7.7 Orden

«Comprendido en sentido absoluto, el Orden es un valor espiritual, esencial y, por lo tanto, ilimitado y permanente. Cuando se manifiesta cíclicamente, adopta formas y aspectos nuevos y diferentes, pero la esencia permanece inalterada. (…)» (L’Ordine, Enzio Savoini; texto inédito, 1987; controlado en el 2001)

En un sentido absoluto, el Orden es inherente a la Realidad intemporal, el fundamento supremo de la Creación. «Existe un solo Principio inmutable e ilimitado; una sola Realidad absoluta que precede a todo Ser manifestado y condicionado. Está más allá del conocimiento y del alcance de todo pensamiento y expresión humanos.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico, A. A. Bailey. p. 33, Fundación Lucis; vers., ingl., p. 3)

 «(…) Si el universo en su conjunto está constituido por la Sustancia eterna o la Esencia Una, entonces, ¿acaso esta Esencia no es perenne como la Divinidad absoluta que lo construye en la forma? Esto lo hacen los primeros Rayos, los Ángeles o Dhyân Chohan [son las Jerarquías de los “Constructores” y los Arquitectos del Universo y de los seres vivos de la tierra], que emanan del elemento Uno que, convirtiéndose periódicamente en Luz y Tinieblas, permanece eternamente en su Principio-Raíz, la Realidad Una, desconocida, pero existente.» (La Doctrina Secreta, Vol. III, H. P. Blavatsky

El orden, cuando se manifiesta en la Existencia, sirve a la Vida Una, a la Realidad que es y existe, la manifiesta sin privarla de su trascendencia, identificándose con su propósito: «El orden progresivo y total, la Jerarquía de lo mejor, de lo bello y de lo bueno», el Orden de los Creadores divinos.

«(…) examinando detalladamente [el orden], es el que une, a través de un desarrollo, el principio con el fin; el orden, la ejecución y el cumplimiento.» (Il Sistema Solare nello Spazio, p. 156, Enzio Savoini, Ed. Nuova Era. Libro no traducido al castellano)

Es interesante, a este respecto, señalar que la etimología de la palabra Orden tiene su origen del latín ordo, disposición ordenada; está compuesto por la raíz indoeuropea *AR-, que indica “movimiento hacia”, “movimiento para unir” y la terminación “-do” que indica una condición, un estado (como por ejemplo en dulce-do, dulzura): concepto de ir, proceder, para que cada elemento asuma su posición que le corresponde.

Se puede ver que la palabra expresa la idea del mantenimiento (dado por la desinencia) de un orden dinámico (otorgado por la raíz): el orden se renueva constantemente.

Toda la potencia del Orden apunta, pues, al Principio rítmico de la Vida, que impulsa hacia la meta; su Voluntad es conducir a todos los entes o las realidades menores, a la Libertad total, al Ser. Y esto solo es posible siguiendo y ajustándose al Orden común y armonioso del Número:

«Una de las pocas facultades que los modernos reconocen en el número es el orden; los números y el orden son similares. Pero no ven más lejos, aunque sí admiten que todo ordenamiento debe basarse, en última instancia, en el número; en este sentido, lo reconocen como un antídoto contra el azar. (…)

El ordenamiento numérico se adapta perfectamente a todas las circunstancias, porque el primero y el último siempre coinciden. En las matemáticas superiores, el principio y el final son una única identidad, una poderosísima ecuación universal:

PRINCIPIO = FINAL

que manifiesta el orden verdadero, el único posible para que todo sea igual. ¿Qué orden sería posible si el principio y el final divergieran?» (Del Número, E. Savoini, p. 23)

«El Orden se identifica con su propia finalidad, que es propiamente el orden global para el Bien común.

El Orden es la Voluntad, el Orden es el Poder que lo ejerce. Sin orden no hay poder, y la presencia de un verdadero poder es inseparable del orden.

La cumbre suprema del Bien común es la libertad, total y máxima para todos los entes; y el Orden tiende precisamente a este único fin, sin limitarlo, más bien lo expande. Allí donde operan órdenes sin libertad, se descubre siempre la presencia de un pseudopoder, ilegítimo, transitorio y verdadero adversario del Bien común.» (L’Ordine, Enzio Savoini; texto inédito, 1987; controlado en el 2001)

«El Orden se nutre de la libertad; y la verdadera libertad solo es posible en el Orden.»

«El Universo funciona y se mantiene unido en libertad porque es Uno, porque está regido por la Unidad absoluta, porque es una comunión ilimitada de unidades relativas.» (Espandere la coscienza”, 2002, E. Savoini. Será traducido próximamente al castellano.)

«(…) La Unidad es el efecto supremo del orden, que anula las distinciones y disipa el caos.» (Dispense del 3° Settennio. Partizione dell’Unità, E. Savoini, abril 2002; escrito inédito.)

 Toda la Existencia está regida por el Número, que es el Orden y el Nombre de las cosas:

y es

Potencia,

Ritmo,

Estructura,

Regla,

Jerarquía,

Orden.

Hagamos que la nota clave resuene de una manera nueva y poderosa:

El Orden es Libertad.

 «La libertad es un atributo esencialmente espiritual que subyace a todo el proceso evolutivo. (…)»

«Hoy en día, la libertad es la nota dominante del discípulo mundial; y la humanidad en este momento exige libertad para vivir, libertad para pensar y libertad para conocer y proyectar. (…)»

«Una libertad que se ha logrado solo abre la puerta a otra libertad más amplia que está delante. (…) Este Camino conduce (a la humanidad) conscientemente y la experiencia a esa “vida más abundante” de la que habló Cristo. (…).» (Los Rayos y las Iniciaciones, A. A. Bailey; vers. ingl., pp. 428, 684, 389)

 «(…) la libertad respira en la Luz de la Jerarquía. (…)» (El Mundo del Fuego II, § 84)

«(…) A fin de poder incorporarse al trabajo en común, es necesario haber aprendido que la libertad es un bien inalienable; solo con tal respeto mutuo se puede lograr el trabajo armonioso, dicho con otras palabras, el bien activo. (…)» (El Mundo del Fuego I, § 288)

La Vida y el Orden, el Principio y el Final, son el alfa (1.1) y el omega (7.7) de las Ideas del Absoluto (consultar el Lambdoma Generador), que ordena las Ideas primarias de la Nueva Cultura según el Modelo sonoro; en la Armonía, estos están conectados al Unísono y al Tono.

«Se puede decir que el Sonido se lanza constantemente a la conquista del Infinito, al que satura con trazos luminosos de intervalos sonoros, jerárquicamente ordenados; y a estos trazos se les adherirán, cíclicamente, las formas. (…) Aquí se ver claramente la analogía con las Enseñanzas del Maestro Tibetano, que dice que la Vida dota de sus propias características al Universo a través de siete Poderes creadores, los Siete Rayos. El séptimo es el Rayo del Orden ceremonial u Organización.» (Rituali ‘92, E. Savoini; texto no traducido al castellano.)

«(…) el séptimo intervalo (…) es el que fija, el que concreta, el que dispone, el que distribuye. De sus manos sale un tejido, una red; aunque sea intrincada, es regular y está hábilmente compuesta. La gran Obra iniciada por el Señor supremo, por el Unísono, se completa aquí en su forma final: el lienzo está terminado, el diseño aparece. Lo que el tejedor trascendente (la Quinta) concibió y quiso encuentra manifestada su realización, por medio de la obra del séptimo Señor.

Sin embargo, no es un acto concluyente, sino el inicio de un nuevo recorrido, porque la Vida aprisionada en esta red debe, al final, liberarse y volver a su fuente primigenia. De hecho, los primeros impulsos de esta ascensión parten del Tono; y así se repite y reinicia la obra del primer intervalo, del que la séptima es el reflejo.

El Tono es, pues, el séptimo Rayo (el que está más cerca al primero), el Maestro de Ceremonias, el Mensajero, el Guardián, el Mago, el Maestro de Ritos, el Canon. (…)» (Extraído de El Sonido Creador)

«Gracias a la intervención de la séptima Cualidad, las formas cobran vida en todo el Universo. Con amor, actúa libremente en el Espacio, pero conforme a la ley, siguiendo un programa, basado en la belleza, con múltiples medidas pero fiel a un solo Modelo. De su obra, tan regular, nace un Orden vivo, que se añade sin confusión al Orden eterno.» (Rituali ‘92, E. Savoini; texto no traducido al castellano)

Una jerarquía cósmica asciende hacia el Absoluto, dispuesta en orden ascendente de libertad relativa.

«El Cielo es ordenado y es símbolo del Orden supremo. Esta es una realidad irrefutable, y es la base más estable para construir cualquier proceso, porque sus leyes se aplican tanto al mundo formal como al espiritual. Si observamos el movimiento del Sol, que día a día forma un año sin repetir nunca su magia que es idéntica, ya que los días tienen siempre contenidos diferentes, percibimos el ritmo de una respiración y la celebración de un rito. (…)
La séptima cualidad del Cielo es un orden sacro, ceremonial y majestuoso. (…) Es la más sencilla y clara de las lecciones, ya que “muestra cómo se hace”, cómo vivir a bordo de una nave espacial lanzada hacia destinos lejanos pero conocidos. (…)
Quien mira al Cielo se ordena a sí mismo. Por vías muy sutiles, la séptima virtud reorienta y reordena todo en el hombre, desde sus estados mentales hasta los emocionales y físicos.» (Il Cielo in noi, E. Savoini; documento no traducido al castellano.)

 «Uno no puede evadirse de las ceremonias de la vida. Uno lo reconoce inconscientemente, lo sigue ciegamente; y es la gran disciplina de la respiración rítmica de la vida misma. La divinidad opera con el ritual y se somete a las ceremonias del universo. Los siete rayos se activan y se desactivan, obedeciendo al impulso rítmico y ritual de la Vida divina. De esta manera el ceremonial de los Constructores erige el templo del Señor.» (Psicología Esotérica I, A. A. Bailey. P. 350, Ed. Sirio; vers. ingl., p. 365)

«En función del Orden, el concepto de Dios se aclara en toda su grandeza. Solo de este modo ese Concepto supremo emerge de la abstracción para unirse a la totalidad de la Existencia.» (Mundo del Fuego II, § 188)

«Aprender a reconocer la obra constructiva, sutil y secreta del Orden, tanto en el pasado como en el presente, sin desviarse, es una parte indispensable de la educación superior del hombre y, en definitiva, de cualquiera que aspire a establecerse en el mundo como un verdadero elemento de Orden activo. Quien acepta en sí mismo la verdad del Orden se convierte en su portador y forma parte de esa hueste de entidades luminosas que conforman la victoria final con el sacrificio; comparte su disciplina libre, las penas y el gozo.» (L’Ordine, 1987, E. Savoini; documento no traducido al castellano.)

«(…) No olvidemos que cuando habrá orden y pensamiento unificado en el plano mental, entonces también habrá orden en el plano físico.» (Tratado sobre el Fuego Cósmico, A. A. Bailey, vers. ingl., p. 361)

Los Espíritus de la comunidad planetaria que se reconocen como miembros de la Humanidad Una están llamados a aprender la Actividad ordenada según la Ley del Sonido, a potenciar la configuración del futuro, a manifestar un Orden vivo en la multiplicidad de formas del Gran Diseño, y a regenerar el Orden global en la Tierra.

«Entre todas las cosas existe un orden; y esta es la forma en que el universo se asemeja a Dios.» (La Divina Comedia, “El Paraíso”, Canto I, 103)


Nota: Este artículo se publica para celebrar la conjunción de hoy en Tauro entre Urano (7.o Rayo) —el Señor del Ritmo, del Orden, de los Rituales y de la Magia Ceremonial, “Quien hace nuevas todas las cosas” (es el máximo acelerador evolutivo de la Conciencia)— y la Tierra (3.er Rayo), el Discípulo, la Esfera de la experiencia.


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