Yo soy el Alfa y el Omega

En la luz del equinoccio de septiembre, en el interludio en el que el día y la noche se igualan en toda la Tierra, celebramos hoy la solemne entrada del Sol en Libra (a las 08:51, horas CET), el Signo del Equilibrio, de la justa Igualdad entre los Opuestos, del Poder de la Legislación, y al mismo tiempo hacemos resonar en el Espacio, como único Servidor planetario, el Afirmación crística relacionada con:

YO SOY EL ALFA Y EL OMEGA.

Esta afirmación aparece tres veces en el Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento, escrito a finales del siglo I, cuyo título procede de la palabra griega Apocalypsis, ‘Revelación’: es una secuencia arremolinada y apremiante de visiones proféticas de Juan, que simbolizan el triunfo final de la justicia divina y de un nuevo orden —con el descenso de la Jerusalén celestial— sobre la injusticia y la violencia terrenales, tan perversas que hasta las estrellas han caído del cielo.

La afirmación crística es un valor universal que, a la vez, resuena en nosotros poderosamente a la velocidad del rayo, pero también puede ofrecer elementos de reflexión cuando se enmarca pacientemente en el contexto del Apocalipsis.

De hecho, es el proemio y sello final de todos los veintidós capítulos que componen el Libro, para reiterar incluso en la estructura formal de todo el escrito su significado interno de “inicio” y “consumación”: se dice en el preámbulo: ¡Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que ha de venir, el Omnipotente! (versículo 1:8))

Y se repite en el penúltimo y último capítulo:

Yo soy el Alfa y la Omega,

el Principio y el Fin. (verso 21:6)

Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin. (versos 22, 13)

La Afirmación resuena así como un canon, una especie de “contraseña” que da ritmo a toda la composición, afirmando desde el principio la certeza de la gloria del Reino de Dios y celebrando al final el advenimiento de la Ciudad celeste, pasando así a más allá de la agitación catastrófica causada por la soberbia de la violencia y la injusticia terrenales.

La identificación con la primera y la última letra del alfabeto griego [1] afirma ante todo el Principio crístico, ese Fuego eléctrico que está en el corazón de cada átomo, el centro dinámico e imperecedero de la síntesis entre todos los contrarios, en todos los niveles de la Creación: Cristo está eternamente presente.

En la Estrella Solar, en la que las siete Luminarias componen una estrella de seis puntas, Vulcano, Luminaria de 1.er Rayo, se enfrenta a Urano, Luminaria de 7.o Rayo y Regulador esotérico de Libra; este último devuelve al Primero, al Uno, según el canon del Orden, la Sustancia que la Voluntad de manifestarse ha diseminado en el Espacio en infinitas formas, ejerciendo esa atracción cósmica que desde lo Abismal conduce a lo Superior, reuniendo siempre el polo del espíritu y el polo de la materia.

En un artículo que se fue escrito anteriormente dice que «Estas dos Energías radiantes que abren (Uno) y cierran (Siete) inician la manifestación y la concluyen en la perfección, se extienden desde las alturas de los cielos hasta los océanos de la materia, encerrando las formas entre el principio y el fin de un ciclo: “El Orden es un signo de victoria y plenitud”.» La afirmación anterior del versículo 1:8 del Apocalipsis, que termina con “el Omnipotente”, revela precisamente el poder de ser “el que todo lo realiza”, el Pantocrátor, término griego compuesto por pan, “todo”, y el verbo krateo, “ejercer poder”, de la raíz indoeuropea *KṚ-, que significa “crear”, “hacer un sacrificio”. [2]

«El Orden ocupa el último lugar en la lista de las virtudes divinas, pero germina del primer movimiento del Plan. La eclíptica es el emblema del Orden solar, es el Bien común, la Meta última, el primer Propósito.» [3]

En el actual ciclo precesional, el Signo de Libra transmite la Energía de 3.er Rayo, conectada a la Inteligencia activa y a la idea del Plan, definida así en la “Génesis de las Ideas”, en el Lambdoma Generador: “El Plan es la proyección del Pensamiento divino” (Vórtice 3.5).

Ese “Pensamiento divino” que evoca la propia cita de la primera y la última letra del alfabeto, simbolizando la escritura del Libro de la Vida, que el hombre capaz de expresar el amor inteligente debe interpretar y ejecutar de modo creador, cooperando con el Propósito intuido; en la visión del Apocalipsis, es solo el Cordero, el Cristo, quien rompe los siete sellos de este Libro y puede abrirlo, iniciando el Plan de Salvación en la historia (versículos de los capítulos 6-8).

La Afirmación crística se retomó en los siglos siguientes, sobre todo en la Alta Edad Media, en todas las artes, especialmente en la poesía, la pintura y las inscripciones funerarias. Para el mundo de la poesía, citamos a Prudencio, político, poeta y místico, que vivió en el siglo IV d.C., con un himno (Cathemer, ix, 10) que se conserva también hoy en la Liturgia de las Horas:

Corde natus ex Paréntis ante mundi exórdium,
Alpha et Omega vocátus, ipse fons et cláusula
ómnium quæ sunt, fuérunt quæque post futúra sunt.

« Nacido del corazón del Padre, antes del principio del mundo,

 se llama Alfa y Omega, es a la vez principio y fin

de todas las cosas que son, fueron y serán en adelante.»

Dante Alighieri cita también esta frase en el Canto XXVI del Paraíso Perdido (vv. 16-18), cuando, en el VIII Cielo de las Estrellas fijas, donde está acompañado por Beatriz, es examinado por Juan sobre el Amor que nutre hacia Dios:

El bien que hace feliz a esta corte,

Alpa y O es cuanto la escritura

me lee Amor, ya sea de forma ligera o intensa.

Así le responde Dante, temporalmente cegado por la luz deslumbrante que emana de Juan, proclamando en primer lugar que el Bien supremo, Dios, que satisface a los ángeles y a los bienaventurados, es el principio y el fin de todos los afectos, suaves y en lo profundo, de su alma, que el Amor le enseña.

La imagen evocada por el Poeta es sugerente, que del Amor hace el maestro de la escritura: ¡el grabado de las letras del alfabeto!, entendida como el objeto de su enseñanza, es decir, las percepciones e intuiciones suscitadas.

En este sentido, en este segundo año del septenio de la Tabla del Plan dedicado a la Nueva Religión, me viene a la mente lo que escribe el Maestro Tibetano en su discusión sobre el signo de Libra: «(…) Las viejas costumbres deben dar paso a las nuevas y la actitud conservadora debe ser abandonada en favor de la educación y los experimentos religiosos. (…) Cuando digo religioso, no me refiero a las doctrinas o las teologías; me refiero al cultivo de las actitudes y las condiciones capaces de evocar la realidad en el hombre, de traer al primer plano al hombre espiritual interior y hacer así que se reconozca al Dios inmanente. (…)» [4]

Así podremos acoger con mayor conciencia el regalo que nuevamente nos ofrece Libra, cuyo lema esotérico reza: «Elijo el camino que conduce por entre las dos grandes líneas de fuerza.» Se nos invita a experimentar las leyes de la Creación como impulsos espirituales del divino ordenamiento estructurado y la llamada de la ley interior como una tensión de discernimiento amoroso, otra forma de definir ese amor inteligente que el principio crístico hace resonar en el cosmos en la eternidad.

Esta es la mentalidad que distingue a quienes se sienten parte del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo: ninguna “etiqueta” o afiliación formal, sino solo la aspiración a dedicar el trabajo común a construir un mundo de justicia, basado en los valores de la verdad, la hermandad entre reinos y la libertad ordenada.

Un mensaje de confianza nos anima, contenido en el Agni Yoga [5]:

«El movimiento hacia el futuro es similar al de una llama. Es prodigioso: el fuego, a veces visible a veces no, permanece vivo mientras vibra y preserva el equilibrio del mundo. Así pues, láncense al futuro, porque, sostenidos por el fuego, no fracasaran. Pero el fuego solo se invoca mediante un acto del espíritu. Por lo tanto, apliquen las leyes superiores al mundo terrenal. (…)»


 ­­­­­­­­­­­­­­­* Ver el artículo introductorio: Celebración en línea de las 12 Afirmaciones crísticas.

Consultar el calendario de todas las celebraciones en línea a las 21:00 horas (entradas a los 12 Signos Solares y las Festividades de las  Lunas Llenas y las Lunas Nuevas del 2023; horas en UTC-GMT), con enlaces: Fechas de las celebraciones en línea, 2023

Los vídeos de las Celebraciones Rituales en línea de las Entradas en los 12 Signos con Atestados de Cristo están disponibles en la siguiente Lista de reproducción: Ritual·e · Rituel – Zodiac 2023

[1] Como es bien sabido, alfa o alfa (escritura latina) deriva de alfa, la primera letra del alfabeto griego, que a su vez tiene su origen en alef/aleph, el nombre de la primera del alfabeto hebreo; omega es el nombre de la 24.a y última letra del alfabeto griego, de ‘ō -mega‘, propiamente ‘o grande’, es decir, ‘ō larga’, para distinguirla de la letra ‘o-micron’, ‘ŏ pequeña’, es decir, ‘o corta’, 15.a letra.

[2] F. Rendich, Dizionario etimologico comparato delle lingue classiche indoeuropee. Indoeuropeo-Sanscrito-Greco-Latino, Palombi Editori, 2010, pp. 36-7.

[3] E. Savoini, Dispense del 3° Settennio. Allestire un Piano; texto inédito, enero del 2001.

[4] Astrología Esotérica, A. A. Bailey; vers. ingl. p. 237.

[5] Jerarquía, § 291, Agni Yoga.


 

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