El Amor puede crear universos. El Amor y la Sabiduría son una sola cosa.*
«En toda la Creación subyace un gran impulso, una tensión hacia la manifestación. Es exactamente el mismo impulso, o sed de existencia, que induce al hombre a reencarnarse. En su aspecto más elevado, es amor divino, pero también amor humano sublimado. En la antigüedad, Kama, el Dios del Amor, era adorado como la mayor de las Deidades. Dios es Amor y en el amor y por el amor se concibe cada una de sus manifestaciones. Todo el Universo está sostenido por el Imán cósmico, o el Amor divino, dentro del orden del Ser. (…) el Amor divino crea todos los mundos (…).» [1]
El Amor es, por lo tanto, un principio rector y creador y subyace en nuestro Sistema Solar de Segundo Rayo, el Rayo divino de la Sabiduría del Amor, el rayo del Maestro Constructor:
«El Amor-Sabiduría es la voluntad de unificar, de sintetizar, de producir coherencia y atracción mutua, de establecer correlaciones totalmente abstraídas de la conciencia de la relación misma, o del reconocimiento de la unión. Es la unificación vista desde el inicio, eternamente presente en la mente de Dios, que abarca el pasado, el presente y el futuro con Su voluntad y no pensando en términos de evolución o proceso. Este último es inherente a la simiente; el impulso de evolucionar es el compañero inevitable de la vida manifestada. Es la Voluntad la que unifica.» [2]
«El segundo Rayo se ocupa de las primeras formulaciones del Plan según el cual debe construirse la forma y materializarse la idea; y (a través de esta segunda gran emanación) nacen los dibujos en su precisión matemática, unidad estructural y perfección geométrica. El gran Geómetra pasa así a primer plano y hace posible la obra de los Constructores. El Templo será erigido sobre la base de figuras y formas, números y secuencias, comprendiendo y expresando así la gloria del Señor. El segundo Rayo es el del Maestro Constructor.» [3]
Hoy, en el Plano solar de la Eclíptica (perspectiva heliocéntrica), los Esposos celestes, la Tierra/Gaia (3.er Rayo), La que canta Su sed de Cielo, y Urano (7.o Rayo), el Señor del altísimo Cielo, el gran Revelador, renueva su Promesa de Amor [4] unidos en Tauro; mientras que, en el plano geocéntrico, es decir, el que corresponde a la precipitación de las energías sobre el Planeta, Sol-Luna-Marte (2.o, 4.o y 6.o Rayos) se alinean en Escorpio con Calíope, la Musa del canto bello, el mismo día de la luna nueva.
«Las luminarias permiten acelerar el ritmo del género humano» [5] y cuando, como ahora, la aceleración tiene lugar en el campo de batalla del ecuador zodiacal Tauro-Escorpio (4.o Rayo), donde la Luz crea armonía y la Armonía ilumina, bajo la égida de Urano y el contracanto de Marte (en oposición y regente exotérico de Escorpio), la ocasión se vuelve propicia para que el pueblo de Gaia, emerja como Discípulos triunfantes.
El Señor del Orden, el que hace nuevas todas las cosas, en duelo con el Templario del Amor, el que conduce a la Luz, el invencible Guerrero solar que traduce el deseo (Kama) en acción, evoca los hechos de la Humanidad para que asuma la responsabilidad de ser Guía iluminada, de levantarse contra sus propios errores, capaz de transmutar el deseo en Voluntad de Bien y de volver al Amor-Sabiduría, el Principio Crístico, el Vencedor. (…)
Combatir es como construir.
«El Amor es el gran Constructor universal; su Sabiduría o inteligencia divina sostiene y dispone el Orden celeste, el Cosmos.» [6]
Contemplemos la hermosa visión, en el presagio de la victoria, y volvamos el corazón del Servidor planetario, lleno de gratitud, a la Orden de los Creadores divinos, a la Orquesta solar, al «modelo de modelos» que hemos de imitar para aprender el Arte de amar y crear según el antiguo Precepto:
«¡Enciendan el corazón y creen por amor!» [7]
«Según la Tradición sapiencial, el Sistema Solar puede entenderse como una Orquesta de Vidas conscientes, magnéticas e inteligentes: de Logoi planetarios, de Cantantes o Músicos que, en el escenario Eclíptico, ejecutan e interpretan, cada uno a su manera o según su cualidad de Rayo, la partitura celeste. Esta Música, o Plan común de Ejecución, emana de los Compositores cósmicos y es reescrita «a Su medida» por nuestro Conductor (de nuevo, según Su esencia, el Segundo Rayo de Amor-Sabiduría): el Logos Solar, el Ser cósmico que guía nuestro Sol y su sistema.» [8]
«Hoy, en nuestro día, contaré cómo el poder de la Belleza llama al Mundo del Fuego de la Consumación. La capacidad de creación del Amor cósmico es infinita. El espacio resuena su ley. Los rayos se entrelazan en una poderosa unidad. Solo con Rayos conjuntos podríamos (…) [contribuir a transmutar la vida en la tierra e irradiar el Fuego de la unidad, la Belleza de la unión].» [9]
En este día, pues, afirmemos una vez más con fuerza la Idea o Realidad suprema del Amor infinito y espacial, nuestro Imán y Motivo primario, nuestro Maestro en el Corazón.
Afirmemos con una acción conjunta, ordenada y causal, los Siete Aspectos del Amor, las siete fórmulas [10] elegidas según la Meta 6.2 como Faros para magnetizar el Espacio y orientar los corazones hacia el Infinito, hacia las Bases de la Nueva Religión Mundial:
El Amor es Voluntad de Bien.
No hay Amor más grande que el Amor.
El Amor es el Motivo universal.
No hay Amor sin Armonía, ni Armonía sin Amor.
Yo manifiesto Amor y Destellos.
El Amor es el vencedor.
El Amor crea universos.
Desde el Cielo hasta la Tierra, desde la Tierra hasta el Ciclo resuena una canción.
«(…) el aire se tensa y la cruz ígnea del amor cubrirá el campo de batalla y resonará el canto de la armonía.» [11]
«Bella es la Batalla y la belleza es la Victoria.
Salgo al campo y canto.
Mi canto asusta al Enemigo.
Y me responden todos los Guerreros que hoy ganan y los que han ganado y ganarán.
¿Por qué combates Guerrero?
Combato por ti.» [12]
Notas:
* Hojas dl Jardín de Morya I, § 28, Agni Yoga.
[1] Cartas: 1935-1939, Vol. II, H. Roerich.
[2] Astrología Esotérica, A. A. Bailey; vers. ingl., p. 597.
[3] Psicología Esotérica I, A. A. Bailey; vers. ingl., p. 159.
[4] El mito griego cuenta que Urano, la deidad identificada con el cielo estrellado (Uranos), era el esposo de Gea/Tierra, «La que canta» (de la raíz indoeuropea *GA-singing), la sedienta de Cielo. El momento de la conjunción entre las dos Luminarias celebra la boda; la etimología de sposalizio -raíz indoeuropea SPEND- expresa la idea de fiesta, de libación para sancionar un pacto sagrado y spondeo era el nombre que se daba a los versos de los cantos que acompañaban a las libaciones; el término responsabilidad, por ejemplo, deriva de la misma raíz.
[5] Hojas del Jardín de Morya II, § 220, Agni Yoga.
[6] Genesi dello Spazio (solo en italiano)
[7] Jerarquía, § 176, Agni Yoga.
[8] Consultar el artículo La Orquesta Solar.
[9] Mundo del Fuego III, § 29, Agni Yoga.
[10] Para las otras 6 fórmulas dedicadas a los Siete Aspectos del Amor, véanse los artículos:
La Tierra en conjunción con Plutón: El Amor es la Voluntad de Bien
La Tierra en conjunción con Júpiter: No hay Amor más grande que el Amor
La Tierra en conjunción con Saturno: El Amor es el Motivo universal
La Tierra en conjunción con Mercurio: No hay Amor sin Armonía, ni Armonía sin Amor
La Tierra en conjunción con Venus: Yo manifiesto Amor y Destellos
La Tierra en conjunción con Neptuno: El Amor es el Vencedor
[11] Hojas dl Jardín de Morya I, “Llamamiento”, § 108, Agni Yoga.
[12] Extraído de “Rituali 1992”; escrito inédito de Enzio Savoini