abajo, transparente para los que miran desde arriba. Ese mundo es un filtro decisivo. Solo quien mira hacia arriba sin prejuicios percibe la vida monádica y numérica.» (3)
Estamos, pues, inmersos en un campo que vibra con energías (las Ideas), que se expresa a través de fuerzas y que se manifiesta mediante el uso hábil del poder creador de las innumerables entidades vivas y conscientes que pueblan el universo, incluido el Hombre.

Desarrollar y utilizar las preciosas “dotes” con las que estamos dotados —el poder creador—, es formar parte de esa cadena de luces creadoras que gradualmente, por su trabajo sutil, aumenta el potencial luminoso de todo el cosmos.
«(…) Entre las Ideas y las Formas, como entre los Números y las Figuras existe la mágica relación operativa de la Inteligencia que tiene la sublime tarea de unificar la multiplicidad, remontándose a la Idea y al Número y de multiplicar el Uno, descendiendo hasta las formas y las figuras.» (4)

En este momento del ciclo solar en que el fuego de Aries acompaña la alternancia rítmica de la forma y la esencia en los hemisferios terrestres aparece más claramente el poder de las Ideas, hecho ígneo por la energía inherente al Signo, el poder capaz de poner en movimiento la rueda zodiacal según la Ley y de gestionar el impulso dinámico según la necesidad del juego de las polaridades.
La energía “iniciadora” de Aries, potenciada por el toque suave y armonizador de Mercurio, el regente esotérico del signo, impulsa las conciencias hacia el reino causal de las Ideas, fomentando el proceso de identificación entre estas y la conciencia perceptora para que cada hombre pueda, a su vez, “iniciarse” en el arte de construir las formas de pensamiento transparentes, coherentes y animadas por el propósito de Bien.

En la plenitud de la luz de Aries, la Humanidad también puede ver con mayor claridad la unidad que subyace a todo el cosmos: «(…) Así como en el Infinito todos los puntos están en contacto mutuo (no existen separaciones), así también las Ideas, es decir, las energías solares, son indivisas y están en relación mutua. El contacto con uno de ellos provoca una “reacción en cadena”, una sucesión de ecos y resonancias, tras la cual se visita y conoce ese reino sin límites. Esto da lugar a una especie de tormenta armónica, una serie de repercusiones sonoras que guían al buscador. Obsérvese que la Comunión es precisamente el conjunto de las Ideas solares.» (5)

Sostenidos por esta visión que el corazón reconoce como Verdad nos preparamos para celebrar el momento, instantáneo y deslumbrante, del Equinoccio mientras nos dejamos inflamar por el poder de las Ideas más necesarias para la Humanidad en estos tiempos de transición: la Hermandad, la Armonía, la Belleza, el Amor.

«La vida está hecha de una sucesión eterna de ideas y energías cósmicas.
¿Cómo podría adoptar el concepto de Infinito
el espíritu que no proyecta el pensamiento en el ámbito de las ideas?
Cuando el pensamiento tiene el significado de algo vivo y
de realizable, el hombre sabrá dónde están el gozo y la verdad.»

 (Infinito I, § 96)


Notas:

* Este año, orientado hacia la Meta 6.3 del Plan de la evolución, la Meta dedicada a la Comunión con el Mundo de las Ideas, celebramos solemnemente las 12 Entradas en los 12 Signos del Zodíaco con 12 Afirmaciones de la Humanidad Una, así como los Plenilunios y Novilunios de cada Signo, de forma similar a lo realizado en el Año 6.1 y en el Año 6.2.
1. Dispense del 3° Settennio, Allestire un Piano, E. Savoini, 2001; texto inédito.
2. Ídem.
3. Los Números y las Mónadas, E. Savoini.
4. Dispense del 3° Settennio, Lezione di geometria, E. Savoini, 2003; texto inédito.
5. Comunión, E. Savoini.


 

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