Las Bases para una nueva Religión mundial; la Ritualidad zodiacal en los dos Hemisferios terrestres

En los albores de la Nueva Era, muchos conceptos necesitan ser actualizados o la comprensión de estos debe ser clarificada; por esta razón, tras un septenio dedicado a la Nueva Cultura (2015-2021), ahora nuestra reflexión (septenio 2022-2028) se centra en la idea de la Religión y, especialmente en este año 6.2, en las Bases de la Nueva Religión Mundial.

Una de estas actualizaciones necesarias consiste en reajustar la ritualidad humana planetaria de acuerdo con el Ritmo unitario —pero polar— del Cielo.

«Las formas que adopten las prácticas y rituales religiosos, aunque tengan raíces unitarias, serán variadas y cambiantes y se aplicarán libremente según los lugares y los pueblos; pero el ritmo será uno, aunque se experimente de forma opuesta y simétrica en los dos hemisferios (norte y sur), según el flujo alternante de las estaciones.» (Extraído de Le Mete Lontane, Meta 6.2, 5.o aspecto; libro solo en italiano)

Entonces, habrá que aprender a elegir los símbolos y a concertar las liturgias, conformes a los dos hemisferios terrestres y simétricamente entre sí, al celebrar un mismo Pulso rítmico o Fecha, por ejemplo un Solsticio o la Navidad, o las demás Direcciones celestes establecidas por el Ritmo y el Respiro cíclicos de nuestro Planeta en movimiento en el Sistema Solar. En la Nueva Religión mundial, la humanidad —a imitación de la Jerarquía y del nuevo Grupo de Servidores del Mundo— seguirá y celebrará no tanto las Fechas y las Festividades de sus calendarios ordinarios, sino las establecidas por los Ritmos y Ciclos celestes en la Rueda zodiacal (alineaciones, conjunciones, virajes anuales, plenilunios …), pues la humanidad habrá comprendido el valor evolutivo y fundacional de una nueva Cultura solar en la Tierra.

En efecto, según la Tradición sapiencial, hemos aprendido a reconocer que todos los Impulsos causales celestes están cualificados por los 12 Principios del Zodíaco (los 12 Signos y las Jerarquías creadoras correspondientes), esos 12 Arquetipos de la Evolución de la Conciencia y de la Forma que, como 12 Claves, nos ayudan a comprender los Decretos inaprehensibles del Cielo (véase el 2.o capítulo de la Introducción a la Astrosofía). Sobre estos 12 “misterios” de la Astrología Esotérica, la «Ciencia de las Correlaciones Espaciales», descansa la Evolución consciente de la Humanidad y del Planeta hacia unas nuevas Cultura y Religión mundiales.1 [1]

El Ritmo de la Ritualidad planetaria será, pues, guiado y ordenado cada vez más sabiamente por este Campo de Cualidades evolutivas.

Pues bien, a este respecto, la Astrología Esotérica enseña que cada Signo zodiacal de nuestro Horizonte celeste (la Eclíptica) —reconocido precisamente como el Principio causativo— también alberga en sí mismo la Cualidad del Signo opuesto, en una Síntesis de pulso alternante establecida por el movimiento de la Dirección Sol-Tierra; por consiguiente, cada Signo dota de su propia naturaleza a una de las 12 fases astrológicas del Ciclo anual, pero —visto como el Eje o Polaridad zodiacal— pulsa dos veces al año de forma unificada pero polar. Además, esta pulsación unitaria, pero polar, dota de su propia naturaleza a la manifestación en los dos Hemisferios de la Tierra, todavía de manera dual, es decir, con las estaciones invertidas (véase el vídeo a continuación con la posición del Sol aparente en los 4 virajes del ciclo anual y en los dos Hemisferios; vídeo en italiano con subtítulos en inglés).

A fin de esclarecer y formular las bases de la Ritualidad rítmica planetaria, el primer paso que nos pareció necesario dar fue, por  lo tanto, establecer los 6 Pares de Principios/Ideas que dotan de su propia naturaleza a los 6 Ejes zodiacales identificados por el Eje Sol-Tierra (el símbolo de la correlación Alma-Personalidad), esa Estrella de la Vida de 6 puntas y 7 centros que causa y conduce la expansión de la Conciencia solar o crística (el Alma o la Conciencia de Grupo: el sujeto en el Centro) para ambos Hemisferios y —por consiguiente, con respecto a esta investigación nuestra— también sus ritualidades solares.

En el movimiento de la Rueda del así denominado Zodíaco menor (el ciclo anual) podemos, entonces, pensar que en cada transición de Signo su Principio causal —como una corriente polar de energía (incluyendo, como se ha mencionado, el Signo opuesto)— impulsa a los dos Hemisferios terrestres a expresar esa polaridad/dualidad inherente al Devenir, de la cual precisamente la simetría estacional de la Naturaleza es la expresión primaria.

Y sin embargo, vista más de cerca, esta corriente de energía causativa —al manifestarse de manera dual en los dos Hemisferios cuando celebran juntos y simétricamente su liturgia natural— recompone el dualismo en el Centro, haciendo resonar su Polaridad esencial o Intervalo armónico. Es solo la visión humana la que todavía tiene que tomar conciencia de este flujo polar de causas y aprender a acompañarlo con formas de pensamiento que sean consonantes, planetarias, y que no estén desviadas por hábitos desequilibrados (nortecentrismos).

Por lo tanto, cuando entramos en Aries (Sol aparente en Aries, Tierra en Libra), por ejemplo, es el Principio Aries —fundido con su opuesto polar Libra— el que se enciende para ambos Hemisferios, aunque “duplicándose” en el campo de la conciencia y de las formas terrestres en dos modos especulares que luego encontrarán su cumplimiento natural seis meses más tarde en el opuesto Libra-Aries (Sol aparente en Libra, Tierra en Aries), ramificándose también en dos modos en los dos Hemisferios. Dicho esto con otras palabras, los dos Signos de cada Eje operan conjuntamente en las dos mitades especulares de la Esfera terrestre y alternativamente en el ciclo anual; la Simetría entre sus dualismos «hace su trabajo» y revela el Uno central, el Principio sintético. [2]

Como ya se ha dicho, la dificultad reside en poder desligarse de la atribución estacional que desde hace siglos se da a un signo del zodíaco —por una astrología centrada en el norte—, con cualidades afines vinculadas a la aparición de la naturaleza y a la psique que, en consecuencia, se ve influida por ella.

Nuestro esfuerzo consistirá, pues, en lograr eliminar la extraña sensación de que nos embarga cuando pensamos, por ejemplo, que la Navidad en Capricornio —“invernal” para el hemisferio boreal— da lugar, en cambio, al verano en el hemisferio austral (¡Papá Noel con los renos no es, pues, un Símbolo planetario, sino solo boreal!), o que el centro de la primavera, que para el hemisferio norte coincide con el Sol en el centro luminoso del signo de Tauro (a principios de mayo) ¡ocurra, por el contrario, en el hemisferio sur a principios de noviembre con el Sol en el centro luminoso del signo de Escorpio!

Como se ha dicho, la atención debe centrarse, consecuentemente, en la comprensión de la unidad energética polar expresada por el eje zodiacal según los dos modos estacionales de la Naturaleza y en el hecho de que los dos Hemisferios «trabajan» juntos para expresar la Síntesis del Mundo de las Ideas o del Ser. Tal vez si los signos del eje se denominaran por sus números (por ejemplo: Aries-Libra = 1.er Signo y 7.o Signo) tendríamos menos dificultades para comprender la identidad unitaria esencial de su correlación polar.

Además, establecer estos 6 Pares de Principios/Ideas que dotan de su propia naturaleza a los 6 Ejes zodiacales solo puede ayudarnos a desidentificarnos con el Signo del Sol aparente (símbolo de la Personalidad) y facilitarnos la identificación con las 6 Funciones primarias de la Estrella de la Vida para la evolución de la Conciencia crística (el Alma).

He aquí, pues, el fruto de la reflexión grupal en este campo totalmente inexplorado, en busca de los Principios unitarios y polares de los 6 Ejes zodiacales, en busca de la Estrella de la Vida de la Evolución crística del Planeta y del Hombre, en busca del Ritmo del Corazón planetario:

(Consultar los cuadros al final del siguiente documento.)

Las Ritualidades zodiacales en los dos Hemisferios terrestres

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El Hombre en el centro de las 6 Direcciones del Espacio y de los 6 Ejes zodiacales.


[1] «La sucesión de los Misterios encarnados por cada signo del zodíaco será aclarada por el Cristo, porque la conciencia de la humanidad actual exige algo más exacto y más espiritualmente real que la astrología moderna, o el pseudoocultismo tan extendido hoy en día.» (La Reaparición del Cristo, A. A. Bailey; p. 113, vers. ingl. p. 127). Consultar Las 12 Afirmaciones crísticas.

[2] Para la Astrología Esotérica, los Signos también tienen un doble Lema, involutivo y evolutivo, que expresan el movimiento polar de la energía que impulsa o bien hacia la construcción de la Forma y la personalidad, o bien ayuda a revelar la Esencia o aspecto del Alma. Los dos sentidos de la energía del Signo, descendente y ascendente, se entrelazan y complementan y actúan sobre todas la conciencia humana en ambos Hemisferios de la Tierra según su grado de receptividad a la energía.

El «Misterio de la Polaridad» es ese segundo Misterio del Segundo Sistema Solar actual; por lo tanto, es su Principio regente, la causa de la Evolución del Segundo Aspecto de la Conciencia.


 

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