La Humanidad es Armonía

La “Humanidad es Armoníaproclamamos hoy en voz alta, apoyados por las luces que resplandecen en los Cielos: la Tierra y Mercurio se estrechan en un abrazo ardiente mientras el Plenilunio de Leo derrama su luz bajo la mirada resplandeciente de Sirio. Y esta afirmación, lejos de ser un eslogan fácil, pretende revelar otra de las energías que tejen la esencia de la Humanidad, junto a la Voluntad, el Amor, la Luz, el Pensamiento, la Unidad y el Orden.

Una y otra vez, la Enseñanza ofrece sus indicaciones sobre la Armonía, indicaciones que muestran sus múltiples facetas y su íntima esencia intacta. La Armonía, que también podemos definir como “la Gloria perfecta”, nos conduce a través del poder de la intuición, su instrumento real, a los Mundos Supramundanos donde dicha gloria encuentra la manifestación y la comprensión.
«En la armonía ilimitada reside toda la obra creadora del Universo. Solo ella revela al planeta las esferas superiores. Solo la armonía establece la cadena de aspiraciones hacia los mundos lejanos. Este concepto de los mundos lejanos debe aplicarse a todo lo que se esfuerza hacia la perfección. Por eso Nuestras armonías son tan poderosas. El fuego de los centros es armonía; el fuego del espíritu es armonía; el fuego del corazón es armonía.». (1)

«¡Verdaderamente, grande es el principio de la armonía en la promulgada ley de la vida!» (2), una reflexión que requiere que la Humanidad santifique cada momento de la vida, elevando su vibración para que nada se pierda en el camino evolutivo. Y nuevamente, «Urusvati sabe que la armonía de la vida refina los sentimientos. La armonía es el único factor indispensable; acompaña a todo lo que es más sutil y más elevado. Armonía, ¡qué gran concepto! Pero el hombre la busca externamente y la descuida en la esencia de las cosas.» (3)

Por lo tanto, la Humanidad debe convertirse ella misma en Armonía, llevando a su plena compleción su tarea de “pontífice” entre el Cielo y la Tierra: «La Humanidad puede custodiar el planeta si compone el espíritu y el cuerpo en armonía.» (4)
Formular pensamientos en armonía con el Espacio (pues perder de vista la Armonía es sumergirse en un mundo degradante y oscuro) también conducirá a la Humanidad a la Hermandad con la Jerarquía de Maestros que ya viven en armonía por el bien de la evolución: «Los hombres han distorsionado el significado de la palabra ‘armonía’. En este concepto han introducido algo clerical, los pliegues de la túnica, las flores para un amor inexistente, e incluso los calcetines tejidos. Sería mejor, sin tantos aspavientos, sustituir esta idea marchita por otra, más rica en energía: digamos: “sensibilidad de cooperación”. Sin ella, la Comunidad no puede existir.» (5)

La descoordinación, el separatismo y el conflicto en los que se debate la Humanidad son la causa del malestar planetario que puede aplacarse si llega a ser capaz de armonizar las energías que porta: «Se oye decir que para cooperar es necesario tener caracteres afines, pero no se trata de eso, sino de armonía. Hay que armonizar las energías. La armonía no duplica, sino que concuerda, y que esta concordia sea fuerte y sonora.» (6)

Esta perfecta concordancia interna de las energías es, por tanto, la fuente de toda construcción posible; apoyar este curso de acción llevará a la Humanidad a comprender que «Gloriosas arquitecturas son discernibles en la inmensa armonía de las innumerables corrientes energéticas» (7) y esta comprensión favorecerá la preparación del Nuevo Renacimiento que tantos esperan e invocan y que muchos, silenciosos pero interiormente ardientes, ya están preparando.
Trabajar para llevar a cabo la Armonía significa, por lo tanto, adherirse a las Leyes cósmicas, conocer y honrar los Principios fundamentales que subyacen en el Universo, intensificando la colaboración como valiosa piedra angular para la construcción del Templo humano.
«Nosotros, tus Hermanos, conocemos esa página de la vida en la que está escrita la unidad del Cosmos. Afirmamos que la evolución no se produce por la disociación, sino por la búsqueda incesante de la armonía. Cuanto más bello, más elevado. Cuanto más poderoso, más elevado.» (8)
Crear «en armonía con el Imán cósmico» significa, pues, comprender «los auténticos principios de la evolución» (9) porque «Cuando el espíritu asimila las fuerzas del Imán durante milenios, él mismo se convierte en armonía suprema.» (9)
Además, «¿podría la evolución ser desarmónica? ¿Y de dónde vendría la armonía sin evolución? (…) Mientras el mundo está en convulsión, los hombres permanecen en un dulce olvido, ajenos a lo que les rodea, y llaman a este letargo con el alado término de armonía.» (10)

 

El Modelo al que hemos de recurrir para traer la Armonía a la conciencia de la Humanidad, como bien sabemos, es el Cielo. También en esto nos apoya la Enseñanza que amonesta: «El auténtico conocimiento humano siempre estará en armonía con la Verdad Única. Todos los desarrollos humanos deben compararse con la Enseñanza de la Luz; y es bueno cuando el conocimiento sigue la única Verdad posible. Pero para ello hay que contrastar continuamente las acciones humanas con los Principios fundamentales.» (11)

Y en el Cielo, donde operan los Principios y destellan las Ideas, vemos hoy a Mercurio, el Señor de la Armonía y de la Belleza, en conjunción, en el último sector de Acuario, con la Tierra, la “esfera de la experiencia”. El Maestro celeste da a su alumno las herramientas apropiadas para realizar la Armonía y muestra el Camino a seguir para alcanzar su realización: Mercurio, como vehículo del 4.º Rayo de Armonía a través del conflicto trabaja de hecho para conferir «a toda forma aquello que produce belleza y trabaja activamente para armonizar todos los efectos que emanan del mundo de las causas» (12), obteniendo así la perfecta coincidencia entre lo alto y lo bajo y conduciendo a esa «misteriosa revelación que llamamos belleza». (13)

Tampoco debe olvidarse que «El rayo que rige la totalidad del reino humano es el cuarto, de Armonía a través del Conflicto. Puede afirmarse simbólicamente que el rayo egóico de la Vida que otorga a la humanidad de sus propias características es el cuarto y el de la personalidad es el quinto, de conocimiento a través del discernimiento, llamado Conocimiento Concreto o Ciencia. La Armonía a través del Conflicto y la facultad de lograr

el conocimiento mediante la elección discernidora, son los dos rayos o las dos influencias que fluyen a través de la humanidad y la atraen hacia su destino divino. (…) La armonía, que se expresa en la belleza y el poder creador se alcanza mediante la lucha, el esfuerzo y la tensión. El conocimiento que, al final, se manifiesta en sabiduría se alcanza a través de la angustia de las elecciones presentadas sucesivamente. Sometidas a la inteligencia discernidora durante la experiencia de la existencia, producen, al final, el sentido de los verdaderos valores, la visión del ideal, la capacidad de discernir la realidad tras la niebla que la oculta.» (14)

Hoy también se celebra en el eje Acuario-Leo el Plenilunio, o la Festividad solar, que ve cómo el Sol y la Luna, uno frente al otro, inundan la Tierra de luz y señalan el camino para que la Humanidad se transfigure y logre la fusión perfecta de la materia y el Espíritu, los polos que sustentan la creación.
Con el telón de fondo de la bóveda celeste, y en perfecta armonía energética, Sirio, la “estrella ardiente de sensibilidad“, inunda entonces el espacio del Sistema Solar con su poder de Amor.
Recordemos que, en un sentido cósmico, Leo está regido precisamente por Sirio, el Corazón o Ser Superior de nuestro Sol que, a través de Regulus, el Legislador celeste conocido como “el corazón del Sol”, llueven sobre la Tierra las Reglas áureas del Ser.

La corriente de Fuego que emana de Sirio e inunda todo el Sistema Solar con su poder regenerador impregna la conciencia de la Humanidad y la invita a nutrir y testimoniar el Amor universal, la Ley y la necesidad cósmica que encuentra su expresión natural en la Armonía, pues “No hay Amor sin Armonía, ni Armonía sin Amor“. (15)

Las Enseñanzas también nos recuerdan que los Plenilunios de Leo/Sol/Sirio se convertirán en las Festividades mensuales más importantes de la Nueva Religión Mundial, es decir, alineamientos espaciales primordiales para la evolución de la conciencia de la Humanidad. En este júbilo de luces que salpican los Cielos, la Humanidad se prepara para cumplir su papel en sintonía con las fechas celestes y el Grupo de los nuevos Servidores del Mundo, en concordancia jubilosa, deposita en los corazones la visión del futuro que le aguarda:

«La armonía se restablece y la belleza del Señor del Amor responde.
Tal es el Plan. Así el Todo es revelado. Lo superior y lo inferior se encuentran;
la forma y lo sin forma se unen y reconocen que son uno.
En armonía con todas las almas unidas, sirvo al Plan.» (16)


Notas:

1. Infinito I, 269, Agni Yoga
2. Infinito II, § 506
3. Supramundano II, § 341
4. Supramundano III, § 525
5. Iluminación, § 342
6. Supramundano IV, § 740
7. AUM, § 470
8. Infinito I, § 71
9. Infinito I, § 125 y 142
10. Supramundano I, § 97
11. Mundo del Fuego I, § 666
12. Psicología Esotérica I, Alice A. Bailey Ing. 49
13. Ídem, Ing. 134
14. Ídem, Ing. 344

15. El Sistema Solar en el Espacio, E. Savoini, Ed. Nuova Era, 2018, p. 46
16. Psicología Esotérica II, Alice A. Bailey, Ing. 46


 

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