2.2 El Espacio

El Espacio está vivo y es el contenedor universal de la Vida.

Los nombres del Espacio son tan infinitos como el Espacio mismo.

En la inmensidad del Campo espacial viven y actúan el Principio divino que sustenta todo, el Infinito que compenetra y envuelve todo, el Imán que con su energía radiante atrae todo hacia el Uno; asimismo, la Comunión que permite a cada punto/conciencia estar en contacto con todos los demás, la Energía vital que todo lo impregna y alimenta, que fundamenta y nutre a toda criatura.

El Manto radiante del Espacio, saturado de energías vitales, es el Cielo.

En esencia, el Espacio está vivo, respira y vibra:

«“El Aliento vuelve al Eterno Seno que lo exhala y lo vuelve a inhala.” La Naturaleza ideal, el Espacio abstracto en el que se genera todo en el Universo de forma misteriosa e invisible, constituye el lado más femenino del poder procreador de la naturaleza.» (La Doctrina Secreta, “Antropogénesis”, H. P. Blavatsky)

«El Aliento cósmico de la Madre del Mundo lo impregna todo. En verdad, todo está impregnado de él (…); la vida se mueve y respira con ese Aliento.» (Infinito I, § 10)

La Naturaleza es Madre, el Seno sagrado del Espacio.

La Madre es el Espacio magnético: es el Amor, la Causa universal.

En Armonía, el Espacio es el segundo aspecto de la Trinidad del Absoluto (0,0); 1.1 Vida2.2 Espacio; 3.3 Luz.

«Digamos que la Vida y el Infinito tejen la vida infinita.» (Infinito I§ 54)

Por consiguiente, el Espacio puede ser descrito de innumerables maneras, por ejemplo, como el Contenedor divino de la Vida infinita y de toda su potencialidad, la Sustancia última de la que están hechas las cosas, y la idea es de tal poder que induce a abrir la conciencia, a elevar y ampliar el pensamiento para concebir, ante todo, la imbricación causal y profunda con la Vida, la Realidad absoluta comparable al concepto de Dios trascendente.

«Lo que la gente llama el Dios supremo no es una sustancia, sino la causa de la misma; no algo que está aquí, allí o en otra parte; no lo que vemos, sino aquello en lo que todo está: el Espacio.» (La Doctrina Secreta, “Antropogénesis”, H. P. Blavatsky)

«El Espacio es divino. Es la Sustancia última de la que está hecho todo. Es el Contenedor que contiene la Vida, o el Fuego. (…) Se llama Infinito, gran Madre, campo magnético universal, Amor cósmico, Octava absoluta. Alberga las siete cualidades divinas, los siete Rayos, y adopta sus cualidades y energías.» (Primer Vértice, Le Mete LontaneVertice 2.1, ed. Nuova era, 2016, p. 43, no traducido al castellano)

Abramos la mente del corazón a la realidad causal del Espacio, inmersa en la propia sustancia de nuestras vidas: «Si se quiere explorar esa infinidad llamada Espacio, no se puede pasar por alto el hecho esencial de que formamos parte de él, que vivimos en él y que, de alguna manera, ocupamos un centro del mismo.» (Consultar el documento El Espacio)

 Por consiguiente, hablar del Espacio es hablar del Infinito, del Velo del Absoluto:

«Con ojos no contaminados por los prejuicios, imagínate todo el Espacio irradiando Fuego. Imagina el Espacio que contiene el Prana y el Akasha. No es el “Creador”, ni el “Gran Constructor”: ¡Es el Infinito! (…)» (Infinito I, § 16)

«¡El Espacio (…) es el Infinito! Decir de uno u otro es, por lo tanto, lo mismo; y esto hace brillar la idea de Espacio, todavía tan poco y mal comprendida por el hombre moderno.» (Commenti a Infinito I, § 16, Enzio Savoini, ed. Nuova era, 2003, p. 15; no traducido al castellano)

Hablar de Espacio es hablar de esa matriz fértil, plástica y receptiva que acoge la Vida y dispone las vidas para seguir el camino evolutivo; como recuerda el Generador Lambdoma, «el Espacio es el Infinito fecundado por la Vida», el contenedor sagrado de toda potencialidad y de toda conciencia, el contenedor vivo donde todo ser se forja y se confía a la Vida.

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Porque el Ser es llama; todo se disuelve en ella.

Porque el Ser es Fuego, que lo impregna todo.

Porque el Ser es el Espacio ígneo,

nuestra vida está llena de energía cósmica.

(Infinito I, § 56)

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En todo el Espacio el ritmo es uno solo,

y una es la Ley Universal para todo lo que existe.

(Infinito I, § 61)

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En verdad, en un solo suspiro conocemos el Espacio.

Y no hay palabras que puedan transmitir el Infinito,

y ningún pensamiento puede abarcar la Luz.

(Hojas del Jardín de Morya II, § 187)

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El Espacio es la red cósmica infinita.

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Nota: Este artículo se publica para celebrar la conjunción de hoy entre Júpiter (2.o Rayo) —el Señor del Amor, el Maestro del Espacio y del Magnetismo Solar— y la Tierra (3.er Rayo) —el Discípulo, la Esfera de la Experiencia.


 

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