Hoy —en la Festividad solar, o el Plenilunio de Aries (la Tierra y la Luna en Libra), la cuarta de las 12 Festividades de este Año 6.2 dedicada al Espacio, al Infinito y al Principio Crístico del Amor-Sabiduría como siendo las Bases de la Nueva Religión Mundial— celebramos un símbolo del poder generador del Infinito: la Madre del Mundo. La capacidad regeneradora del Amor cósmico es infinita y permite que todos los corazones irradien plenamente la fuerza ígnea de su Amor que a su vez hace eco en el Espacio, el manto sagrado de la Madre.
«El símbolo de la Madre del Mundo
—que da forma y propósito a todo el Respiro del Cosmos,
que extrae de su núcleo manifestaciones sin fin—
satura con belleza la Tierra.
La Madre del Mundo es la gran fuerza creadora de nuestro ser.
En la antigüedad se te veneraba como la tierra,
como el sol, como el fuego, el aire, el agua.
¡Tú, que lo das todo! ¡Tú, que lo revelas todo!
¡Tú has dado a la humanidad la gran y gozosa manifestación de la Madre! ¡Tú, que has señalado la victoria y velado Tu Rostro!
¡Tú, que has mostrado el Fuego del Espacio!
¡Tú, que llevas sobre tus hombros el peso de las acciones humanas!
Te lo imploramos: ¡devuélvenos la sonrisa que hemos perdido!
¡Haznos maestros del sagrado Poder del Fuego!» (1)
A lo largo del eje cardinal Aries-Libra, en el que flamea el Fuego de la Resurrección, encendido por las palabras de Vida dichas por Cristo:
“Yo soy la Resurrección y la Vida”
se emprende el camino elevado que conduce a la Vida más abundante, bañado en la luz que Mercurio, el regente esotérico de Aries, contempla y refleja incesantemente desde su Modelo, el Corazón del Sol.
«Mercurio es el discípulo de pies alados, que imita al Maestro por amor. (…) Mercurio (…) es ese Guía que camina seguro por la cuerda floja sobre el abismo del espacio, “con cautela, con belleza y con total equilibrio”. Mercurio es el Camino, pero también ese Músico que lo hace sonar como una cuerda vibrante. (…) Mercurio es el Artista divino; expresa el corazón, y su Órbita lo difunde por el Espacio.» (2)
El toque de armonía que Mercurio esparce sobre las olas del Espacio encuentra su esplendor en la Madre del Mundo, «la Belleza que hace divinas las cosas». (3)
Bañado en esta luz entretejida de Armonía y Belleza, el Sistema Solar canta las alabanzas de la Madre y del Hijo, hace palpitar el Corazón del Espacio para que se expanda hasta abarcar cada átomo, el más remoto de vida y, finalmente, transfigura cada trozo de materia en el pleno resplandor del Espíritu cuyo velo es. Así, las fuerzas evolutivas tienden a construir implacablemente la Luz de la Nueva Era.
«No hay poder capaz de contener el océano del Nuevo Mundo. Nosotros lamentamos que la conciencia moribunda malgaste energía innecesariamente. Sin embargo, nos alegramos de esos valores que afirman el derecho a nuevos y mayores logros. Cada error cometido por la causa del Nuevo Mundo se convierte en una valiosa flor. Pero de cada intento de embalsamar astutamente al anciano, solo queda un esqueleto de horror. El Viejo Mundo ha repudiado a la gran Madre, pero el Nuevo ya ve su velo resplandeciente.» (4)
En esta festividad solar, en la que el Fuego del Corazón central da vida, transfigurando la materia que arde en el altar del Espacio, los corazones de todos los seres se vuelven para celebrar a la Madre y su poderoso poder de Creatividad y Amor infinito.
«No puede haber vida manifestada en el Universo sin las fuerzas vitales generadas por los Orígenes; en verdad, estas espiritualizan las fuerzas. El poder de la Madre del Mundo impregna así el Espacio.» (5)
«En la cima más alta brilla la Madre del Mundo. Ha aparecido para golpear la oscuridad. ¿Por qué han caído los enemigos? ¿Y hacia dónde miran desesperados? Se vistió con un manto de fuego y se rodeó de llamas. La Madre del Mundo es nuestra ciudadela y nuestro valor.» (6)
Los discípulos consagrados al Servicio, impulsados por la voluntad de bien, responden a al llamamiento de la Madre y depositan solemnemente su corazón en el vaso de la Vida para que renazca alimentado por las sagradas llamas del Amor.
“Tú, espíritu, que tiendes al Creador, dirígete a la Madre del Mundo.
Proclama lo que ves.
El Espacio se revela como la expresión de la más alta capacidad creadora.
Su inmensidad y sus ineludibles fuerzas cósmicas
enriquecen el núcleo del ser.
Las palancas de la evolución son energías muy sutiles que el hombre puede utilizar.
Si aceptas lo predestinado, el efecto inmediato te hará avanzar. Cuando sepas volar en el núcleo del espíritu,
te comunicarás con los mundos superiores.
¡Realiza en toda su belleza el vuelo hacia el centro del espíritu!»
(Infinito I, § 22, Agni Yoga)
El Fuego de la Madre es la gran Fuerza creadora del Universo.
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Nota:
Consultar el calendario de todas las celebraciones en línea a las 21:00 horas (entradas a los 12 Signos Solares y las Festividades de las Lunas Llenas y las Lunas Nuevas del 2023; horas en UTC-GMT), con enlaces: Fechas de las celebraciones en línea, 2023
1. Infinito I, § 38, Agni Yoga.
2. Primo Vertice, Il Sistema solare nello Spazio, ed. Nuova Era, p. 109.
3. E. Savoini, Ricostruire il santuario della vita umana. Virgo; documento inédito, 1976.
4. Agni Yoga, § 55, Agni Yoga.
5. Infinito II, § 479, Agni Yoga.
6. Agni Yoga, § 317, Agni Yoga